Acabo de enterarme. Levon Helm se ha ido. Llevaba grave varios días. Su hija Amy así lo había comunicado en su página web. Pero el desenlace ha sido fugaz. Brutalmente rápido. Recupero el principio el artículo que le dediqué en 2008 en Ruta 66, cuando parecía haber superado el cáncer de garganta que al final se lo ha llevado. Fue mi primer gran artículo, el primer artículo largo del que me sentí plenamente satisfecho, y eso nunca lo olvidaré. Y a su música tampoco. No lo puedo evitar, estoy muy triste.
A finales del año pasado se publicaba Dirt Farmer, el primer disco de Levon Helm en los últimos diez años. Tras superar un cáncer de garganta, uno de los grandes baterías de la historia de la música rock, regresaba para demostrar que aún tenía muchas cosas por decir y que no iba a dejar que una enfermedad le superara de manera tan sencilla. Hemos querido aprovechar la vuelta de alguien que supo ser más que un batería para dar un pequeño repaso a una carrera interesante como pocas. Un, dos, un dos tres y…
Que la biografía que incluye su página Web oficial describa a Levon Helm como alguien que “estaba en el sitio adecuado en el momento adecuado” no es ninguna casualidad ni ningún juego de palabras al uso. Todo lo contrario. Es la pura realidad. El bueno de Mark Lavon Helm, su nombre real, supo convivir con alguno de los grandes momentos de la historia del rock and roll manteniendo como pocos la humildad y la dignidad que lo ha caracterizado en sus casi 68 años de vida. Porque Helm nacía en Arkansas un 26 de mayo de 1940 en una familia que, al igual que en muchos otros casos de la historia, amaba la música como pocos, aspecto que hizo mella desde muy pequeñito en nuestro protagonista. Al igual que, por ejemplo Johnny Cash o Elvis, Levon disfrutaba escuchando programas de radio como el Grand Ole Opry o el King Biscuit Entertainers que Sonny Boy Williamson realizaba en la televisión local. Había mamado música y eso debía notarse. “Nunca olvidaré el primer concierto que vi. Se trataba de Bill Monroe y The Blue Grass Boy y yo tenía 6 años” declaraba en su autobiografía, This Wheel’s On Fire. Efectivamente, con 6 años, el pequeño Levon ya pululaba por los conciertos que se producían en su estado y a los que su familia le llevaba en su vieja camioneta o haciendo auténtico encaje de bolillos con las líneas regulares de autobuses.
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Sonando: You'll Never Again Be Mine de Levon helm
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