Fácil es
sustituir determinadas palabras para dar lugar a expresiones que nos interesan.
Así que cambiando el bebercio, que tampoco está mal, por la lectura nos
encontramos con uno de mis grandes placeres personales, tal y como refleja el
título. Y en verano además se incrementa. El otro día me decía el amigo Alfred
Crespo que suele leer una media de dos libros a la semana. Servidor debe ir por
el camino o poco me falta. En verano seguro que le mantengo la rueda.
Curiosamente me apetece mucho más leer que tirarme en el sofá a ver series o
películas.
En las
últimas semanas he combinado un poco de todo. Novela negra con El Inocente de Harlan Coben, uno de mis
autores favoritos del género que siempre consigue mantenerme en vilo con sus continuos
giros argumentales. Cervezas, Chicas y Rockabilly
de Jesús Martínez Sánchez en el que en forma de fichas se repasa la historia
del género rocker en España. Mecanoscrit
del Segon Origen de Manuel de Pedrolo.. Una novela de ciencia ficción que leí en el Instituto
y que recordaba tan gratamente como ha confirmado su segunda lectura. El Combate de Norman Mailer, o lo que es
lo mismo, el periodismo deportivo hecho arte: la pelea entre Alí y Foreman
convertida en palabras. Esquinas de
Pepe Pereza, una serie de cuentos que giran alrededor de la figura de la mujer.
El comic Criminal de Ed Brubaker que recoge sus tres primeras sagas. Y
finalmente Aforismos, Dichos y Refranes
del Rock, un pequeño (demasiado) volumen en el que Alberto Manzano reúne
frases célebres de algunos rockeros y que, la verdad, me ha defraudado
bastante. Todo en unas tres semanas. Siendo freak y haciendo cálculos, 564 páginas
a la semana aproximadamente. Unas 80 páginas diarias. Haciendo la goma con Crespo.
Sonando:
Summer I Read Colette de Rosanne
Cash
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