El otro día aproveché un pequeño tiempo muerto que me dio
esta maldita faringitis que intenta infructuosamente acabar conmigo para
acercarme, al lado de casa, a la que desde aquí proclamo la mejor biblioteca
del mundo: el Vapor Vell en pleno barrio de Sants. No solo es enorme y tiene un
amplio catálogo de cualquier estilo literario, sino que además cuida, y mucho,
la música y el cine. Su catálogo de libros musicales es insuperable y creo que
no existe en ninguna otra biblioteca de Barcelona. Y su catálogo musical no
para de crecer (servidor ha colaborado incluso con donaciones). Además tienen
vinilos en préstamos. Sí, sí, vinilos. Y con mucho gusto escogidos ¡Hasta a
Morcillo el Bellaco y Los Rítmicos podemos encontrar! Y lo digital ya
quita el hipo: la colección entera escaneada de Ruta 66, Vibraciones y un largo
etcétera.
Uno de los actos que organizan periódicamente responde al
nombre de Music Spy Club y consiste en que alguien de renombre se acerca a poner
sus 10 canciones favoritas de los últimos 12 meses (Antonio Arias, María Rodés, Joan S.Luna o Miguel Noguera han sido algunos de sus participantes). Una manera diferente de oír
música, ciertamente. Sin otra cosa que hacer, con los móviles en silencio, las
luces apagadas y con apenas la luz de unas velas. El musicólogo da sus razones
para el tema elegido y lo pincha con el único objetivo de ser escuchado. Ignacio
Julià fue el encargado de la última sesión y entre sus escogidos no faltaron
Beck, Jeff Tweedy o Ray Lamontagne. Servidor no pudo evitar pensar cuánto
tiempo hacía que no me dedicaba “solo” a escuchar música. Piensen.
Sonando: Young but Daily Growing de Bob Dylan
& The Band
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