Lo de anoche del Cabrero no tiene nombre. Difícil definirlo
con palabras. Pocas veces he visto a alguien (y he visto a muchos) llenar un
escenario de esa manera sólo con su presencia. No le hizo falta ni siquiera
cantar. Eso sí, cuando lo hizo aparecieron por allí los fantasmas. Y es que, a
pesar de un sonido mejorable, no achacable al artista, por la sala decidieron
aparecer los espíritus de Hank Williams, de Johnny Cash y de Woody Guthrie. De
Hank tiene José el poso, la capacidad para contar historias, la rapidez de
respuesta y la poesía en la garganta. De Cash tiene la profundidad de su voz,
la actitud y su ropa negra. Esa que lleva por el mismo motivo que Johnny. Y de
Woody tiene esa capacidad para tocar a los poderosos allí donde les duele. Esa
fuerza en sus palabras, ese quejío. Porque si la guitarra de Guthrie mataba
fascistas, la voz de José los entierra bien abajo. Inconmensurable. Arte puro.
Y lo dice un vago seguidor del Flamenco. Porque El Cabrero no es solo eso. Es
mucho más. Sólo hay que ver su piel tostada por el sol para darse cuenta de que
la tierra lo ha acogido como parte de ella.
Sonando: Lluvia
de El Cabrero
PS: Tampoco tiene nombre la actitud infame de la sala.
Alguien tenía que decirlo y lo hago yo. Tratar así a un personaje tan grande es
una puñetera vergüenza. Mínimas facilidades, trato nefasto, catering ridículo…El
colmo fue echar a la gente de la zona de merchandising cuando todavía había
mucha que quería comprar. Y el recolmo echar del camerino a un músico de
setenta años, que había dado un conciertazo cargado de antibióticos y dejarlo
firmando discos en la calle sólo diez minutos después de haber acabado su recital. Pero El Cabrero volvió a pasarles la mano por la
cara a aquellos que no dan más de sí. A aquellos que no soportan sus palabras.
Porque firmó hasta el último de los discos que le pidieron, se hizo hasta la última
de las fotos y no paró de compartir
amabilidad y sabiduría. No puedo evitar imaginarlo cayendo en la cama de su
hotel, rendido, pero con la sensación de haber hecho lo que tenía que hacer. Un
grande.
1 comentario:
Me emocionaste hasta las lágrimas, El Cabrero es el mas grande entre los grandes, como artista y como persona, un Hombre, asì, con mayúscula, sin dobleces, autentico y humilde
, gracias
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