Me
encanta compartir mis momentos musicales con June. Me hace sentir especial,
diferente. Desde bien pequeña (sigue siéndolo aunque menos) siempre hemos
tenido una complicidad especial. Como cuando le enseñé a hacer ese gesto con
los cuernos al arte, lo que para ella, dado mi forma de gesticular y gritar se
convirtió, rápidamente en “el rock and roll”. A partir de ese momento, cuando
veíamos en una tienda la lengua de los Stones, June se giraba hacia mí con esa
cara de ilusión desbordante que solo ella sabe poner para decirme “papa, el
rock and roll” y pasar a intentar con sus manitas hacer esos cuernos que tanto
le costaban reproducir.
Después
vinieron los Ramones y «Blitzkrieg Bop», su canción favorita. Es ver un logo
ramoniano y que su expresión se cambie para decir “papa, el hey ho let’s go”.
Porque claro, la canción para ella ha cambiado de nombre y ha pasado a
titularse como su reconocible estribillo. Imaginen la cara de tonto baboso que
se me quedó cuando su profesora de P3 me dijo que había enseñado la dichosa
tonada a toda la clase. Padre orgulloso hinchado como un pavo es decir poco. Y
más aún cuando les llevó uno de los dos discos que ha grabado para que
escucharan «Por quién ríe Baby June?», la canción que evidentemente le dediqué
a ella.
Luego
está “la canción del loco, papa”. Nunca la adivinarían. Bajo ese curioso título
se esconde el «It Must Be Santa» de Bob Dylan. A mi hija le da igual que sea
Navidad o no. Le encanta el baile que juntos inventamos para la canción y que
no consiste en otra cosa más que en moverse rápidamente como, claro está, si
nos hubiéramos vuelto loco.
Hace
unas semanas su último descubrimiento fue «La Bamba» de Richie Valens. Yo pensé
que le gustaría más la versión de Los Lobos con Lalo Guerrero, pensada para
niños, pero no. A ella le gusta la guitarra eléctrica y se pasó tardes enteras cantando su letra hasta que se la supo de principio a fin.
Y en el
coche, su favorita es «La La Blues» de Pokey LaFarge, aunque lo cierto es que
empieza a olvidarla, durante varios
viajes insistía en ponerla una y otra vez.
Lo que
más me enorgullece de todo es que haya llegado a ellas sin esfuerzo por mi
parte. Yo no la he sentado en una silla a que oyera música, a que escuchara las
canciones que a mí me gustaban. Es evidente que mi casa está llena de música.
Se respira por todas partes, pero ella ha elegido sus favoritas y eso es lo
mejor de todo. Les dejo, voy a seguir hinchándome un ratito más.
Sonando:
La La Blues de Pokey LaFarge
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