En 2004,
Eugene Edwards, músico de Yuma aunque con residencia en L.A. sacaba al mercado
uno de esos discos destinados a ser un bombazo. Pero no pasó nada. Nada de
nada. Y eso que es una auténtica obra maestra. Un álbum que transita a medio
camino entre el mejor Elvis Costello y el mejor Tom Petty. Tocando todos los
instrumentos excepto la batería, de la que se encarga el “drummer” de los
Bellrays Mike Sessa, Edwards se marca un disco de 10 con unas melodías
aplastantes y unas guitarras que recuerdan muy mucho a los discos de, por
ejemplo, Nick Lowe. No exagero si digo que algunas de estas canciones podrían
haber estado en el My Aim is True de Costello. Eso sí «Shatered Flower» o «Not
That Kind Of Girl» miran de frente a Tom Petty, por no hablar de la propia «My
Favorite Revolution» que da nombre al trabajo. Uno no puede evitar preguntarse
¿qué puede pasar en este mundo para que discos como este no “partan la pana”?
No hay respuestas. Quizá, el único consuelo, es que los que lo conocemos
disfrutamos de él periódicamente. Yo llevo una semana reenganchado a él.
Sonando:
Permanent One de Eugene Edwards
1 comentario:
tomamos nota!
salut
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