Estrenando el año con The Widowbirds

Estreno la temporada de conciertos 2013 con la actuación de Widowbirds en la sala Rocksound. 2012 se saldó con la nada desdeñable cifra de 42 conciertos, número que si tenemos en cuenta que no asistí a ningún macro Festival que lo aumentara rápidamente me deja más que satisfecho. La comprensión y el esfuerzo de mi hija y mi mujer tienen mucho que ver con eso. Este año he tardado más de diez días en estrenarme aunque esta misma semana tengo dos citas ineludibles con The Hackensaw Boys y Guadalupe Plata.

La cuestión es que los Widowbirds, grupo del que ya hablé como uno de mis olvidados en la lista de lo Mejor de 2001 se presentaban en Barcelona para iniciar su tour europeo, por cierto, cargado de fechas. Con el gran Simon Melli, otrora líder de Oh La La, al frente armado con su guitarra acústica, enlazaron temas tras tema de su fantástico primer disco Shenandoah. Melli, genio y figura, Alma Mater y verdadero centro neurálgico de la banda es un cantante excepcional y beneficiarse de verle en su primera fecha es un lujo, porque su garganta está todavía impecable. Aunque cierto es que, aparentemente, su timbre de voz surge sin ningún esfuerzo, de manera natural, como si estuviera hablando, para llegar a unos tonos cuyo simple intento nos dejaría a la mayoría de los mortales tres semanas a ración doble de chutes de codeína. Canciones cargadas de cambios de intensidad, interpretadas por una banda solvente en la que destaca un batería a pecho descubierto transformado en una bestia que hizo peligrar los parches de su instrumento en varias  ocasiones, se adaptan como un guante a las necesidades de un Melli que merecería, sin duda, un mayor reconocimiento del que tiene. Así que ya saben, vienen de Australia e igual es difícil verlos mucho por aquí, quién sabe, pero fechas les quedan. Aprovechen.

Sonando: Rumble In The Alley de The Widowbirds