Basada en una espléndida y adictiva novela de Gillian Flynn,
publicada hace un par de años, Perdida es la típica película que otorga
argumentos tanto a los que quieran criticarla ferozmente como a los que
prefieran defenderla concienzudamente. Los primeros no han tardado en asegurar
que estamos ante la típica película de sobremesa de domingo por la tarde de
cierta cadena televisiva que a todos nos viene a la mente, que Ben Affleck
sigue y seguirá siendo un actor justito, que el director David Fincher queda a
años luz de obras cumbres de su carrera como Seven o El club de la lucha
y que, directamente, se metan el final donde les quepa. Los otros, en cambio,
les dirán que Rosamund Pike está magnífica, que la música a cargo de Trent Reznor
es excelente, que las dos horas y media que pasaron en el cine no se hicieron
largas sino todo lo contrario, que pocas historias encontraremos con tantos
giros argumentales que mantengan la pulsión narrativa y que el resultado está a
la altura del best-seller literario en el que se basa. La cosa es que la
crítica me ha tocado hacerla a mí y curiosamente estoy de acuerdo con ambos
puntos de vista, así que de momento, si necesitan ayuda para lo sugerido sobre
el final, me avisan y les echo una mano.
Publicada en Ruta 66 de Diciembre de 2014
Sonando: Nearly lost you de Screaming Trees
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