No soy un gran fan de los discos instrumentales. De hecho, podría decir que no me gustan. Se me suelen hacer pesados. Por no decir un coñazo, directamente. Hablo de rock, por supuesto. El jazz es otra cosa. De hecho algunos discos de Miles Davis o John Coltrane me encantan. Faltaría más. pero el rock es otra cosa. Me cuesta. Será deformación profesional. Pero se me hace duro encarara un disco en el que no voy a oir la voz de un vocalista diciendo cosas. Desde mi punto de vista es una de las claves de la música rock. Por eso me encantan los vocalistas. Quizá, la explicación está también en mi incapacidad manifiesta para ser un buen instrumentista. Yo nunca grabaré un buen disco instrumental. Directamente, no se. Y mi impaciencia innata me lleva a no poder mejorar con el único instrumento que toco, la guitarra.
¿Y por qué este rollo? Pues porque estos días me he visto sorprendido porque me gustan dos discos instrumentales. Me gustan. Y mucho. Uno es el Potato Hole del gran Booker T. Jones. Con Neil Young de guitarrista. Rock poderoso, guitarras afiladas y chirriantes, un gran teclado (como cabía esperar), vientos. Muy poderoso. El otro es El Baile final de Los Coronas ¡Vaya discazo! ¡Qué amplitud de géneros! Estos tíos son muy grandes. Suenan increíbles. Siempre lo han hecho. Y este disco ya es del todo insuperable. Edu dixit.
Sonando: Sangre en la arena de Los Coronas
2 comentarios:
Me apunto
El Potato Hole es enorme, no se echan de menos las voces en ninguna de las versiones, y con esa versión final de los Truckers, deseando estoy que salga en vinilo
Yo tampoco soy muy aficionado al tema instrumental. Pero he de decir que estuve viendo a LOS CORONAS el pasado sábado y me quedé alucinado. Me lo pasé fenomenal y me gustó muchísimo el concierto. Un saludo. MANEL
Publicar un comentario