Me gusta informarme cuando escribo la crítica de un disco. Y no me
refiero solo a buscar información previa y objetiva sobre él, sino a
leer otras reseñas que se lanzan en otros medios, en la medida de lo
posible. Hay quien opinará que eso puede influir y condicionar mi
opinión, pero yo creo firmemente que no, y que el saber qué escriben
otros engrandece lo que yo pueda decir. Eso me ha llevado a encarar esta
crítica del nuevo trabajo de Bob Dylan con varios condicionantes, el
primero de los cuales hace referencia precisamente a esos “inputs”
externos que me llegan sobre el álbum. Medios tan respetados como
“Uncut”, “Mojo” o “Rolling Stone” otorgan sus máximas puntuaciones a
Dylan y su incursión en el cancionero de Sinatra, y nombres tan
respetados como los de Diego A. Manrique, Héctor G. Barnes o Joserra
Rodrigo hablan en mayor o menor medida bien de la aventura. Eso debía
situarme en un punto de partida positivo.
El segundo de los
condicionantes debería llevarme al sentimiento opuesto a lo expresado y
responde a una simple palabra: expectativas. Las mías respecto al disco
eran bajas. No esperaba nada especial porque me chirriaba que Dylan quisiera versionar a su admirado Frank Sinatra hasta completar un disco.
Soy de los que ha defendido a Bob como un crooner moderno, y me
explicaré. Su “Dylanísima” lleva tiempo recuperando canciones, músicas y
textos del pasado, convertido en un trovador de la música
norteamericana más antigua. Pero lo hacía a través de sus canciones, de
sus propias composiciones, no de temas ajenos.
Sinatra era “La
Voz” por algo. Lo mejor de sus temas era eso, precisamente la voz.
Canciones que en las cuerdas vocales de otros serían simplemente
aceptables se hacían enormes en la voz de Frankie. Servidor es de los
que defiende a Dylan como cantante, pero entre todos los parabienes que
se pueden otorgar a sus tareas vocales, la voz quizá sería lo que menos
brillaría. Dylan frasea como nadie, hace sentir como pocos y es sin duda
el mejor intérprete de sus canciones, digan lo que digan. Pero desde
luego no es ni Sinatra ni Dean Martin, mal que a él pueda pesarle.
Tercer
condicionante: de dónde venimos y adónde vamos. Muchos sabrán que acabo
de editar un libro sobre la trilogía formada por “Time out of mind”,
“Love and theft” y “Modern times”, tres auténticas obras maestras en las
que tuve que sumergirme de nuevo y a las que siguió un disco notable
como “Together through life”, y otro espléndido como “Tempest”. Por si
eso no fuera suficiente, la edición completa de “The basement tapes” nos
tenía a los seguidores de Dylan en un globo. No pincharlo era difícil.
Se tenía que hacer algo muy grande para que eso no sucediera, y en mi
opinión no ha pasado.
El cuarto punto que hay que tener en cuenta
son los discos de versiones. Siempre he pensado que un disco de
revisiones de otro artista únicamente podía tener dos motivos. El
primero, claramente, es homenajearlo, algo que no me queda del todo
claro que se cumpla en este “Shadows in the night”, desde el momento en
que ni siquiera se nombra a Sinatra en el título o un imaginario
subtítulo (me parece demasiado débil el guiño a ‘Strangers in the
night’). Y aceptando que este sea el caso, eso convertiría al álbum en
algo menor dentro de la carrera de su autor. El segundo motivo para
revisar a otro músico es aportar algo a esas canciones. Tras realizar muchas escuchas, creo que Bob no aporta nada especial a los temas,
más allá de tocarlos con su banda y con la única honrosa excepción de
‘That lucky old sun’. ¿Y por qué? Porque es la que suena más dylaniana y
menos Sinatra, y ese debería ser el objetivo.
Quinto motivo: el
tiempo. Desgraciadamente y por cuestiones obvias no creo que Dylan vaya a
grabar muchos discos más, ojalá me equivoque. ¿Es necesario malgastar
uno de los pocos cartuchos que nos quedan en un álbum de versiones poco
lúcido? ¿No era mejor incluir por ejemplo ese ‘That lucky old sun’ en un
disco de temas propios?
Sexto: las excusas. Son las que no paro
de oír para justificar “Shadows in the night”. Que no es un disco para
cualquier paladar. Que es un disco “nocturno”, y no tengo muy claro qué
significa eso. Que Dylan es Dylan y puede hacer lo que quiera: faltaría
más, pero yo no estoy obligado a que me guste. Que la banda suena muy
bien: ya, ya, ¿pero el disco es de Bob o de su banda?; que hay que
respetarlo, pero yo no le falto al respeto por decir que no me convence
su disco. Y que hay que darle tiempo. Qué manía con darle tiempo a los
discos, prefiero que me lleguen a la primera.
A todo eso me
enfrento antes de oír el álbum. Cuando lo hago, algunas de las cosas que
ya he reflejado en los párrafos anteriores salen a la luz. “Shadows
in the night”, en mi opinión –subrayen esto– es un álbum plano, sin
aristas, aburrido y que poco o nada aporta a la carrera de Dylan.
La banda suena espléndida, cierto, como lo grandes músicos que son.
Pero Bob se diluye como crooner cuando las canciones no son suyas, y más
aún cuando las ha cantado antes el mejor del género.
Entonces,
¿es disfrutable el álbum? Casi todos los discos lo son, solo depende de
cada uno. Por eso respetaré a todos aquellos que digan que Bob ha vuelto
a hacer otra obra maestra, quizá tengan razón, y defenderé mi postura
opuesta. Y no, no les pediré que no se lo compren o no lo escuchen. Como
todos, los discos de Dylan hay que escucharlos para poder opinar.
Háganlo, seguro que encontrarán algo. Y seguramente yo también lo haga
con el tiempo.
Reseña del disco Shadows In The Night pubicada en la web de Efe Eme.
Sonando: When I Paint My Masterpiece de The Band
3 comentarios:
Muy interesante recorrido sobre el Dylan cantante y la grandeza de Frank, Bob frasea como nadie, cierto y la intencionalidad dramática que da a los textos des aplastante, pero aunque el disco lo tengo en casa, aún no lo he abierto, he leido las opiniones que me cuentas, Joserra es amigo y lo recomienda y lo que dice my bro va a misa, pero yo también tengo reticencias con respecto al mismo que estan retrasando el momento de romper el precinto, Bob es Bob y es capaz de cualquier cosa, comentaremos en breve.
Saludos.
Habalando en plata: el disco es lamentable.
Si realmente es un homenaje a Sinatra, este merece un respeto. Realmente es muy malo el disco y soy fan a muerte de Dylan.
Pero las cosas son como son.
Felicidades Eduardo. La objetividad no debería estar tan valorada pero tiene que estarlo escuchando la opinión de tanta "lumbrera" .
Objetividad, por favor
Un saludo y enhorabuena por el post
Completamente de acuerdo en que es un disco plano, es un disco corto, pero que se hace largo y tedioso.
Bob porque nos haces esto?
Salud amigos
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