Bruce Sprinsgsteen lleva tiempo demostrando que, al
menos desde su música, es un tipo comprometido al que preocupa lo que sucede a
su alrededor. Implicado en decenas de campañas, entre ellas el apoyo al
presidente Obama, en su último disco, Wrecking
Ball, elegido en mi opinión de manera injusta como disco del año de la
revista Rolling Stone, encontramos algunas muestras de su posicionamiento. Una
de ellas llega hoy a nuestro Political World. Se trata de «Death To My Hometown».
Tres minutos y veintinueve segundos dura la quinta
canción de Wrecking Ball si hablamos
de su versión CD, segunda de la segunda cara 2 si hablamos de su versión en vinilo.
Producida por Ron Aniello, Jon Landau y el propio Bruce, bebe de los sonidos
de la Seeger Sessions aunque
electrificándolo. Esos sonidos celtas que como Fernando Navarro decía en su
Ruta Norteamericana “colocan el
folk en un plano de marcha comunal, de himno de estadio inglés o canto del
oeste americano, tal vez pareciéndose al espíritu sonoro de las Seeger Sessions
pero, en esta ocasión, jugando con las cuerdas, los vientos y los coros como si
fueran el galope de un país entero, de una comunidad que necesita hacer fuerza
reconociéndose en su propia voz conjunta y busca instalar su razón de ser en la
lejanía de su horizonte”.
Una canción que afronta las causas de la crisis que azota al mundo señalando
sin rubor a los culpables (“los ladrones
codiciosos que vinieron a mi alrededor”) mientras clama por la falta de
justicia (“sus crímenes han quedado
impunes y caminan por las calles como hombres libres”). La muerte ha
llegado a la ciudad natal de Bruce y él no está dispuesto a que los que lo han
provocado se vayan de rositas. Por eso lo grita sin rubor ¡Hey!
Sonando: Death To My Hometown de Bruce
Springsteen
1 comentario:
Cancionaca donde las haya. con esta tonada dan ganas de pintarse los colores de Braveheart y atravesar con una lanza a más de un impresentable. Me alegra ver a Springsteen en esta sección. Saludos
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