El vértigo es una situación horrible. Diría que la peor que he vivido en mi vida. Superior a cualquier dolor. Espantosamente delirante y fruto de una ansiedad incalculable. Te hunde, te perfora, te asesina, te deja absolutamente abajo. Casi sin ganas de levantarte. Frustrado. Dudando de si mereces más. Si has hecho algo que provoque su presencia. Te acobarda. Te ejecuta sin piedad. El vértigo puede contigo. Te quema y te asusta. Te asusta en el momento e insiste en asustarte para siempre. Porque te amenaza. Se esconde pero te deja un mensaje dulce como la hiel: "volveré". Y siempre lo hace. Cuando menos te lo esperas, ahí está. De vuelta. Por sorpresa. Sin avisar. Ajeno a tu situación. No le importa. Vuelve y entras de nuevo en esa vorágine circular. Y vuelves a dudar. Vuelves a pensar que has vuelto a joderla. Que has vuelto a caer y que esta vez seguro que no te levantas. Todo te da vueltas. No tienes punto de apoyo. Y cuando cree que te ha vencido, se va. Se va porque no puede con ella. No puede y nunca podrá porque Rakel es más fuerte que mi vértigo. Y siempre le gana. Él se esconde. Se va insinuando que lo volverá a intentar. Y yo lo miro con orgullo. Porque se que siempre volverá a encontrarse con ella. Siempre estará ahí conmigo. Y siempre le ganará.Sonando: Always On My Mind de Willie Nelson


