Buen festival, en líneas generales. Este año nos lo tomamos con más calma y, puede que gracias a ello, nuestros viejunos cuerpos han aguantado mejor el tute. A pesar de que no era la intención inicial, nos saltamos algunos bolos que yo quería ver como JJ Cale o The Royal Cream. Pagamos el peaje por disfutar más de cositas como The Jayhawks (soberbios) o Los Lobos (como siempre espectaculares). Mención especial merece Travis, nuevo cantante de Blind Melon, que a base de actitud y bena voz logró meterse en el bolsillo a un buen número de escépticos. El año que viene no estaré muy probablemente. Pero esta edición he podido comprobar que el festival sigue muy vivo y que es difícil que no tire adelante.
Bonito fue además el reencuentro con muchos ruteros de pro. Nos juntamos un buen número y eso siempre es un placer. En la revista se respira muy buen rollo ahora. Y eso se nota. Jorge y Coco han tenido mucho que ver en ello. Y se les agradece.
Sonando: There's a place de The Smithereens
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