Resumen
mensual de las revistas en que colabora un servidor. Mondosonoro sale con mis
entrevistas a Chocadelia Internacional y Los Hermanos Cubero, y reseñas de los
discos de Daniel Puente Encina y Euro Trash Girl. Por otro lado, mis últimas
aportaciones para Efe Eme han sido un análisis de Delantera Mítica de Quique
González, los discos de Petit Cabroin, Luis Gago, Egon Soda y Los Marañones, y
la operación rescate de Malconsejo. Pero claro, este mes, la niña de mis ojos
ha de ser el Ruta. El por qué ya lo conocen Quique González en portada en un
artículo cuyo peso lo lleva la entrevista que le hizo a Quique, vía Skype desde
mi casa, el gran Manel Celeiro. Usando nuevas tecnologías para evitar la
frialdad del teléfono o del e-mail. Servidor aporta al reportaje mini
entrevistas a Brad Jones y César Pop y una reflexión, tremendamente personal
sobre el disco. De hecho diría que es complementaria a la que publicó Efe Eme. Se
parecen, pero no dicen lo mismo. Lo que está en una no está en la otra, a pesar
de repasar en ambas las canciones del disco. Es lo justo al escribir en dos
sitios diferentes, entiendo. La de Efe Eme es más profesional, si quieren. La de
Ruta 66 es más personal. Una hecha con la cabeza y la otra con el corazón, con
las evidentes incursiones de ambos terrenos en las respectivas. Además, cómo
no, reseño algún libro, algún DVD y destacan mis críticas a los últimos discos
de The Mavericks y Ron Sexsmith. De paso cuelo la reseña de The Coloradas,
bandón que no deben dejar pasar. Ahí va una parte del texto que publica Ruta 66
bajo el título No tengo credibilidad.
No tengo credibilidad. Años y años para
conseguirla en el mundo de la crítica musical y ahora la he perdido por culpa
de Quique González. O, mejor dicho, por culpa de su amistad. Hay que joderse.
Todos los medios en los que escribo están de acuerdo: ya no puedo ser objetivo
con Quique, así que no lo puedo entrevistar. Y mientras Mikal Gilmore tiene su
enésima charla con Bob Dylan para Rollin Stone. Y no pasa nada. Allí son
diferentes. Allí valoran el conocimiento del artista. Aquí la gente pensará que
soy un baboso condicionado empeñado en dejar bien a mi amigo. Eso sí, otros son
capaces de abstraerse a todo, alienarse para escribir sobre el último disco de
Peter Hammill o de David Bowie y olvidar que un día la mujer de su vida les
abandonó mientras sonaba Ziggy Stardust. Ellos sí, yo no. Ahora resulta que el
crítico es la única persona del mundo con el don de la objetividad. Toma ya.
Pues yo no, soy subjetivo, pero no con González, con todo y toca confesarlo. Y
sí, soy fan de Quique González desde hace mucho tiempo y también amigo suyo,
pero eso me otorga ciertas ventajas. Esa falta de credibilidad hace que pueda
decir lo que me de la gana. Que pueda afirmar sin rubor que Delantera Mítica,
si no es su mejor disco, al menos si está entre los tres mejores. Y mientras
pienso esto, Los Presidentes, que es como siempre hemos llamado la canción
desde que la oí en su versión maqueta antes de ser «Tenía Que decírtelo» acaba
por enésima vez en mi equipo de música para dar paso a «La Fábrica». Porque eso
sí que lo tengo, como soy fan, amigo y falto de credibilidad, escucho el disco
hasta la saciedad antes de opinar sobre él.
Sonando:
La Fábrica de Quique González
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