Fin de semana de conciertos y, por lo tanto, de sensaciones
y buen rock and roll, la mayoría de veces. Y no crean que únicamente se debe a
la celebración del BAM en Barcelona, porque lo cierto es que sólo asistí a uno
de esos conciertos. Simplemente es que la agenda viene bien llena y cuando se
sale del verano, época en que los Festivales lo acaparan todo y el concierto en
sala prácticamente desaparece, uno viene con un mono considerable.
El viernes iniciaba el menú con una ración doble, Howlin
Rain y Dream Syndicate en la Plaza Real. Estos sí, dentro del BAM. Sensaciones
contradictorias. Howlin Rain es una banda que me gusta. De hecho, su último
disco me parece espléndido. Pero las dos veces que he visto a Ethan Miller y
compañía en directo me he ido con la misma sensación de sí pero no. Algo le
falta a esa puesta en escena que hace que a mí no me acabe de llegar. Parecido
a lo que me sucede habitualmente con The Bottle Rockets. No suele ser habitual
pero son bandas que disfruto mucho más en disco que en directo. Me tocará
seguir esperando ese bolo en que Howlin Rain me vuele la cabeza. Con el sindicato
del sueño no hará falta. El tiempo parece haberse detenido en Steve Wynn y sus
compañeros. Verlos tocar The Days Of Wine And Roses de principio a fin, para
celebrar los 30 años de uno de los grandes discos del rock americano de
siempre, no tiene precio. Y menos si afrontan el concierto con las ganas y el
buen hacer que demostraron el viernes pasado. Absolutamente inmensos y momento
grabado a fuego en mi cabeza.
En el corazón se me grabó otra cosa: la primera actuación en
España de la TCB Band, la banda de Elvis entre 1969 y 1977. Eso significaba que
James Burton, pieza esencial para entender el rockabilly pisaba mi ciudad y había
que estar. Una sala Apolo llena demostraba que al menos 800 personas pensaban
igual que yo. La aparición de la banda en el escenario mientras sonaba «Also
Sprach Zarathustra» y luego «CC Rider» fue de piel de gallina, simplemente. Todos
los allí presentes dejamos volar la imaginación hacia un hipotético concierto
del rey. En cuanto a Dennis Jale, encargado de dotar de voz a la banda, la
verdad es que no me dijo mucho. Aunque, por suerte para el espectáculo, no
intentó imitar a Elvis en cada gesto sino que se limitó a cantar sus canciones
y eso, teniendo en cuenta que no íbamos a ver a un impersonator, es de
agradecer.
Finalmente, el domingo, Outside The Box en el Rocksound. Una
cincuentena de suertudos nos reunimos allí para ver un show de rock americano
cargado de fuerza. Los de New Jersey lo tienen, os lo aseguro. Su propuesta es infinitamente
más vitaminada en directo y tienen maneras de banda grande. Y eso que Jeff Cafone
tiene una pinta de empollón universitario hijo de papá que no se aguanta con
ella. Pero en cuanto se pone a cantar o a tocar la guitarra la cosa cambia. El
Springsteen del 78 se nos apareció a todos cual virgen de Lourdes y puso a la
banda, y no exagero, muy cerquita de nombres como The Gaslight Anthem o Hold
Steady. Tiempo al tiempo.
Sonando: Love Is The Villain de Outside The Box
1 comentario:
Menudo figurín el tal Denis Jale,de lo peor que he visto sobre un escenario,ni voz,ni carisma,ni presencia,nada.Pero yo me desplacé desde mi ciudad para ver a James Burton,a Ronnie Tutt,a Glenn Hardin,a todos y ese es el gran recuerdo que me llevo del concierto.
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