Mañana se cumplen, nada más y nada menos, que 50 años del que muchos denominaron "el día que murió la música". Medio siglo desde el accidente de avión que se llevó a The Big Bopper, Buddy Holly y Ritchie Valens. Unos músicos jóvenes. En el inicio de una carrera que, por lo menos en el caso de Valens y Holly, les tenía destinado un cartel escrito con letras de oro en el gran libro del rock and roll. A pesar de su prematura muerte ahí están. Pero casi asusta pensar donde podrían haber llegado si hubieran seguido con vida.El que piense que Buddy, por ejemplo, no era rock and roll que lea la anécdota que cuenta Little Richard en su autobiografía (recientemente editada en castellano de forma magnífica por Penniman) de como el hombre de las gafas con pinta de no haber roto nunca un plato se folla a Angel escasos minutos antes de salir al escenario mientras ella le comía los pezones al propio Richard. Hilarante. Y el que crea que Valens era poco más que La Bamba que pruebe a adentrarse en un simple recopilatorio suyo y probablemente cambiará de opinión rápidamente. Menos puesto estoy en la carrera del gran Bopper pero «Chantilly Lace» es un tema que me encanta y «Big Bopper's Wedding» me hace mucha gracia.
Sonando: That's my little Suzie de Ritchie Valens
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