La psicodelia y el rock progresivo británico siempre se me ha escapado. No he conseguido nunca “engancharme” a ningún disco ni, por ende, a ningún artista. Y los principales damnificados de ellos han sido, como no, los Pink Floyd. Quizá por ello Rakel alucinaba el día que le dije que me apetecía leer Crazy Diamond, la biografía de Syd Barrett a cargo de Mike Watkinson y Peter Anderson. Las referencias eran excelentes. Mi buen amigo y tocayo Edu Ranedo la recomendaba fervientemente en el Ruta. Y aunque en mi casa sólo había un disco de Barrett y se trata de una recopilación que ve motivada su presencia por la inclusión en sus surcos de un tema llamado «Bob Dylan Blues», decidí arriesgarme y lanzarme a él. Y qué placer oigan. Que gusto da encontrarse con una biografía de alguien a quien apenas conoces y que te engancha como si fuera una novela. Intensa. Atractiva. Adictiva. Un análisis exhaustivo de la “curiosa” y caleidoscópica personalidad de un tipo encerrado en sí mismo y en sus viajes de LSD. Un loco pero también un soñador. Un visionario. Un tío cuya influencia en Pink Floyd se estendió mucho más allá de su salida del grupo con apenas dos discos. Definió el camino y, sobre todo, dejó una profunda huella en David Gilmour, sus sustituto en la banda, y en Roger Waters. Creo que después de su lectura seguiré sin ser un gran fan de Pink Floyd aunque pueda ver a la banda con otros ojos. Eso sí, Barrett pasa directamente a mi Olimpo personal de personajes con aura. Multicolor, pero aura.
Sonando: See Emily Play de Pink Floyd
3 comentarios:
¡¡Me flipa la foto!!
Lucifer Sam de Barret y del primer disco de Pink Floyd es uno de los mejores temas de la historia amigo... te he enviado un regalo a tu correo.
saludos
sanfreebird
Nunca he entrado en el universo Floyd. Ni en el rock progresivo ni sinfónico en general. Pero Syd es, desde luego, un personaje muy interesante. Me apunto el libro. Un saludo.
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