Una Lydia Loveless más rubia platino que nunca regresa con
su segundo trabajo para Bloodshot Records. Una compañía que la presenta como la
extraña mezcla entre Lucinda Williams y Joe Strummer. Y dan en el clavo. Tras
el EP que había editado para el Record Store Day bajo el nombre de Boy Crazy, la de Ohio nos había dejado
con ganas de más y eso viene a compensarlo la edición de su nuevo álbum, Somewhere else. Un disco este más
compacto que su anterior Indestructible
machine, quizá por no contener una pieza del calado de «Steve Earle». Y es
que eso puede ser bueno y malo a la vez. Una canción tan definitiva puede
provocar que el resto del disco se desvanezca en comparaciones y aunque en el
caso con el que nos encontramos no fuera del todo así, la pegada del tema
restaba atención al resto de canciones. Aquí no hay una tonada con ese
empaque, a pesar de haber otro tema con nombre propio, en este caso el de «Chris
Isaak», pero el conjunto se me antoja superior. La banda se nutre de la
experiencia del directo y su mucho tiempo tocando juntos. Bajo la dirección del
bajo de Ben Lamb, marido de la Loveless, Todd May a la guitarra y el último en
llegar, Nick German a la batería, consiguen una pegada implacable que da
solidez a las excelentes composiciones de la protagonista. Como pruebas están «Really
wanna see you», impecable manera de arrancar un disco, «Hurts so bad» sacando
humo o el Honky-tonk de la canción que titula al trabajo. Aunque lo mejor es
hacerse con él y descubrir que aquí hay un diamante, y no precisamente en bruto
(o sí).
Sonando: Wine lips
de Lydia Loveless
2 comentarios:
Permíteme hacerte una recomendación, Eduardo. Échale una ojeada a "Home on High", el magnífico álbum de debut de la madrileña Nat Simons. No creo exagerar si digo que es uno de los mejores discos de Americana que se han grabado en España. De verdad que merece la pena: http://open.spotify.com/album/7I4F2buZNzHysXh7OFZ6WE
Investigaremos, si señor....
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