Me gusta la gente que hace las cosas de corazón. Llevo muchos años rodeado de músicos y los he conocido de todo tipo y calaña. A veces, me siento uno de ellos. Cosas de haber traspasado la línea entre “escritor sobre” y “artista”. Lo que más me gusta de esas relaciones es encontrarme con gente que, como decía Enrique Urquijo “se vuelve vulgar al bajarse de cada escenario”. Eso sí, yo ese vulgar lo asocio con algo positivo, diferente a lo que hacía Enrique en su canción. Lo interpreto como normalidad. Y eso me gusta. Es curioso que alguien que admira tanto a Bob Dylan diga que le gustan los músicos que cuando bajan de un escenario se convierten en personas normales. Pero es así. Y unido a esta sensación voy a hablar del último y primer disco de César Pop ¿Por qué? Pues porque primero es un gran disco y, segundo, César me ha demostrado que es una persona “normal” adjuntando al disco una nota con un “espero que lo disfrutes tanto como yo lo he hecho leyendo tu libro”. Eso es un tío grande. Y no porque me alabe. No me refiero a eso. Me refiero a que ser cortés, agradecido, o llámenlo como quieran, no cuesta nada. Sé que hay gente que no se ha leído mi libro pero por amistad o amabilidad me ha felicitado. Otros más cercanos no. Y eso es como cuando un músico graba un disco decirle “pues lo quité al primer tema porque vaya mierda”. No es justo cargarse a las bravas el trabajo de muchos meses de alguien. Y menos entre compañeros. Como mínimo, respeto.
Y dicho esto, el disco de César tiene el título tan adecuado para este post de Te Llames Como Te Llames y se abre con un tema carne de hit, «La próxima montaña» es maravillosa. Quiquegonzaliana de la primera época con una excelente producción de Leiva, que toca la mitad de los instrumentos de la canción. “Voy a bajarme en la próxima montaña si no doy contigo”. Ya lo he anunciado y antes de que nadie lo diga, sí, el disco suena a Quique González pero también a muchas cosas más, y todas buenas. No seamos cerrados. Hay mucho más ahí. «Paredes Desnudas» parece sacada de Kamikazes Enamorados (otra vez Quique) pero también del Antonio Vega más acústico. César tiene muchos amigos en esto del rock nacional, pero no ha querido aprovechar el nombre de ninguno en su primer lanzamiento. Y eso le honra, si cabe, aún más. «Sabía Demasiado» tiene algo de rock argentino, un medio tiempo bello. “Mucho peor que caer, es caer siempre en el mismo sitio”. «Lo que queda» es hermosa con el sonido de los dedos trasladándose por los trastes. El bueno de Txetxu Altube hace, como en todo el disco, un excelente trabajo con las seis cuerdas y te atrapa. «Toni2 Café Teatro» es una canción de amistad con guiños a la vida personal del músico. «Te llames como te llames» me recuerda en algo a las baladas de Enrique Urquijo. Quizá son esas cuerdas. «La matadora» es otro tema cantautoril, acústico y, de nuevo, excelente. «Baires» es Ariel Rot o Andrés Calamaro. No sólo por su letra sino también por su cadencia. «Flacos y Famosos» es mi debilidad ¿por qué? ¡Porque es una ranchera! Y además cojonuda. Aquí hay mucho José Alfredo Jiménez y mucho Pedro Infante. Y por eso de la cercanía, también muchos Secretos (por cierto esta noche me voy a verlos al Palau de la Música). “Esta canción es todo lo que necesito pa que no sepa este hasta luego tan amargo”. Sublime. Cierra el disco «Veranillo de San Miguel». Al principio no me gusta. Me recuerda a Iván Ferreiro, pero luego me engancha. Me encanta la chulería de la frase “te tengo calada”. Es pop. César, si me permiten el juego de palabras. Pero es, end efinitiva, un bonito disco, bien parido, hecho por un buen tipo.
Sonando: Flacos Y Famosos de César Pop
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