Anda el ruterío revuelto. Y la culpa parecen tenerla los Feelies, el desaparecido grupo del gran Glenn Mercer. Algo se cuece. De momento se han reeditado dos de sus 4 enormes discos: Crazy Rhythms de 1980 y The Good Earth de 1984. La edición es fantástica, en vinilo de 180 gramos. Como Dios manda. No os diré que soy seguidor de los Feelies desde que empezaron, más que nada porque sería poco creíble que con 1 año (se formaron en 1976) siguiera una banda de rock and roll underground de Nueva Jersey cuyo nombre provenía de la novela Un mundo feliz de Aldous Huxley. Debí descubrirlos a mediados de los 90, cuando mi fascinación por R.E.M. estaba en pleno apogeo y decidí investigar en grupos que influyeron sus primeros discos. Después volví a encontrármelos en el libro Discos Ocultos de Juan Vitoria, una auténtica biblia del coleccionista de discos, donde se los define como la semilla de los de Athens pero también de Sonic Youth o de los Violent Femmes. La cosa es que The Feelies rockean. Su primer disco, Crazy Rhythms es delicioso con una versión impagable del «Everybody's Got Something to Hide (Except Me and My Monkey)» de los Beatles que tira de espaldas. En el segundo, The Good Earth cuentan con Peter Buck de R.E.M. a las guitarras. Después se cascan un EP con una nueva versión de los fab four y otra de Neil Young. Buen gusto que tenían. En 1988, en su momento álgido, llega Only Life con versión de la Velvet Underground incluída. Y su último disco se publica en 1991, Time for a Witness y un tema de los Stooges cerrando el disco y su carrera. Después, decenas de proyectos de todos sus miembros y el sorprendente regreso en solitario de Glenn Mercer en 2007 con Wheels in Motion, un excelente disco. Vamos que no está mal para paladares exquisitos. No hace falta buscar los "feelies" de Huxley, unos cines que sustituían los sentimientos humanos. Con acercarse a estos discos es suficiente para sentir algo. Seguro.
Sonando: The High Road de The Feelies
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