Ayer fuimos a ver a Christina Rosenvinge. Mi motivación antes del concierto se reducía a compañar a Rakel, porque a ella le gusta mucho, y también a ver a Charlie Imaginario con Christina. Mis peores augurios que apuntaban a un concierto lentorro y pelma no se cumplieron, afortunadamente. Y eso que el hecho de llegar al Apolo y ver un montón de sillas preparadas para un bolo sentado todavía hacía crecer esa sensación de apelmazamiento digna de un domingo por la noche. Pero una guapísima Christina emprendió con la bonita "Tu Labio Superior" un concierto soberbio. Impecable en cuanto a preparación y ejecución. Denso. Pero no pesado. Juguetón pero profundo. Con el solo pero de unos susurros por parte de Christina que, a pesar de estar acostumbrados a ellos, convierten algunas de sus bonitas letras en inteligibles. Y eso es una pena. Pero también forma parte de su encanto ¿Quién no ha soñado con que te susurre al oído y en privado? Incluso rescató un tema de Que me parta un rayo. Y Charlie bien. Muy bien. En su papel de musicazo implacable. Adquiriendo un protagonismo absolutamente merecido y llamando guapa a una Christina que tuvo que soportar un "cariñoso" (por definirlo de alguna manera) "Xoxo, vente pa Cádiz". Ella, lejos de molestarse, fue incluso capaz de tocar un precioso e improvisado "Window" incluido en su Continental 62. Para paladares exquisitos.Sonando: Babel On de The Soundtrack of Our Lives
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