Rodríguez, el embrujo del hombre de azúcar

Es difícil hablar de Rodríguez ahora que todo el mundo lo hace. Searching For Sugar Man, el documental que habla de su sorprendente e ingrata carrera se ha llevado el Oscar a la mejor película de ese género y todo el mundo parece embrujado por el efecto Rodríguez. Por eso es de menester y de agradecidos recordar en este momento a la persona que se lo descubrió a un servidor, mucho antes por supuesto de toda esta algarabía. Andaba un día, hace ya unos cuantos años, visitando los dominios del bueno de Andreu Cunill, no me hagan recordar para qué, pero lo cierto es que sí puedo recordar la primera vez que vi aquella portada. Sobre una especie de edificio repetido en blanco y negro aparecía un tipo con aspecto chicano, con las piernas cruzadas, flotando en el interior de una burbuja. En naranja el nombre. Rodríguez. En azul el título, Cold Fact. “¿No lo controlas?” me preguntó Andy. Mi negativa fue solucionada con un par de escuchas consecutivas de aquel vinilo que se convirtió en uno de mis objetivos en cualquier feria de discos posterior. Conocer la historia del personaje no hizo más que acrecentar mi interés en él y su corta discografía. Hoy, los dos discos de Sixto Díaz Rodríguez duermen plácidamente entre el resto de mi discografía y aunque algunos como el maestro Diego A. Manrique dudan de parte de la historia que explica el documental, sobre todo en lo que se refiere a su en teoría gran fama en Sudáfrica, no hay duda de que desempolvar sus álbums ha sido todo un placer, casi tan intenso como el visionado del film (espectacular) y espero que mucho menos que verlo en el Primavera Sound subido a un escenario. Ya les contaré.

Sonando: Sugar Man de Rodríguez