Hoy es
el día. Delantera Mítica, el nuevo disco de Quique González se pone a la venta.
No puedo hablar mucho de él de momento, por dos motivos. Por un lado porque algunos me
acusarán de hacerlo desde la amistad que me une a Quique y por lo tanto de
perder la objetividad que se exige (y que la mayoría no tiene) a cualquier
crítico musical. Ese me importa poco y me lo pasaré por el forro en unos días. Que el blog es mío ¿no? Todos tenemos nuestras fobias y favoritismos, pero de eso
hablaremos otro día. Por otro lado, buena parte de mi opinión sobre el disco se
publicará en el próximo número de Ruta 66 y es de recibo no reventarla aquí. Eso sí.
Pero nada me impide hacerme eco de la salida del disco y de mostrarme,
subjetivamente, satisfecho y contento. Quique lo ha conseguido. Una vez más. O quizá
la vez. Porque lo que sí puedo avanzar es que creo que con Delantera Mítica ha
conseguido facturar, en conjunto, su mejor disco. Tan sólo unos peldaños por
encima de Salitre 48, auténtica obra magna y piedra filosofal de su carrera,
pero a varias cabezas del resto de su producción discográfica. Yo lo he visto
en el disco, en cada canción, en cada maqueta, pero también en la manera en que Quique habla de él, con la
satisfacción y la euforia contenida del que sabe que ha hecho algo grande. Difícil
será sacarle declaraciones grandilocuentes. Ese no es Quique y sus amigos lo
queremos así, pero el brillo de sus ojos, el tono de su voz y los gestos de sus
manos transmiten la tranquilidad del objetivo cumplido y la alegría del haberlo
hecho muy bien. Esta noche brindaré a su salud y mañana le daré un abrazo
aprovechando su visita a Barcelona. Se lo ha ganado.
Sonando: Delantera Mítica de Quique González
PS:
Prometo hablar más del disco por aquí cuando salga el artículo en el Ruta.
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