La nueva delicia de Jim Lauderdale se llama Carolina
Moonrise y está en las tiendas desde el 25 del pasado mes de septiembre. Lleva
días como plástico del momento de esta bitácora y ha entrado de lleno en la
pugna a ser disco del año con otros álbums como el Tempest de Dylan. Producido
por el dobrista Randy Kohrs, se trata de la cuarta vez que Lauderdale coescribe
sus canciones junto a Robert Hunter. En 2011, en una entrevista que le hice
para Ruta 66 me decía que “nos conocimos
a través de un amigo cuando yo estaba trabajando en el disco de bluegrass junto
a otra de mis debilidades, Ralph Stanley. Él escribió un par de canciones para
aquel álbum y acabamos escribiendo más de 60 canciones juntos. En 2004 hicimos
Headed For The Hills codo a codo, y luego llegó PatchWork River. De hecho,
cuando volví de la gira del verano pasado escribimos juntos un disco de
bluegrass que editaremos en primavera y que me tiene muy emocionado. Robert
tiene un profundo conocimiento de la música de raíces y entiende muy bien todos
sus géneros”. Ese disco que debía publicarse en primavera es este Carolina
Moonrise y es espectacular. El elenco de músicos implicados es de los que
garantizan que de ahí no puede salir algo malo. Tim Crouch en el violín, Josh Williams en la guitarra, Aaron Ramsey en la mandolina, Scott Vestal el banjo y Jay Tejedor en el bajo
forman un auténtico dream team de músicos de Nashville. Además han tocado
juntos en infinidad de ocasiones y eso se nota. Y por si no fuera suficiente,
el álbum contiene unas canciones que tiran de espaldas. Todas. Aunque yo no me
puedo quitar de encima «Troublemaker» (algo así como “el alborotador”), una de
las canciones del año. Perfecta. Su melordía, su letra, su instrumentación, la
voz de Jim, la forma de cantar…Estos días me pueden buscar cuando la luna sale
en Carolina.
Sonando: Troublemaker de Jim Lauderdale
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