Robert
Joseph Bare, personaje a reivindicar por los amantes de la música de tintes
country. El hombre al que Bill Graham definió como el Bruce Springsteen del
country. Un outlaw musical, que no vital. Porque Bobby fue en su juventud todo
lo contrario a gente como su amigo Waylon Jennings. Tipo familiar, afable, aparentemente
feliz, sin problemas existenciales…Lo suyo no cuadraba ni cuadra con la imagen
de un outlaw. Su música, en cambio, sí. Un tipo consciente de sus limitaciones iniciales
como compositor, pero listo como un zorro. Como se explica si no que en los
setenta contratara a un chaval desconocido llamado Billy Joe Shaver para que le
ejerciera de compositor, algo que después también hicieron el citado Jennings o
Kris Kristofferson. Después Bare fue capaz de crecer como songwriter y ponerse
al niveld e muchos grandes.
Rich
Mahan ha decidido tomar el relevo y para ello deja que la influencia de aquel tipo
que escuchaba en su niñez se convierta en esencial en su nuevo disco. Aquellas canciones que su padre pinchaba
cuando llegaba a casa cansado de trabajar y que él escuchaba atentamente. Por eso sentencia que la culpa de todo es de
Bobby Bare. Y si el legendario cantante en los setenta se descolgaba con
«Tequila Sheila», él ahora es capaz de componer la excelente «Tequila y Mota».
Así se suceden los homenajes. Canciones como «Favorite Shirt», que el propio
Mahan asegura que querría haber visto cantada por Delaney Bramlett. Tributos a
veces más claros, a veces menos, hasta que el disco se cierra con el espléndido
«Put A Little Lovin’On Me» que el propio Bare hizo famoso. Bien cantado, bien
tocado…¿qué más se puede pedir?
Sonando:
Overserved in Alabam de Rick Mahan
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