jueves, febrero 26, 2015

Rod Melancon, el country de los pantanos de Louisiana

Buena evolución la que muestra Rod Melancon en este segundo disco que lo confirma como un nombre a tener en cuenta en la siempre tupida red llamada Americana Music. No tan cercano a Tony Joe White como pueda parecer por su origen y mucho más a Southside Johnny o al Springsteen más inspirado, Melancon intenta no olvidar sus orígenes y deja espacio también para que estén presentes en sus influencias a gente como Doug Kershaw o Leadbelly. Además, en este Parish Lines se atreve a alejarse ligeramente y por momentos del sonido más tradicional para meter en su música ramalazos de rock alternativo clásico que le sientan realmente bien. Él mismo afirma que quería que el disco fuera “difícil de predecir” y lo consigue, sin duda. Porque se inicia pausado, con temas cercanos al folk-rock o al Springsteen, de nuevo, más acústico, para alcanzar su momento de máximo esplendor en la parte central, especialmente con cuatro canciones enormes: «South Lousian’» recuperada de su disco anterior, «Mad Talkin Man» que recurre al rock and roll clásico traído al nuevo milenio, «Dreamer» que parece una canción perdida del espléndido Gurf Morlix circa Blaze Foley o ese «Wanna Go For A Ride» en la que Jeff Beck encuentra a Dave Grohl y Elvis para montar una banda juntos. Muy buenas sensaciones.

Reseña publicada en la web de Ruta 66.

Sonando: Mad Talkin' Man de Rod Melancon


miércoles, febrero 25, 2015

¿Chinaskis bailongos?



Hoy empieza mi dedicación a otro proyecto, esta vez no literario, que me hace mucha ilusión. Reactivo a la banda que da nombre a este blog y vuelvo a ensayar con Los Hijos Bastardos de Henry Chinaski con una formación de lujo (¿la mejor que hemos tenido?) y, sobre todo, muy buenos amigos. El objetivo es claro y tiene fecha: el 9 de mayo de este mismo año. Día en que un servidor cumple 40 añitos y que de paso servirá para que me suba al escenario del Rocksound, antes que Hendrik Rover y los Míticos GTs, para interpretar íntegro, de cabo a rabo, uno de mis discos favoritos de todos los tiempos: And A Time To Dance de Los Lobos. El disco de «Anselma», de la versión del «Come On Let’s Go» de Richie Valens o de «Let’s Say Goodbye». Un álbum corto. Siete temas. Pero qué temas. Temazos. Y si alguien se lo está preguntando sí, llevaremos acordeonista para la ocasión. La verdad es que estoy emocionado con la idea, eso es la vida ¿no? Les voy contando.

Sonando: Why Do You Do de Los Lobos

PS: Entradas ya a la venta en Atrapalo, y están volando.

martes, febrero 24, 2015

Cooper pone el UHF

¿Era necesaria una colección de canciones tan corta después del tiempo de espera de un nuevo disco de Cooper? Esa es la pregunta que se me antoja hacerle a Alejandro Díez cuando constato que este mini-LP se queda en las seis canciones. Pero es que encima son tan buenas, todas singles potenciales, que la sensación de cabreo se incrementa por la escasez ¿O es eso bueno? Pues quizá, oigan. Puede que quedarnos con ganas de perfectos trallazos power-pop como “Ideal”, de la increíblemente The Kinks “Hipsters” o de ese “Entre girasoles” que parece una versión hispana de cualquier tema de Norman Blake, sea lo mejor. Y es que además de hacer lo que siempre ha hecho a al perfección, léase trazar excelsas melodías, Cooper parece haber alcanzado una madurez digna de elogio y de la que muchos dudábamos en ciertos momentos de su carrera. Será cuestión de seguir por el camino (bien) encontrado.

Reseña del disco UHF publicada en www.mondosonoro.com 

Sonando: Ideal de Cooper

lunes, febrero 23, 2015

Johnny Cash, Apocalipsis y Redención, mi nuevo libro



Aunque ha salido publicado en varios sitios no puedo dejar de hacerme eco por aquí de la publicación de mi nuevo libro, Johnny Cash, Apocalipsis y Redención, editado por Efe Eme. Un libro que me ha llevado aproximadamente el último año, aunque con más intensidad los últimos seis o siete meses. Fue acabar el libro sobre la trilogía de Dylan y empezar con él. Ha sido curioso vivir como se gestaba físicamente un libro mientras yo iba escribiendo otro. Por un lado maquetación, correcciones, decisión de fotos y preparación de la promoción, y por otro investigación y estudio. Duro pero reconfortante, como no. Esto es lo que dice el anuncio de la propia Efe Eme sobre él:

”Johnny Cash. Apocalipsis y redención”, un libro de nuestro compañero Eduardo Izquierdo realmente singular pues se adentra en uno de los aspectos menos conocidos del Hombre de Negro: sus discos conceptuales. Parte insoslayable de la creación musical de Cash.

Tenaz, sensible, feroz, tierno, creyente, solidario, insobornable, contradictorio. Johnny Cash fue muchos hombres en uno. Del mismo modo que su música fue un amplísimo, y prácticamente incatalogable, tratado de las raíces sonoras de los Estados Unidos. Entre su producción pronto destacaron los discos conceptuales, con los que se aproximó a la muerte, la religión, los trenes, los indios… Una parte imprescindible de su legado que define a la perfección las grandes preocupaciones de Cash y que Eduardo Izquierdo analiza en profundidad en este libro, primero en castellano sobre el tema, al tiempo que va trazando un retrato veraz del artista y el hombre. El libro, profusamente ilustrado con fotografías en blanco y negro, se completa con un epílogo firmado por Manel Celeiro

Sonando: The Man In Black de Johnny Cash

PS: A la venta solo en la tienda de Efe Eme

jueves, febrero 19, 2015

Las revistas de febrero (2015)



Cada vez más tarde, pero ahí va el repaso de mi presencia en las revistas del mes de febrero. Merecidísima portada de Ruta 66 para Bobby Keys y en el interior mi entrevista con Sons of Bill, reseña del concierto de The Quireboys, del documental Lost Songs: The Basement Tapes Continued, y de los libros El Hombre Que Mató a Michael Hutchence y REM: La eternidad en tres minutos. En su web, entrevista con Iñigo Coppel, artículo Los años en que Indiana se vistió de punk, y reseñas de los discos de Doctor Divago, Bo-Dogs, Yusuf y Drew Holcomb. En Mondosonoro, con Toundra en portada, reseña destacada del disco de Hanni El Khatib y entrevista con Mi Capitán en la edición nacional y también reseñas de los discos de Pigmy y King Gizzard And The Lizard Wizard. En la edición Catalunya, entrevistas con Johnny Card y Hellbilly Club. Finalmente, en Efe Eme, en el último mes se han podido leer operaciones rescate a NRBQ, The Beat y Los Lobos, y reseñas de los discos de Cracker, The Soul Jacket, Jaume Anglada y el Homenaje a Enrique Urquijo. Continuamos.


Sonando: Dead Heart de Phosphorescent
 

miércoles, febrero 18, 2015

JJ Grey & Mofro, gloria, gloria.....

Mojo: salsa picante de origen canario hecha con ajos, guindilla, cominos, pimentón, aceite y vinagre. Musicalmente, hay artistas que lo tienen y otros que no; es ese sabor que te revuelve, en lo positivo, las tripas. Que se te clava dentro y que dura. Y JJ Grey & Mofro lo tienen, vaya si lo tienen. Su nuevo disco, editado por Mascot Records, es el noveno de una carrera confeccionada en base a una calidad envidiable. En este ‘Ol’ Glory’, además, dejan su vertiente más góspel y desaforada para trazar un compendio de canciones que intenta ensalzar todo lo bueno de la vida. Eso sí, sin dejar de lado ese sonido swamp que tan bien dominan y que los convierte en una banda diferente a todas las demás. Por si eso no fuera suficiente, Derek Trucks y Luther Dickinson ponen la guinda de calidad a un álbum nuevamente impecable. No es difícil imaginarse a JJ, declarado surfista, sentado en la arena con su guitarra y un bloc de notas, tras una buena dosis de olas dando forma a canciones como «Every Minute» o «Everything Is a Song». Porque la vida puede ser maravillosa.

Reseña del disco Ol'Glory de JJ Grey & Mofro publicado en Rockon Magazine

Sonando: Every Minute de JJ Grey & Mofro


martes, febrero 17, 2015

Esa portada de elefantes...

Recuerdo pasar por delante del escaparate de la desaparecida Discos Balada, en la calle Pelai de Barcelona. Ninguna de las veces que pasé por delante (y fueron cientos) pude evitar echarle un ojo, cosa que solía acabar, el 90% de las ocasiones con una visita no siempre lo fugaz que hubiera preferido mi tarjeta de crédito. En esta ocasión fue un vinilo de seis tipos con pinta de macarra, sentados en un callejón y mirando a cámara sonriendo lo que me llamó la atención. The Allman Brothers Band At Fillmore East rezaba el título, y a por él me fui.

Porque no, no me cautivó su música, de los Allman lo primero que me llamó la atención fue aquella portada en blanco y negro. Pero después ¿hay mejor forma de entrar en una banda que poner un disco y que suenen seguidas esas excelentes versiones de  «Statesboro Blues» de Blind Willie McTell, «Dome Somebody Wrong» de Elmore James y «Stormy Monday» de T Bone Walker?  Eso es jugar con ventaja amigos. Así te ganas a cualquiera. Por eso sería muy fácil para mí decir que mi disco favorito de los hermanos Allman es aquel directo que me los descubrió, pero es que creo que ese álbum no debe entrar en estos juegos. Por abusón. Es demasiado bueno. Está a demasiados años luz de todos los demás y es una apuesta ganadora y fácil.

No optaré tampoco por una rareza. Ni iré de exquisito diciendo que Brothers on the Road es mi disco favorito del grupo y que solo yo me he dado cuenta. Lo que sí voy a hacer es huir de los clásicos y optaré por Hittin’ the Note como mi preferido y mi elegido para conmemorar este adiós. Al menos mientras escribo estas líneas. Y ahora van los porqués.

Primero porque esa portada cargada de elefantes le encanta a mi hija, y a mí también, y me recuerda esa forma en la que entré en la banda: por el magnetismo de una imagen. Y segundo, y huyendo de aspectos que alguno podría considerar más banales, porque me parece un disco tremendo de principio a fin que llega cuando poco esperaba de los Allman Brothers. Ah, benditas expectativas. Esas que te hunden cuando ansias un disco y que pueden llevarte al cielo cuando has dado un grupo por perdido. Pinchar el «Firing Line» que abre el disco fue como oír música celestial. Malditos cabrones. Lo habían vuelto a hacer. Catorce discos después conseguían volverme a tener con el culo pegado al sillón durante sus once canciones. Fustigarme por haber llegado a tener la osadía de dudar de ellos debía ser el siguiente paso, aunque eso ya son otras historias que quizá no vienen a cuento.

Texto publicado en la web de Ruta 66 como homenaje a Allman Brothers.

Sonando: Firing Line de The Allman Brothers Band

domingo, febrero 15, 2015

Bo-Dogs, ese perro malo

Los amantes del rock escandinavo están de enhorabuena gracias a la llegada de Bo-Dogs, banda encabezada por el que fuera líder de Wilmer X, Nisse Hellberg. Su primer disco lleva por título Bad Bad Dogs y ya anda por las tiendas de la mano de Low Impact Recordings. No hay nada en él que vaya a suponer un pero a los amantes del género: riffs limpios pero cargados de fuerza, trallazos sonoros en forma de canción, estribillos adictivos, melodías recordables y los mejores grupos del punk y el rock de los setenta como estandarte. «Go Brink Back The Noise» parece un tema perdido de los Clash de Joe Strummer, «Hey Mr. Oil Drop Man» de Dr. Feelgood y «Junk Angel» de Dave Edmunds. Además explosionan con una versión del «Bo Didley’s Dog» que ayuda a dar título a uno de esos discos que cuesta tiempo olvidar (si es que lo haces).

Reseña publicada en la web de Ruta 66.

Sonando: Junk Angel de Bo-Dogs


miércoles, febrero 11, 2015

Austin Lucas, genio del country-punk redneck & swamp



Este tipo de Indiana, la tierra de John Mellencamp, no es solo otro punk rocker al que ha atraído el olor a vaca, sino que podría pasar por uno de los músicos que mejor han entendido esa transición. Alumno aventajado de gente como Mike Ness o Jason Ringenberg, Lucas llega esta noche a Barcelona (en una cita que no me pienso perder) para presentar las canciones de Stay Reckleess, un disco que disfruté enormemente cuando fue publicado en 2013.

Producido por Mark Nevers, colaborador habitual de gente como Lambchop o Jason Isbell, Stay Reckless parece interpretado por la mezcla de unos Stones perdidos en el desierto del Mojave y un Johnny Horton destrozado por el bourbon. Puro country punk redneck & swamp con unos músicos que quitan el hipo como Todd Beene de Lucero o Kelly Kneiser que se calza unas armonías vocales que quitan el hipo. 

En su concierto de esta noche se presenta con banda y, por si no fuera ya lo suficientemente atractivo, en ella se incluye Aaron “Cuz” Persinger, primo del Reverndo Peyton y miembro de Reverend Peyton’s Big Damn Band, que además se encargará de abrir el show.

Sonando: Alone in Memphis de Austin Lucas


martes, febrero 10, 2015

Justin Townes Earle, oda a los padres ausentes



Permítanme que inicie esta reseña diciendo algo que nadie parece atreverse a afirmar: Justin Townes lleva unos cuantos discos dándole “pal pelo” a papá Steve. Ala, ya está. Esta vez lo hace con una especie de segunda parte del editado hace apenas unos meses Single Mothers. Como si de un disco doble se tratara repite estructuras, sonido, producción y temática, aunque con un leve giro. Si en el primero, Earle hablaba de la desesperación y la recuperación desde un punto de vista valeroso que podía atribuirse a una madre soltera (de ahí su título), en este se inclina por afrontar el abandono con angustia e incluso resistencia. De hecho no podemos obviar que su padre desapareció de la vida del músico cuando era un crío y muchos de los mensajes aquí incluidos podrían ir destinados al mismo Steve. Justin Townes se muestra ansioso por la búsqueda de algo a lo que asirse, de un punto de apoyo a partir del cual seguir adelante. Algo que no tuvo cuando, por ejemplo, andaba enganchado a la heroína. Un disco duro en el que las sonoridades country-soul que también domina el de Nashville sientan de maravilla a, de nuevo, unas espléndidas canciones. Aunque acaben diciendo cosas tan crudas como “rompiste mi corazón una vez, yo era demasiado joven y no hay arreglo”. Casi nada.

Reseña del disco Absent Fathers publicada en la web de Ruta 66.

Sonando: Call Ya Momma de Justin Townes Earle


lunes, febrero 09, 2015

Las rarezas de Los Marañones



Una de mis bandas favoritas, Los Marañones, se encuentran grabando su nuevo disco. Están ya en el estudio y para hacer más llevadera la espera publican, solo en digital (¿cómo puede ser?) un espléndido disco de rarezas que abarca el período entre 1988 y 2012. Reconozco que, en este caso, me encanta que Los Marañones sigan siendo unos grandes desconocidos y que solo unos pocos disfrutemos de ellos. Aunque soy consciente que ellos deben opinar todo lo contrario. Pero ¿a quién no le gusta tener esos secretillos musicales?

Inician sus rarezas cono un «Lo has hecho mal» donde sus cartas quedan al descubierto: genuino y puro rock and roll con la espléndida voz de Miguel Bañón liderando una canción de esas destinadas a ser no ya cantada sino gritada. Publicada originalmente en 1988 está producida por el propio Bañón y Fino Enemigo Oyonarte. «Jojoy» es un instrumental grabado en directo en 1994, mientras que tu amor es una inédita fechada en 1993. «Tengo la culpa» pertenece a la época de Joaquín Talismán en la banda (1998), mientras la semi-acústica «No me asusta» data de 2001 y «Funky pop» de 2002. «Me tratas mal» de 2007 contiene una letra puro Bañón, igual que «Yo ya lo pienso» grabada en la misma tanda que la inicial «Lo has hecho mal». «Si pierdo la razón» (1993) está cargada de espléndidos versos (Me miras a mí pero no yo a ti, soy un zorro sin rumbo ni lugar. Pero al final tendré que ponerme a comer para poder sobrevivir) y contrasta con la sencillez lírica de «A lo mejor me voy» (1996). «El mendigo» (2001) devuelve a la banda al habitual dominio de las historias de perdedores y tipos con mala suerte, y «Mi carretón» es una de esas letras que solo ellos pueden cantar sin sonar simples (2002). Cierran el disco «Bajo el sol» de 2007 y «La herencia genética», tema que incluyeron en 2012 en el homenaje a Caballero Reynaldo.

Acaban los catorce temas de este disco y uno tiene la sensación de haber oído algo muy grande. Y es que si es lo primero que oyes de los murcianos probablemente acabarás pensando  que si esos son los descartes ¿cómo serán los temas incluidos en los discos? Si por el contrario eres de la vieja guardia la pregunta es obvia: ¿por qué narices no editar esto como Dios manda?

Sonando: A lo mejor me voy de Los Marañones

jueves, febrero 05, 2015

The Howlin’Brothers ven el sol



La banda de Nashville de los hipotéticos hermanos Howlin (en realidad son Ian Craft, Jared Green y Ben Plassed) son de esos grupos que suponen una apuesta segura. Al menos lo han sido con todos sus discos, los dos últimos producidos por el ojo avizor de Brendan Benson. Menos conocido pero con el mismo o incluso más encanto es el mini LP de seis temas que grabaron en los míticos Sun Studios de Memphis en 2013. Lo grabaron casi al mismo tiempo que Howl, el álbum que los puso definitivamente en circulación y contiene seis perlas. Temas propios como una fantástica «Tennessee Blues», precisamente incluida en Howl, y una versión espeluznante del «Dixie Fried» de Carl Pwrkins que les sienta de maravilla. Aún no sé muy bien la razón por la que tardaron más de un año en ponerlo en circulación pero desde que lo hicieron no me he cansado de recomendar este disco a los amantes de los sonidos de raíces que todavía no han descubierto a una de las bandas de bluegrass contemporáneo más interesantes.

Sonando: Troubled Vals de The Howlin’Brothers


miércoles, febrero 04, 2015

Las sombras de Dylan

Me gusta informarme cuando escribo la crítica de un disco. Y no me refiero solo a buscar información previa y objetiva sobre él, sino a leer otras reseñas que se lanzan en otros medios, en la medida de lo posible. Hay quien opinará que eso puede influir y condicionar mi opinión, pero yo creo firmemente que no, y que el saber qué escriben otros engrandece lo que yo pueda decir. Eso me ha llevado a encarar esta crítica del nuevo trabajo de Bob Dylan con varios condicionantes, el primero de los cuales hace referencia precisamente a esos “inputs” externos que me llegan sobre el álbum. Medios tan respetados como “Uncut”, “Mojo” o “Rolling Stone” otorgan sus máximas puntuaciones a Dylan y su incursión en el cancionero de Sinatra, y nombres tan respetados como los de Diego A. Manrique, Héctor G. Barnes o Joserra Rodrigo hablan en mayor o menor medida bien de la aventura. Eso debía situarme en un punto de partida positivo.

El segundo de los condicionantes debería llevarme al sentimiento opuesto a lo expresado y responde a una simple palabra: expectativas. Las mías respecto al disco eran bajas. No esperaba nada especial porque me chirriaba que Dylan quisiera versionar a su admirado Frank Sinatra hasta completar un disco. Soy de los que ha defendido a Bob como un crooner moderno, y me explicaré. Su “Dylanísima” lleva tiempo recuperando canciones, músicas y textos del pasado, convertido en un trovador de la música norteamericana más antigua. Pero lo hacía a través de sus canciones, de sus propias composiciones, no de temas ajenos.

Sinatra era “La Voz” por algo. Lo mejor de sus temas era eso, precisamente la voz. Canciones que en las cuerdas vocales de otros serían simplemente aceptables se hacían enormes en la voz de Frankie. Servidor es de los que defiende a Dylan como cantante, pero entre todos los parabienes que se pueden otorgar a sus tareas vocales, la voz quizá sería lo que menos brillaría. Dylan frasea como nadie, hace sentir como pocos y es sin duda el mejor intérprete de sus canciones, digan lo que digan. Pero desde luego no es ni Sinatra ni Dean Martin, mal que a él pueda pesarle.

Tercer condicionante: de dónde venimos y adónde vamos. Muchos sabrán que acabo de editar un libro sobre la trilogía formada por “Time out of mind”, “Love and theft” y “Modern times”, tres auténticas obras maestras en las que tuve que sumergirme de nuevo y a las que siguió un disco notable como “Together through life”, y otro espléndido como “Tempest”. Por si eso no fuera suficiente, la edición completa de “The basement tapes” nos tenía a los seguidores de Dylan en un globo. No pincharlo era difícil. Se tenía que hacer algo muy grande para que eso no sucediera, y en mi opinión no ha pasado.

El cuarto punto que hay que tener en cuenta son los discos de versiones. Siempre he pensado que un disco de revisiones de otro artista únicamente podía tener dos motivos. El primero, claramente, es homenajearlo, algo que no me queda del todo claro que se cumpla en este “Shadows in the night”, desde el momento en que ni siquiera se nombra a Sinatra en el título o un imaginario subtítulo (me parece demasiado débil el guiño a ‘Strangers in the night’). Y aceptando que este sea el caso, eso convertiría al álbum en algo menor dentro de la carrera de su autor. El segundo motivo para revisar a otro músico es aportar algo a esas canciones. Tras realizar muchas escuchas, creo que Bob no aporta nada especial a los temas, más allá de tocarlos con su banda y con la única honrosa excepción de ‘That lucky old sun’. ¿Y por qué? Porque es la que suena más dylaniana y menos Sinatra, y ese debería ser el objetivo.

Quinto motivo: el tiempo. Desgraciadamente y por cuestiones obvias no creo que Dylan vaya a grabar muchos discos más, ojalá me equivoque. ¿Es necesario malgastar uno de los pocos cartuchos que nos quedan en un álbum de versiones poco lúcido? ¿No era mejor incluir por ejemplo ese ‘That lucky old sun’ en un disco de temas propios?

Sexto: las excusas. Son las que no paro de oír para justificar “Shadows in the night”. Que no es un disco para cualquier paladar. Que es un disco “nocturno”, y no tengo muy claro qué significa eso. Que Dylan es Dylan y puede hacer lo que quiera: faltaría más, pero yo no estoy obligado a que me guste. Que la banda suena muy bien: ya, ya, ¿pero el disco es de Bob o de su banda?; que hay que respetarlo, pero yo no le falto al respeto por decir que no me convence su disco. Y que hay que darle tiempo. Qué manía con darle tiempo a los discos, prefiero que me lleguen a la primera.

A todo eso me enfrento antes de oír el álbum. Cuando lo hago, algunas de las cosas que ya he reflejado en los párrafos anteriores salen a la luz. “Shadows in the night”, en mi opinión –subrayen esto– es un álbum plano, sin aristas, aburrido y que poco o nada aporta a la carrera de Dylan. La banda suena espléndida, cierto, como lo grandes músicos que son. Pero Bob se diluye como crooner cuando las canciones no son suyas, y más aún cuando las ha cantado antes el mejor del género.

Entonces, ¿es disfrutable el álbum? Casi todos los discos lo son, solo depende de cada uno. Por eso respetaré a todos aquellos que digan que Bob ha vuelto a hacer otra obra maestra, quizá tengan razón, y defenderé mi postura opuesta. Y no, no les pediré que no se lo compren o no lo escuchen. Como todos, los discos de Dylan hay que escucharlos para poder opinar. Háganlo, seguro que encontrarán algo. Y seguramente yo también lo haga con el tiempo.

Reseña del disco Shadows In The Night pubicada en la web de Efe Eme.

Sonando: When I Paint My Masterpiece de The Band

martes, febrero 03, 2015

Las aventuras del Profesor Castarnado VIII: Rhiannon Giddens



Esta tiene trampa. Porque no es que este disco me lo haya descubierto el Profesor Castarnado. Pero seguro que lo hubiera hecho si le hubiera dado tiempo porque es de esos que le vana su afición de la música de mujeres como anillo al dedo. Pero vayamos por partes.

Bastante defraudado quedé de esa experiencia llamada The New Basement Tapes que reunía a gente que me gusta tanto como Elvis Costello, Jim James, Taylor Goldsmith y, en menor medida Marcus Mumford.  Y sí, he olvidado conscientemente a Rhiannon Giddens porque  es de ella de quien quiero hablar. De hecho son sus intervenciones las que mas´me gustan del disco resultante del experimento titulado Lost on the River. Para quien no haya tenido el placer de conocerla, Giddens es la excelente cantante, violinista y banjo de los muy recomendables Carolina Chocolate Drops. Pero ahora es ella la que tiene disco en solitario y llega de la mano del productor de las citadas sesiones T-Bone Burnett. En Tomorrow Is My Turn, título de este debut en solitario de Rhiannon hay folk, blues, góspel, jazz y hasta country, pero todo facturado con una clase espeluznante ¡Qué manera de escoger las versiones! Desde la canción que da título al disco, que han interpretado desde Charles Aznavour a Nina Simone hasta el «Waterboy» de Odetta, pasando por el «Don’t Let It Trouble Your Mind» de Dolly Parton o el «She’s Got You» de Hank Cochran.  Pura magia en el que seguro es uno de los discos femeninos del año.

Sonando: Last Kind Words de Rhiannon Giddens