Hace ya días del concierto pero dado que no he hablado por aquí de él voy a pararme un poquito, porque vale la pena hacerlo, en el acústico que Hendrik Röver hizo el pasado viernes en la Sala Rocksound. Además, lo bueno, es que he tenido tiempo para asimilarlo.
No es la primera vez que veía a Hendrik en ese formato. Pero sí es la primera vez que me convenció totalmente. Creo que mi estreno con Hendrik delante, solo con su guitarra fue, si no recuerdo mal, en la Boite, ahora Zac, aunque puede que mi memoria me esté jugando una mala pasada aquí. Lo que sí recuerdo es que de allí salí con la sensación de que Röver había estado incómodo, incluso inseguro. Algo poco habitual para alguien con su experiencia. Alguien que con los Deltonos detrás era una bestia del escenario se empequeñecía al mostrarse “semidesnudo”, sólo con la compañía de su acústica. Y no fue un mal bolo pero le fallaba algo.
El viernes fue diferente. Hendrik, vestido de negro, con botas camperas y camisa country con bordados blancos se plantaba ante los pocos que tuvimos la decencia, en una ciudad que definitivamente no ha nacido para el rock, de acercarnos al Rocksound dispuesto a comerse al respetable. Charló, bromeó, tocó (y cómo tocó). En definitiva, dominó el concierto. Lo controló. Sin vacilaciones. Paseándose con maestría por su repertorio en solitario, por alguna versión de los Deltonos como «Circunvalación» del soberbio GT y con versiones de todo pelaje ¡Hasta su idolatrado George Jones tuvo su momento! Anécdotas, historias, canciones. Quizá por eso, al final del bolo, cuando yo le hablaba de los cantautores él me decía “es que yo soy un cantautor porque canto mis canciones”. De Perogrullo. Puede. Pero no hay mucha gente que lo tenga tan claro con el significado que se le suele dar en este país a ese término. Röver lo bordó. No se puede decir más. Y enfrentarse al público en acústico no es tarea fácil para nadie. Por muchos años de experiencia que lleves detrás y por muchas veces que lo hayas hecho.
Sonando: Mi mansión de Hendrik Röver
3 comentarios:
A Hendrik da gusto oirle cantar y tocar la guitarra. Y escuchar lo que tiene que decir. No solo me parece un tio con mucho talento sino que ademas sus declaraciones se guian siempre por el sentido comun. Y me parece un letrista muy bueno.
Sex love and rock´n roll
Aunque no es de mi estilo predilecto, hay que reconocer con justicia su calidad. Por algo hablan siempre bien de él.
Recurdas bien, su primer bolo fue en el ZAC CLUB presentando Esqueletos. Y la sensación con la que me fuí es la misma que describes. Ahora, un par de años después la cosa ha cambiado muy notablemente. Los bolos hechos en solitario le han curtido, le han dado experiencia y seguridad. Y, un pequeño detalle, que por pequeño no debe pasar despercibido, en el ZAC CLUB éramos unas treinta personas. En el ROCK SOUND unas sesenta. Ha doblado el público. Significativo.
Publicar un comentario