Y lo hace cuando servidor lleva un tiempo sin acercarse por Discos Revolver, la única tienda de discos que visito con demasiada frecuencia. Porque cuando llevo algunos días sin ir me vuelvo algo así como un comprador compulsivo. Desacostumbrado a ver los discos que se repiten ante mis ojos cuando mis visitas están más cercanas, todo me parece una novedad imposible de dejar en la cubeta. A ello contribuye Jesús, buen tipo y el mejor vendedor de discos de esta ciudad. Que no sólo sabe lo que vende sino a quién lo vende. Si J.J. me había regalado para mi cumpleaños el precioso disco de Ben Kweller, mi aparición por Revolver el fin de semana pasado hace que haya que sumar, todo en vinilo, los discos de Black Joe Lewis (¡el soul es una droga!), el último de los American Recordings de Johnny Cash, Yonder is the clock de The Felice Brothers en 45 r.p.m (sí Rachel en 45....je, je), Ju Ju Claudius de The Chatham Singers (imprecindible), el álbum amedias de Tortoise y Bonnie Prince Billy, y el discazo que es Nicks Knack de Nick Lowe. Salí de allí más contento que unas pascuas. Pensando que lo que hacía daño a mi bolsillo, suponía una curación extrema del alma ¿Cuántas horas de placer me darán esos surcos? Y eso, amigo, no se puede comprar con dinero.
Sonando: The Big Surprise de The Felice Brothers
2 comentarios:
Es una droga,muy dura esto de la musica,yo llevo mas de ochenta discos comprados en lo que va de mes,que te voy a contar.
Saluda a jesus de revolver cunado vayas por alli,lo volvi a ver cuando fui a ver a Neil Young y estuvimos charlando un rato,un tipo que sabe como llevar una tienda de musica,si señor.
Saludos
Oh! Yo tengo mucho mono! Creo que hoy bajo para montarme mi verbena particular. Mi proveedor ahí dentro és Enric.
saludotes
sfb72
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