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Cojo el ruta de este mes gracias a que mi buen amigo Alfred Crespo me lo trae a casita. Con especial ilusión. Siempre pasa cuando llega septiembre. En agosto no hay número. Eso hace que cuando tienes en tus manos el nuevo tras dos meses de espera casi lo devores. En este número servidor no publica ningún artículo ni entrevistas. Las noticias sí, como siempre. y los obituarios, la agenda y el play-list. Llego a las reseñas de discos. Una, dos, tres...¡joder! ¡hasta siete reseñas mías! No lo esperaba. Me pongo a temblar. Va a ser imposible que no me haya repetido y más teniendo en cuenta que fueron enviadas a redacción en momentos distintos sin recordar lo que escribí en las anteriores. Las leo ¡bien! No hay repeticiones. Todo ok. Buff. Respiro. Y pienso.
Pienso en la pequeña (ínfima) polémica que en otros foros (no aquí) se crea sobre mi opinión acerca del nuevo disco de Mellencamp que, por cierto, no sale en este número sino que lo hará en el próximo. Y dudo. Busco en el diccionario de la RAE:
Opinión: Dictamen o juicio que se forma de algo cuestionable.
Mi: adj. poses. Mío
Bien. Analizamos. El posesivo indica que esa opinión me pertenece. No es de nadie. Es mía, como el tesoro de Gollum. No tengo que convencer a nadie sólo, dada mi condición de crítico, plumilla o husmeador de discos (llámenme como quieran) expresarla y razonarla adecuadamente.
Por lo que respecta a la opinión, la definición es más que interesante.
Dictamen o juicio que se forma, y dado que en mi caso lo acompaño del mi podría cambiarlo por
dictamen o juicio que me formo…Y lo más bonito, el final….
de algo cuestionable ¡Claro! Volvemos a algo que aunque sea más que evidente le cuesta entender a muchos. Yo, aunque me pese, no tengo la verdad absoluta. Mi opinión es cuestionable. Me puedo equivocar. De hecho lo hago muchas veces. Incluso, sin equivocarme, puede haber gente con otras opiniones igual de respetables ¿Tanto cuesta eso? Eso sí, también tengan claro algunos que si mi opinión es cuestionable es justamente igual que la suya, la del vecino o la del tendero de la esquina. Por eso me encanta escribir aquí.
En mi casa, si se me permite. Porque todo el mundo suele hablar desde el respeto.
Yo he manifestado en este blog que siendo más dylanita que Dylan su disco de Navidad me parece un peñazo. Otros han manifestado lo contrario y tan amigos. A mí me encantan los Doors, a mi amigo
Manel Celeiro no. Tan amigos también. A mi Maika Makovski me parece la mujer con más personalidad de los escenarios de este país, al amigo
Tsi, no. Seguiré visitando su blog y devorando sus opiniones porque me encantan. A Juanma no la ha entrado lo nuevo de Mellencamp tan bien como otros discos. Ningún problema, sólo espero que se siga pasado por aquí y opinando sin rubor. Eso, por citar sólo algunos ejemplos. De hecho iré más allá. En el propio Ruta de este mes hay un
Fuego Cruzado entre dos amigos míos, Héctor G.Barnes y
J.F.León. Dos buenos escritores que discuten sobre los últimos bolos de Dylan y la necesidad de que el bardo siga en los escenarios. Pues fíjense que yo, que me pareció un bolazo lo que vi en Barcelona, disfruto de las dos opiniones. Incluso diría que la de JF está más razonada (y por los pelos, aunque no esté de acuerdo en el fondo, le gana la partida a Héctor, otro crack) y lo paso bien leyéndola. Diría que me gusta, incluso. No hay problemas. Es su opinión. Tan respetable, exactamente igual, como la mía.
Yo sigo pensando lo mismo del disco de Mellencamp ¡qué le vamos a hacer! A mí me parece muy grande pero no voy a ningunear al que me diga lo contrario. Es más, sólo por el hecho de atreverse a exponer su opinión contraria, le respetaré aún más. Excepto si lo hace desde la falta de respeto, la mofa o el insulto. Entonces me limitaré a girar la cara y poner más alto «Save Some Time To Dream». Claro, of course, del nuevo de Mellencamp. Que cabezón soy un rato…
Sonando:
Save Some Time To Dream de John Mellencamp
PS: Realmente está sonando «Dig What You're Putting Down» del último y grandioso disco de Peter Case pero no s elo digan a nadie.