
Sus trabajos anteriores no me llamaban mucho la atención. Todos los he oído, con detenimiento, y nunca he acabado de engancharme a su propuesta. A pesar de considerarla agradable. No acababa de entrar. Ese tipo de cosas pasan, con algunos discos. Incluso con obras que todo el mundo considera maestras. A mí me pasa, por ejemplo, con
Pet Sounds. A pesar de reconocer su grandeza como obra, no acabo de hacerme adicto. Y tres cuartos de lo mismo, o más, me pasa con el disco de Fleet Foxes. Mientras todo el mundo babea con él a mi me parece plomizo, aburrido, pesado. Pues, sin llegar a esos extremos, pero algo así me sucedía con Ben Kweller. Un snetimiento que ha cambiado con su último disco,
Changing Horses. Quizá es porque ha cambiado ligeramente su sonido, haciendo el disco más country de su carrera. O puede que porque la portada me parece muy bonita. Y ya se sabe que un buen envoltorio puede condicionar el interior. O porque incluye un tema tan adictivo como «Fight». Llevo dos días cantándola a todas horas. Vaya enganche. Para cantar a grito pelado con los amiguetes y una cerveza en la mano. Por fin me rindo a sus pies, señor Kweller.
Sonando: Fight de Ben Kweller