Una lechera hija de un granjero (no recuerdo si se llamaba BMG, Sony, Universal o algo parecido) llevaba un recipiente lleno de discos de vinilo a vender al pueblo, y pensó:
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Si invento un nuevo formato,
al que llamaré CD y convenzo a la gente que se oye mejor que el viejo vinilo,
podré venderles todos los discos de nuevo.
Así que dejó sus vinilos, fabricó CDs y se fue al pueblo a convencer a los parroquianos de que si compraban su nuevo invento oiría mejor su música, nunca se rayarían y estarían contentos para siempre. Estos creyeron lo que les decía a pies juntillas y empezaron a renovar sus colecciones de discos, comprando de nuevo todos los discos que ya tenían en vinilo otra vez en CD.
No contenta con eso, al poco tiempo la lechera pensó que si además podía transmitir esos ficheros por Internet, podría venderlos para que los parroquianos los pudieran llevar en sus aparatos portátiles y convenció a estos de que su sonido era prácticamente igual que el de los famosos CDs, porque era digital. Lo llamó MP3 y así podía venderlo sin moverse de casa y se ahorraba los largos trayectos cargada de CDs al pueblo. Pero los parroquianos, hartos de gastar dinero, encontraron una forma de pasarse esos archivos de forma gratuita, saltándose a la pobre lechera.
Así que la lechera ideó una nueva estrategia. Volvería a convencer a los parroquianos que el vinilo es el mejor formato que existe, de hecho de eso estaba convencida. Les diría que ahora se fabrican en mejor calidad y los vendería de nuevo más caros que nunca. La lechera preparó sus planes y cargó su recipiente, una vez más, de nuevos vinilos:
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Cuando venda estos vinilos,
compraré más material y fabricaré más discos. Haré que las tiendas quiten los
CDs y pongan mis vinilos en su lugar. Los cobraré 50 veces más caros de su
precio de coste. Así podré hacer más y más discos de vinilo. De 200 pasaré a
300, de 300 a
1000 y me haré inmensamente rica.
Pero en ese momento tropezó con una piedra, cayendo junto con el recipiente de vinilos al suelo y rompiéndolos todos. Y así todos sus planes acabaron en un instante.
Moraleja:
No seas ambiciosa de mejor y más próspera fortuna, que vivirás ansiosa sin que pueda saciarte cosa alguna. No anheles impaciente el bien futuro, mira que ni el presente está seguro. Que tanto va el cántaro a la fuente, que al final se rompe.
Sonando: Milk Cow Blues de Eddie Cochran
2 comentarios:
Buenisimo Edu!
Muy, muy bueno!
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