El que fuera líder de los
nunca suficientemente reconocidos y reivindicados BR5-49, sigue para su
desgracia una carrera similar al de la banda que lo puso en el panorama del
rock de raíces. Y mucho me temo que este no será el trabajo que cambie esa
situación, a pesar de ser, de nuevo, un álbum inmenso. Porque sólo Mead es
capaz de realizar cosas como «Evil Wind», en la que se pone en la voz de Dick
Hickock, un terrible asesino que se cargó a la familia Holcomb en Kansas, en
1959 y cuya historia Truman Capote recogió en A sangre fría. O de convertirse en un counytryman enamorado en
«Reno county girl» para acabar oscureciendo la historia en un final inesperado.
Y es que esa oscuridad de algunas de sus letras combinada con los habituales
ricos y hasta alegres sonidos herederos del honky-tonk y el country clásico son
el principal nexo de unión de las canciones de un disco que, sin rubor,
calificaría, una vez más, de obra imprescindible. Doce canciones espléndidas, diez
de ellas escritas por el propio Mead, que no deberían pasar desapercibidas para
los amantes del género aunque, y permítanme que ahora haga de adivino, lo
harán. Ojalá me equivoque.
Reseña del disco Free State Serenade aparecida en Ruta 66 Junio 2014
Sonando: Evil wind de Chuck Mead
1 comentario:
Grandioso disco, grandioso, sin duda. Lo estaba escuchando, desconocía al autor, y me he quedado prendado, pasa buen día, Eduardo.
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