martes, junio 18, 2019

Bruce Springsteen - Western Stars


Parece que la cosa va de intocables. Y Bruce Springsteen es uno de ellos. Porque no es que su nuevo disco sea flojo, sino que es muy flojo. Aunque todas las críticas parecen afirmar lo contrario.  Un compendio de doce baladas de medio pelo y un tema un poco más acelerado dan forma a un trabajo absolutamente insulso y anodino. Leo por ahí que es que Bruce se ha vestido de crooner. Otro al bote. Y aunque uno no sea muy fan del estilo, creo no es ese el problema, la verdad. Porque tampoco veo yo ese croonerismo en el disco. Aunque menos veo aún lo de “álbum del oeste” ¿Por qué? ¿Porque está orquestado la mayoría? (quién te ha visto y quién te ve, Bruce). El western solo está presente en un magnífico artwork, eso hay que reconocerlo, con unas fotos excelentes que dicho sea de paso no reflejan, en absoluto, lo que contienen sus canciones. Algo que no debería extrañarnos, teniendo en cuenta que Springsteen no escribe una gran canción – no buena, ni notable, ni pasable, sino grande – desde hace casi un cuarto de siglo.

Eso sí, uno no puede hablar de esta manera de un disco de Bruce Springsteen y no dar razones para ello. Así que vamos a ellas. Inicia el álbum “Hitch Hikin’”, un tema semi acústico, ligeramente crepuscular que pierde todo el interés cuando aparecen los arreglos orquestales, en su parte final. “The Wayfarer” nos hace tener esperanzas. En su inicio recuerda al “Johnny 99” de Nebraska, pero las cuerdas la vuelven demasiado inofensiva con rapidez y uno acaba teniendo la impresión de estar oyendo un tema AOR algo que, independientemente de que te guste el estilo o no, no es lo que uno espera de Springsteen. La impresión de que sería una canción perfecta como banda sonora de Falcon Crest sobrevuela mi mente, y no es la primera vez que me va a pasar. El final con unos coros que parecen sacados de una canción disco de la Philadelphia de los 70 lo acaba de estropear del todo. No pierdo la esperanza. No al menos hasta que “Tucson Train” arranca y extraigo la primera conclusión: Ron Aniello se ha cargado buena parte del disco con su producción. Problema también achacable al Boss, no haberlo elegido. Quiero, pero no puedo. Como Bruce. Yo que me guste. Él hacer un buen disco. “Western Stars” pretende ser desértica, ligeramente fronteriza, con una buena estrofa, pero un estribillo muy poco inspirado. Larga y plana es una buena muestra de lo que es el disco. En cambio “Sleepy Joe’s Café”, con su ritmo trotón y su acordeón nos alegra un poco la vida. Quizá es que la orquesta ha desaparecido casi por completo, pero es la primera canción del lote que, sin ser nada del otro mundo, me parece que cumple su objetivo. Con “Drive Fast (The Stuntman)” vuelve el tono lento, esta vez marcado por el piano que parece ser el instrumento con el que se ha compuesto todo el álbum, y con “Chasin’ Wild Horses” nos planteamos si no hemos oído ya un par de veces esa canción. “Sundown” parece seguir la misma línea hasta que a los 20 segundos se acelera ligeramente para situarse de nuevo en el AOR. Con “Somewhere North of Nashville” llega la salvación. Para mí la mejor canción del disco. Un tema tremendamente Nebraska, de nuevo, al que quizá le sobran los violines, y que también tiene una de las mejores letras del álbum. Y llega “Stones”. Supongo que esta debe ser la canción en la que se basan aquellos que definen el disco como western, porque su inicio es el único momento del trabajo que lo es al cien por cien, aunque la línea insulsa continua. Tranquilos. Podría ser peor. Y lo va a ser. Si no teníamos suficiente con la orquesta, Aniello le mete a “There Goes My Miracle” una batería programada o tremendamente sobreproducida (ya me perdonarán, pero no disponía de los créditos concretos) para poner la guinda. Al final, la cosa acaba con la ya conocida y avanzada “Hello Sunshine” y un “Moonlight Hotel” que es la clásica balada del Bruce del s. XXI. Un tema que en cualquiera de sus discos sería de relleno y que aquí también se me antoja de lo mejor del lote.

Demasiado poco. Sí, es Bruce Springsteen y lo respeto. Más por lo que ha sido que por lo que es. Y ese respeto es lo que me lleva a no engañar a nadie. A no decir lo que no pienso. A un artista se le respeta dando tu opinión sincera. Valorando su trabajo y diciendo, como crítico, si te gusta o no. Algo que, por supuesto, no es palabra bíblica, ni la verdad absoluta, sino tan solo una opinión. Al que le haya gustado el disco, que lo disfrute. Yo, si quiero un disco que suene al mejor Springsteen me pondré el último de Dave Hause. Si opto por lo crepuscular me iré a Ian Noe. Y si simplemente quiero un gran disco de rock americano seguiré dándole vueltas en mi reproductor a esa maravilla que ha sacado Ryan Bingham. 

Publicado en Mondosonoro

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4 comentarios:

joselu dijo...

Disco simpatico de abuelito teñido buscando buen tiempo..no me estorba

cescasllo dijo...

Como bien dices, es tú opinión, opinión que no comparto. No creo que el disco sea tan malo como lo pones, para mí, sí tiene algo mas, creo que según le escuchas mejora, desde luego no va a mejorar hasta hacerse grande, eso también es verdad, lo que sí que estoy de acuerdo en mi modesta opinión que la producción si es la responsable de los excesos en esos arreglos orquestales, muy mala, creo que las canciones si tendrían mejores posibilidades con otra producción y menos arreglos y/o mejores arreglos. Por otro lado que Bruce trate de hacer algo diferente, no debería ser tan criticable.

JLO dijo...

las dos primeras canciones que se mostraron me gustaron mucho... no soy un fan de Bruce en cuanto a que no sigo su carrera con detalle, pero me gusta que esté activo y en buena forma... será cuestión de escucharlo completo a ver si aburre o no... saludos!

javierfuzzy.blogspot.com dijo...

Tengo un par o tres cosas suyas, las imprescindibles. Reconozco su grandeza, que personalmente solo me convence por imperativo legal. Esta entrada corrobora mi opinión.
Saludos,