Dice su
cantante que si quieres una referencia de su música has de imaginarte a los
Stones pasando un tiempo por Lousiana, y la verdad es que no es una mala
definición, aunque me temo que está bastante pensada. Porque supongo que si
hubieran dicho lo mismo pero utilizando nombres más seminales como los de
Howlin’ Wolf el efecto de la declaración no sería el mismo. Lo cierto es que a mí
me recuerdan a unos The Ragged Jubilee más bluesies con ecos de la Creedence
Clearwater Revival y hasta de los Little Feat más agresivos. Siguiendo con
declaraciones de D.Miner, líder del proyecto, esta banda con el nombre tomado e un poema de Dylan Thomas intenta crear una
nueva marca de música de raíces con elementos roots, rockabilly, blues,
soul-Motown, cajun y referencias al evangelio. Yo lo del soul Motown no lo
acabo de ver, los intuyo más cerca de la Stax, pero vaya, cuestión de
opiniones. Lo que sí es indiscutible es que su disco, Every Tongue As A Tail To Tell es tan crudo como emocionante, tan
bueno como adictivo. Un pero,
superficial, pero que debo decir. Con la presencia que tienen ¿era necesario
hacer una portada tan fea?
Sonando:
Down In The Hood de The Black
Tongued Bells
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