jueves, febrero 07, 2013

Los Marañones, historias, al fin y al cabo




Ayer el último disco de los Marañones fue disco del día en Efe Eme reseñado por un servidor y que introduje así:

Once. Nada más y nada menos. Que una banda con tan poca atención mediática como Los Marañones haya conseguido llegar a ese número de discos en sus más de veinticinco años de existencia tiene un mérito difícil de valorar. Además lo han hecho con la dignidad del que siente que lo que hace le sale del fondo de sus entrañas. Con altibajos (¿quién no los tiene?). Con discos mejores y discos menos mejores (que no peores), pero con la honestidad y el buen hacer como principal seña de identidad. Porque los Marañones son ese hermano mayor al que siempre te puedes abrazar cuando tienes un problema. Ese amigo que no te falla. Ese hombro que siempre está ahí para hacerte pasar buenos momentos, simplemente, y no es poco, con un montón de canciones. Y el nuevo montón lleva por título “Historias sin principio ni final”.

Como se puede extraer de la reseña publicada por Efe Eme, me ha encantado el disco, y es que siempre he sido muy fan de la banda murciana que para mí tiene su obra cumbre en Shangri-la (1999). El hecho de que este nuevo Historias Sin Principio Ni Final esté en la línea de aquel confirma mi percepción sobre el álbum. Tienen espíritu de supervivencia y su principal arma son las buenas canciones. Me da que así conseguirán seguir haciéndonos felices mucho tiempo.

Sonando: El Diablo Vino A Mí de Los Marañones

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