Andrew
Combs es un recién llegado. El de Texas debuta con este Worried Man y no puede
hacerlo con mejor pie. A medio camino entre el sonido de Bob Dylan en su
lejanísimo New Morning, con esas guitarras alienadas y en primer plano y los
instrumentos tremendamente definidos, y la forma de cantar de un Jackson Browne
menos dulce, Combs ha parido una pequeña joya que servidor no deja de pinchar
una y otra vez. Y además el tío es un
cachondo. No es el típico songwriter que sólo habla de sus penas y lo injusto
que es el mundo, sino que es capaz de iniciar el disco con un tema como «Devil
Got My Woman» en el que aborda que su mujer ha perdido el interés por el sexo por
culpa del diablo. Sigue con «Please, Please, Please» en el que ruega, no ya
otra oportunidad, sino otra casualidad del destino para que su pareja no le
abandone, y hasta se atreve a ponerse enromemente profundo en «Too Stoned To Cry»
en la que por cierto colabora a la voz Caitlin Roe. Andrew es capaz de cantar
un boogie como «Why Or Why», convertirse en un rockero en «Big Bad Love» y
acabar disfrazado de soulman en «Come Tomorrow» con una solvencia y naturalidad
al alcance de muy pocos. Además consigue dotar a todo el conjunto de una
heterogeneidad que compacta el disco y que lo convierte, para mí, en la gran
sorpresa del año.
Sonando:
Big Bad Love de Andrew Combs
1 comentario:
Tomamos nota "mestre".
Saludos
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