Así firmaba Alejandro Escovedo uno de los cuatro
discos que le llevé para que estampara su rúbrica en ellos el pasado jueves en la sala 2
de Apolo. Dado que sois muchos los que me habéis pedido en privado mi opinión
sobre el concierto, ahí va. Exquisito. Soberbio. Pero.
Voy a ello. Escovedo es un músico espectacular. Mi
buen amigo y compañero routier Sergio Rodríguez lo definía perfectamente antes
del bolo. “Me gustan sus canciones. Me gusta como canta. Me gusta como toca la
guitarra. Y me gustan sus discos”. Suscribo letra por letra esa declaración. No
había posibilidad de fallo. Error 0. Escovedo iba a dar un gran concierto y lo
hizo. Los temas de su reciente Big Station suenan más crudos en directo, y eso
los hace mejores. Mucho mejores. Sus clásicos suenan a eso, a clásicos. Es lo
que son y cada una de sus notas fluyen para convertirse en algo especial. Y sus
versiones siempre son excelentes y acertadas. Para la ocasión cayeron «I wanna
be your dog» de los Stooges, «Beast of bruden» de los Stones y «Like a hurricane»
de Neil Young. Pero Vds. dirán ¿y el pero? El pero se lo llevaron dos cosas.
Una el exceso de virtuosismo guitarrero de su actual acompañante, diferente al
que trajo hace unos meses en acústico al Music Hall y que, en ocasiones,
parecía empeñado en parecerse a Steve Vai. Y dos, «Sabor a mí». Lo siento pero
Alejandro ha patinado, en mi opinión, con ese tema. Soy de los que disfruta la
canción (la versión de Los lobos es sublime) pero a Escovedo no le sienta bien. Se
diluye hasta hacerlo parecer un cantante de boleros del montón. Dos lunares.
Sólo dos. Y los dejó en nada la felicidad y simpatía con que nos atendió
el de San Antonio como se puede ver en la foto. Él estaba encantado y nosotros
también ¿qué más se puede pedir? Alguno dirá que «Rhapsody».
Sonando: Big Station de Alejandro Escovedo
3 comentarios:
Faltó <>!!
No sabes lo que me jodió perderme a este hombre. Por segunda vez además!!!! Saludos.
Disfrute mucho del concierto, respecto al guitarrista, es buenísimo pero creo que no iba de virtuoso y sabor a mi... pura anecdota.
Salud amigo
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