En 1975 Emmylou Harris debutaba con el disco Pieces Of Sky,
al menos oficialmente, porque lo cierto es que existe un álbum previo, Glidding
Bird, grabado en 1969 con su entonces marido Tom Sculum. Pero dado que ella
considera su debut oficial esas “piezas del cielo” no le llevaremos la
contraria. La canción que lo abría era «Bluebird Wine», un tema compuesto por
Rodney Crowell que se convertiría en miembro de la Hot Band, su banda de
acompañamiento, durante más de tres años. Casi cuarenta años después Emmylou y
Rodney se reúnen en un estudio con la idea de grabar un disco conjunto y ella
insiste en que ese sea su primer tema. Crowell no está seguro. “Chicos, escribí eso cuando tenía 21 años y
creo que ahora puedo hacerlo mejor”, les dice. Así que la canción se
reescribe, añadiéndole dos estrofas. “La
carne de la canción es la misma”, dice Harris, “y el espíritu también: es una canción alegre. Es lo mismo ser alegre a
los 20 o a los 60. Sigue siendo alegría”.
Alrededor de «Bluebird Wine» gira toda la grabación de un
disco soberbio, algo con lo que no está de acuerdo mi buen amigo Jordi Pujol Nadal
a través de su reseña en el último número de Ruta 66 al considerar que hay poco de evolución en la
música de estos dos titanes. Mientras yo pienso que esa es la gran suerte de
este disco, en el que Rodney aprovecha para recuperar algún tema como «Bull
Rider», grabado por su entonces suegro Johnny Cash en 1979 (recordemos que
Rodney fue marido de Rosanne Cash) pero que él nunca había tenido ocasión de
registrar. De hecho el disco está lleno de ese tipo de historias, porque Rodney
y Emmylou recuperan canciones que, en general, nunca habían tenido la ocasión de
grabar pero que encontraban cercanas. Así abren el disco con la excelente «Hanging
Up My Heart» de Hank DeVito, con un por cierto excelente trabajo vocal de Vince
Gill. La canción pertenecía al primer discod e la actriz Sissy Spacek,
producido en 1983 por el propio Crowell. Un DeVito también miembro de la Hot
Band de Harris y que coescribe la intensa y dylaniana «Black Caffeine» junto a
Donivan Cowart. Una Harris que se empeña en recuperar «Spanish Dancer» del Rumble
Doll que Patti Scialfa, mujer de Bruce Springsteen, publicaba en 1993. Mientras,
Crowell apuesta por la excelente «Dreaming My Dreams» del grandísimo Waylon
Jennings. “Estábamos ensayando otra canción
y Rod se puso a tocarla y le dije ¿por qué no la hacemos? Es uno de los discos
más perfectos que se han hecho nunca. Pudimos contar con James Burton a la
guitarra en ese tema y hemos podido aportarle algo” asegura Harris.
Ese es el espíritu del álbum. La falta de pretensiones pero la necesidad en el horizonte de poner de manifiesto grandes canciones. Y Old Yellow Moon lo consigue. Rodney Crowell resume: “¿no es maravilloso que podemos seguir haciendo discos? Ahí es cuando las canciones entran en juego. Si las canciones son buenas todo es posible. Es un compromiso con el arte que cada canción contiene y nuestro objetivo es hacerlas propiedad de la gente”. Con esa forma de pensar ¿cómo se va a hacer un mal disco?
Sonando: Bluebird Wine de Emmylou Harris &
Rodney Crowell
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