Adaptarse a determinadas situaciones es más fácil que
hacerlo a otras. La vida va avanzando inexorable y uno va cumpliendo etapas, a
veces de manera convencional, y otras no tanto. Cada uno va escribiendo su
propio guión para acabar protagonizándolo. Pequeños capítulos de una serie que,
a veces acaban bien y a veces mal y que, como los Soprano pueden llegar a un
final definitivo con un fundido al negro que cada uno interpretará a su manera.
No pintaba bien 2013. Parecía un año condenado a quedar
tachado del calendario vital de un servidor y los que le rodean. Dolorosos
abortos y, sobre todo, la muerte de mi suegro al que estos días, y sin que tenga
nada que ver con la dichosa Navidad, se echa más de menos que nunca. Sin
embargo, el destino nos tenía destinado un último giro. Simple
Twist of Fate en palabras de Dylan. Un embarazo en el momento menos
esperado y una pequeña figura que decide adelantarse tres semanas a la fecha
escogida para el parto deciden cambiar de sopetón el balance del año 2013. Como
si su abuelo hubiera querido que no recordemos este año por su despedida, sino
por la llegada de Jon. En un último giro más haciendo que naciera el mismo día
que él se fue, un 23, y si obviamos cambios horarios, incluso prácticamente a
la misma hora. Mixed up Confusion, de
nuevo Bob marcando la línea. Y uno caminando con la mirada al frente. I Walk the Line y Johnny definiendo esta
vez el camino. Como si se tratara de un mandamiento sagrado.
Los problemas han desaparecido, si es que los había. Y caigo
en la cuenta de que si dudo sobre ello es que o no existían o no eran nada
graves. Ahora se centran en si Jon come, si Jon duerme, si June está bien, si
sigue superando esta situación tan bien como lo está haciendo o si Rakel va
encontrándose mejor. Nothing Else Matters
(Metallica). Yo voy colocándome, encontrando mi sitio. Empecé a hacerlo la
primera vez que calme a Jon a base de cantarle «Jackson», de Johnny & June.
Claro, como ellos. Aunque al revés. June y Jon. Porque ella llegó antes y al César
lo que es del César. Ambos son iguales ya, pero cada uno ha de conservar su
sitio. Una princesa y un principito. Así los definió la propia June y me parece
el perfecto resumen de la situación. Aunque la cosa me recuerda perfectamente a
aquella Perfect Situation a la que
Weezer cantaban en su quinto disco. Que todo es cojonudo pero uno necesita
calmar el vértigo a las situaciones que se suceden demasiado rápido. Qué difícil
pero qué bonito cuando la vida te sorprende. Todos esperando a Jon después de
reyes, y a él le da por llegar antes de Papá Noel. Maldita Navidad. No por la
situación familiar, sino porque todo está cerrado y servidor se tiene que ir a
buscar las toallitas a la quinta leche. Cosas de El Corte Inglés. Pero da
igual. Todo da igual cuando miras a June con su hermano en brazos. These are better days, baby. Ya sabes,
Springsteen. Y yo a callar.
Sonando: Simple Twist of Fate de Bob Dylan
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