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Y empezaré con su semi-desconocida carrera como solista y con uno de los discos definitivos de los 90. El casi insuperable For The Beauty of Wynona. Titulazo, portadón y discazo. Me lo descubrió charlando tras un bolo suyo Cece Gianotti, miembro entonces de los Traditional Tourist. Un disco enorme con canciones impactantes y, claro, la producción de un Lanois que, consigo mismo, no tiene restricciones. Pantanoso, hipnótico. El inicio con «The Messenger» es apabullante. Para mí una de las 10 canciones más grandes de esa década. Te atrapa. Esos coros en falsete. Sorprendentes. Agresivos. Imposible no quedarse con ella hasta el final. Flotando. La voz de Daryl Johnson, que presta sus cuerdas a las canciones de todo el álbum, se arrastra con vehemencia por tu mente. Después «Brother L.A.», «Beatrice», «The Unbreakable Chain» o «Rocky World», por citar sólo alguna de las 13 canciones de este disco, son auténticos tratados de buen gusto y buen hacer. Lanois venía de Acadie en el 89. La que muchos consideran su obra cumbre, y otra maravilla, como autor. Pero la belleza de Wynona, cuatro años después, es más completa. Más íntegra. La colección de canciones es más regular y todo suena perfectamente encajado. En su lugar. Sin un solo pero. Mañana más...
Sonando: Waiting de Daniel Lanois
2 comentarios:
Adoro a Lanois, sus trabajos en solitario son muy buenos, por no hablar cuando produce.Este duo promete grandes momentos.
un saludo
Lo mismo digo. Ojalá no sea muy larga la espera. Un saludo.
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