Con los Jayhawks todavía
en plena gira, siguen en las redes sociales las múltiples opiniones de los que
vamos viendo sus conciertos. La mía no es negativa, aunque lo parezca, sino
neutra. Intentaré explicarme.
Leo reseñas en periódicos
sobre la grandeza de la banda y las canciones, sobre lo bien que canta Louris,
etc. Todo correcto e indiscutible pero ¿dónde están los elementos básicos de un
concierto? Al menos de lo que yo entiendo por concierto. Siempre he pensado que
para desplazarme a una sala a ver una banda esta me ha dar intensidad, emoción,
pasión, empaque y un montón de intangibles que los discos no pueden recoger.
Para oír cantar bien a Louris (o a quien sea) y escuchar bellísimas
canciones, que lo son, ya tengo los plásticos y la aguja de mi equipo. Yo
quiero algo más que motive a mi cada vez más gordo culo a levantarse del sofá.
Lo curioso es que, sin
darse cuenta, los comentarios me dan la razón. Entre líneas y en esas reseñas y comentarios se pueden ver
calificativos para definir a la banda como “frío”, “impetérritos”, “inmóviles”,
“fieles a la nota a los discos”, etc. Pues eso es precisamente lo que reclamo.
Pero al acabar el bolo me doy cuenta de que soy un oasis en el desierto y eso
supone que, quizá estoy equivocado. Que si vaya canciones, que si cómo canta
Louris….otra vez los mismos argumentos pero ¿qué hay del bolo? Nada, de los
elementos imprescindibles para mí, ninguno. Una media hora final notable y poco
más. Momentos lánguidos durante toda la actuación, un mandolinista que estaba
allí por guapo porque aún nadie sabe si toca bien o mal, escaso feeling entre
ellos (aunque en el fondo nunca lo ha habido). Todo refuerzos para mi decisión
de no ir a verlos, intentando conservar recuerdos de un pasado que siempre fue
mejor, en su caso. Al final, la casualidad me tuvo allí. Y claro que disfruté
de «Waiting for the sun» o de «Tailspin». Es imposible no hacerlo, pero es que
también las disfruto en casa y me ahorro un dinerito. Y luego están otras bandas,
como los patrios Fakeband o Widow Makers, por ejemplo, que a mí me aportan
mucho más en directo. Tendrán peores canciones, cantarán peor (¿quién no?),
pero sus directos no tienen comparación en cuanto a intensidad y puesta en
escena con unos Jayhawks a los que me temo que hace mucho tiempo se les pasó el
momento.
Por cierto, que mucha de
la gente que se loaron el bolo y todo lo que habían sentido, se lo pasó
hablando detrás (diría que más de media sala). Una evidente muestra de interés,
claro. Yo también hablé pero tenía una excusa: me aburría. Cuando encararon esa
recta final a partir del «Revolution Blues» de Neil Young dejé de hacerlo y me
metí en el concierto. Algunos ni por esas. Sintomático ¿no?
Sonando: Blue de The Jayhawks
4 comentarios:
Amén , sin haber estado.Gary es un tipo que es frio como un témpano.
Muy duro, cierto que a partir de la versión de Neil Young la cosa se animó, pero tampoco me gustan los conciertos del oé, oé, oé llenos de concesiones. Ni de treintañeras comportándose como quinceañeras (véase viernes en luz de gas). Un poco más de sangre hubiera ido bien pero en ningún caso me aburrí, ni tuve necesidad de ponerme a charlar (y es que hay muchos que van para estar y no para escuchar música)
Extraña sensación, The Jayhawks y Wilco ya no me ponen. Me auto- destierro, por "apocao", aun y así con todos esos temazos en sus discos ya no conecto como antaño. Los hago rodar pero no conecto.
¿Qué me pasa Doctor?.
Al final me dio pereza y ves por donde... Parece que la adivine y me ahorre la pasta.
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