Hace apenas un par de posts hablaba sobre Otis Redding y Rick Danko en el aniversario de su muerte. Pues, curiosamente, sólo un día después (indiferentes años claro) fallecía o, mejor dicho, era brutalmente asesinado Sam Cooke, el que para mí es el rey indiscutible del soul. El más grande de todos los tiempos. Con una muerte demasiado turbia para dejarla como la dejaron. Cooke era demasiado peligroso. Era un “negro” con suerte. Y eso era demasiado para la época. Además empezaba a meterse “en líos”. Defensa de los derechos de la comunidad negra, de los derechos humanos, fuerza política…Se lo cargó una tal Bertha Franklin un 11 de diciembre de 1964 aunque al no saberse la hora concreta de la muerte, bien podría haber sido día 10, como Otis. Eso sí, los registros del motel de carretera en el que Bertha Franklin lo asesinó aseguran que fue el día 11.
Cooke estaba esa noche con Lisa Boyer, una bonita chica asiática con la que solía salir. Después de un altercado en el PJ’s club, decidieron irse a pasar la noche al Hacienda Motel por 3 dólares la noche. Craso error. Y extraño para alguien que entonces contaba con la posición económica de Cooke. Franklin los registró como señor y señora Cooke. La versión oficial es que Lisa se fue al motel con Sam sólo a hablar. Empezamos bien. Cuando vio que Cooke quería algo más se puso nerviosa y salió disparada hacia la recepción del motel con los pantalones de Sam en la man. Cooke la siguió y cuando llegó allí, ataviado sólo con un batín, Franklin lo asesinó con un calibre 22.
El juicio posterior duró ¡15 minutos! Nadie dudó la versión oficial. Nadie se hizo preguntas a pesar de la insistencia de la familia de Sam. Nadie se preguntó porque a la pistola le faltaban tres balas y sólo se encontraron 2. La muerte fue calificada de “justificada”. Y la familia se puso a investigar. Encontraron pruebas de que Lisa Boyer era una prostituta que ya había estado en ese motel con otros clientes y que conocía previamente a Bertha Franklin. También que Franklin tenía a su nombre registrado un revólver del calibre 32 pero el que mató a Sam fue uno del 22. Todo muy raro. Pero el caso no se reabrió. Herbert Muhammad, su manager, dijo varias veces que si Sam hubiera sido un cantante blanco, como Elvis Presley o cualquiera de los Beatles, el FBI aún estaría investigando y alguien estaría en prisión. No es difícil pensar que sería muy probable. Lisa Boyer fue detenida un mes después de la muerte de Cooke por prostitución y por el asesinato de su novio a balazos. Y Bertha Franklin se suicidó oficialmente 18 meses después, aunque quien asegura que sigue viva.
La cosa es que mataron a Sam. De manera poco clara pero acabaron con la mejor voz de la historia. Alguien salvaje y tierno a la vez. Irrepetible. Arrebatador. Guapo. Poderoso, como sua amigo Muhammad Alí. Transcendente. Y negro. Demasiado bonito para ser verdad. Y es que Sam estorbaba. Yo quise que una de sus canciones sonara en mi boda. Por eso Rakel y yo salimos del juzgado al ritmo de «Having a party». Sólo fue mi pequeño homenaje al mejor. Sin duda, al mejor.
Sonando: Having a party de Sam Cooke
4 comentarios:
AMEN
Ese directo en el Harlem Jazz Club es de lo más grande de la historia. saludos
sanfreebird
La verdad es que las circunstancias de su muerte son todo menos normales. Eran tiempos jodidos para ser, como tú bien escribes, guapetón, con éxito y poder adquisitivo y ser negro. Un saludo.
En mi propio pensar, prefiero a Otis Redding, pero Sam Cooke es tan maravilloso. Lo peor de todo, Edu, es que todo eso no es nuevo. En los maravillosos y progresistas estados unidos, en el dia de hoy, ser negro, o indio o mestizo...no es lo mismo que blanco.Te lo digo con experiencia propia de verdad.
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