viernes, julio 17, 2009

Honestidad brutal

Se cumplen 10 años de la publicación de uno de los discos definitivos de la historia del rock en castellano. Por supuesto, me refiero al álbum que da título al tópic de hoy, Honestidad Brutal del inmenso Andrés Calamaro. La habitual incontinencia creativa del gran Andrés le llevó tener preparadas hasta 100 canciones para un disco doble que se quedó, finalmente, en 37. Pero curiosamente este debe ser uno de los pocos discos dobles de la historia a los que no le sobra ni un solo tema. Por lo menos en lo que se refiere a música hispana. «Los aviones», «Te quiero igual», «Aquellos besos», «Negrita», «Hacer el tonto», «Mi quebranto» o mi favorita de toda la carrera de Calamaro, «Paloma». La banda, irrepetible. Augusto “Gringui” Herrera, Guillermo martín, Candy Caramelo, José “El Niño” Bruno y Ciro Fogliatta. Y Andrés haciendo de todo y todo bien: canta, toca y produce. Un disco soberbio. Deslumbrante.

Curiosamente, aquel año pude ver a Andrés en el Palau d’Esports como telonero de Bob Dylan y me atrevo a decir que es el mejor telonero que el viejo Bob ha tenido nunca en España. Era un 22 de abril. Calamaro combinaba canciones de Honestidad Brutal con temas del calibre de «Elvis está vivo», «Canal 69» o su versión del «I can’t help falling in love with you». Yo lo miraba sólo desde una grada del Palau. Mi novia de entonces odiaba a Dylan y no soportaba a Andrés. Yo los adoraba. Así nos fue. El de Duluth se despachaba con un concierto que acababa con «To Be alone with you», «Like a rolling Stone» y «Blowin In the Wind». La primera, precisamente fue la canción que elegí para cantar en el Tributo A Bob Dylan que edité hace un añito junto a gente de Sidonie, Maika Makovski, Harvey Brooks, Colin Hare, Tim Easton o Ted Russell Kamp. Y su texto fue el que se leyó en mi boda con Raquel, la mujer de mi vida. Alguien, además, que adora a Andrés más que yo. Creo que debe ser una de sus mayores fans. Alguien que disfrutó como una loca cuando Mondosonoro la acreditó como fotógrafa en su último bolo en Barcelona. Aunque luego no le editaron las fotos (una es la que acompaña esta entrada). Su cara de felicidad cuando nos encontramos después lo decía todo. Un bolo fantástico. Recuerdo que cuando acreditaron a Raquel ya teníamos las dos entradas con lo cual decidí vender la que me sobraba en la puerta. Se me acercaron dos personas, un reventa que me ofrecía 80 €uros y un chaval argentino de unos veinte años que me suplicaba que se la vendiera a él pero que sólo tenía 50 €uros. Una frase suya acabó de confirmar mi decisión (tomada de antemano) de vendérsela a él “compadre, yo la quiero pero la quiero para entrar, por favor”.

Andrés Calamaro es un tipo muy presente en mi vida. Tanto que el primer beso que nos dimos Raquel y yo lo hicimos mientras escuchábamos una versión en directo de un tema de Andrés en el Pub Mediterráneo. Hoy, ella es la madre de la niña más bonita del mundo para un servidor. Y esa es mi June. Con eso está todo dicho.

Felices diez honestos años, Andrés.

Sonando: Te quiero igual de Andrés Calamaro

2 comentarios:

Jose dijo...

Muy bonito, si señor!!

Anónimo dijo...

Madre mía, un disco inmenso, grandísimo. De lo más grande que se ha hecho en español, sin duda. Es curioso como para mucha gente Calamaro suele estar imbricado en su vida sentimental: conozco varias personas que o bien le han cogido una manía tremenda porque asocian alguno de sus discos con una ruptura sentimental o algo así, o lo aman por cosas como la que tú cuentas. Saludos.