The Donovan of trash
es realmente un disco de punk. Así inicia la nota de prensa de la reedición de
este disco publicado originalmente en 1993 por el de East Sussex. Y no le falta
razón. Editado originalmente por el sello Hangman, propiedad de Billy Childish,
el disco vive de parámetros poco definidos y libertad absoluta en la concepción
de sus canciones. Rompiendo esquemas y atreviéndose a utilizar instrumentos tan
poco habituales en el rock de la época como el kazoo, y al mismo tiempo
mezclarlo con un slap-bass diabólico. Divertido y variado, el músico juega
incluso con diferentes timbres de voz, algo eso sí más habitual en sus
trabajos, en canciones tan estridentes como intimistas, tan catárticas como
hipnóticas. Un álbum que inesperadamente se sitúa entre lo mejor de la carrera
de Eric Goulden, nombre que esconde el alter-ego Wreckless Eric, y que se
convierte, probablemente, en el último gran trabajo de su carrera, aspecto este
que sólo puede discutirle su disco a dúo con Amy Rigby de hace ya seis años.
Reedición justificada, vamos.
Reseña aparecida en Ruta 66 de Junio de 2014
Sonando: Joe Meek de Wreckless Eric
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