Lunes: Día extraño. Sale el libro a la venta. Por la mañana lo hojeo antes de ir a currar. Como el que repasa que su hijo vaya bien peinado y con la cara bien lavada al cole. Le explico a June que papá ha escrito un libro. Me mira con cara de “y a éste ¿qué le pasa esta mañana?”. Lo hojea. Ve una foto de Quique con la guitarra y exclama “¡Elvis!”. Para June todos los tipos con guitarra son Elvis. Su educación va bien. Ahora me queda lo más fácil. Porque si conseguimos que distinguiera a sus tías que son gemelas, creo que la cosa será más fácil entre Elvis y Dylan, o Hendrix…Me voy a currar oyendo a James McMurtry. El miércoles hablaré de él en DPND. Curro. Agobio. Por la tarde al salir llamo a Quique. Voy camino del concierto de Peter Case. Quiero compartir eso con él y, sobre todo, que nuestro libro ya anda por las tiendas. Charlamos un rato. La semana que viene lo veré y nos daremos el abrazo que nos debemos. No entiendo a Peter Case. Habla con la mano en la boca, mirando al techo y su barba no colabora. A duras penas podemos mantener una conversación. Aunque lo hacemos. La entrevista….Bendita grabadora. El concierto es extraño. Case es capaz de cantar de manera atonal como los tuareg del Sahara, vamos que se casca algún tema completamente fuera de tono y no se da ni cuenta. Y a continuación te derrite con canciones sublimes y una actitud increíble. Raro. Como el día. Me voy a casa oyendo «La Luna Debajo del Brazo» en la radio del taxi. Casualidades de esas que me encantan. El taxista me dice “¿cambio la emisora? Un poco coñazo ¿no?”. Le miro. “Como quieras, yo no lo veo tan mal…” y sonrío. Lo hace. Cambia de dial. Pone un programa de fútbol. Yo cojo mi iPOd y pongo «La Luna Debajo del Brazo».
Martes: Mucho trabajo. Me voy en el autobús escuchando lo nuevo de Greg Brown y luego me paso al discazo que se ha sacado de la manga Jim Lauderdale junto a Robert Hunter, otra vez. Bluegrass puro. Carne de Hendrik Röver. Mucho trabajo, de nuevo. Todo queda aplacado por el hecho de que al salir el curro Raquel y yo vamos a aprovechar que June está con su abuela para ir a tomar algo juntos. A tomar por saco. Llamada a las cinco de la tarde de mi chica “tío, estamos inundando a la vecina, hay un escape en casa”. Me cago en la puta. Me voy pitando al bus. Busco en mi iPOD. Before The Flood. Dylan y The Band. Juas. Ideal título para la tarde. Seguros. Llamadas. Fontaneros. Se van a las nueve de la noche. Adiós tarde en pareja.
Miércoles: Vienen a arreglar el teléfono que se había jodido por la inundación y Sergio viene a arreglar el ordenador que se había jodido por mis manos. Pincho lo nuevo de los Gilmore. Primero Jimmie Dale. El padre. Más bluegrass. Imagino la sonrisa de Hendrik. Luego el hijo, Colin. Más americana. Imagino la de Quique. Por la tarde pienso en Joserra Rodrigo. Está haciendo su fiesta Dylan, 70+1. Él es uno de esos románticos que aún nos quedan y que cree en la música, de verdad. Se gasta la pasta, como yo hice con el tributo a Dylan en CD o con el concierto hace un par de años, sólo porque cree que debe hacerlo. Corazón ¿Cuánto nos falta? Él ha hecho camisetas (y todavía le quedan, así que a correr), fanzines, exposiciones. Y se ha llevado a la Fakeband. Apúntenme como el segundo que habló de ellos cuando estén en boca de todos. Porque lo valen. Me voy a entrenar. Mierda. A la media hora esguince de tobillo. Decido que esta vez no me va a parar. Mucho hielo, antiinflamatorios y el disco de Frank Turner del año pasado. Al día siguiente ni rastro de la pelota de ping pong que parecía metida en mi pie. No duele, sólo molesta. Bien.
Jueves: Día de curro infernal. No puedo parar. Ni siquiera para hablar con Coco, May o Raquel. No tengo tiempo para nada. Pincho The Foghorn Trio, luego el power-pop de The Fieros y acabo, otra vez, en Israel Nash Gripka. 30 personas ya se han bajado nuestro programa especial dedicado a Dylan en la radio y en los foros hablan de la voz sensual de Raquel. Sonrío. Los Midnight Travellers me envían una foto. Omar apareció en los bises el viernes con un mensaje en su brazo. “Happy Birthday 2 June”. ¡Qué grande tener tantos y tan buenos amigos! Son lo mejor de esta vida. La gente. Llego a casa derrotado pero contento. June vuelve con su madre del parque, me abraza y luego me da un cazamariposas para que juegue con ella. Tranquilidad. Paz. Mis chicas son las mejores.
Viernes: Acabo de llegar al curro. Pinta mal, otra vez, pero bueno. Vengo con el random en el iPOD y leyendo el último de Tom Sharpe. Literatura amena. Nada más. Ha sonado un tema que no conozco y pienso que es de lo nuevo de My Morning Jacket que no me acaba de gustar. Lo miro. No. Es un temón llamado «Horses» salido del nuevo de Joseph Arthur. Cambio el random y pongo el repeat de la canción. No puedo parar. Es preciosa. Parece salida del For The Beauty of Wynona de Daniel Lanois. Absolutamente increíble. Canción de la semana. Esta tarde, por fin, iré a ver el libro en las estanterías de FNAC. Recuerdo. No quedan. Me lo dijeron ayer. Qué bien….
Sonando: Horses de Joseph Arthur
2 comentarios:
Viernes, y todavía no tengo el libro, y eso que lo compré hace unos 10 días en la web.
Como dice Bob...Seven days, seven more days that are connected....
Abrazos!
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