lunes, septiembre 30, 2013

Cyril Neville, el voodoo vuelve a hacer efecto



Él es uno de los cinco. Integrante esencial del quinteto que bajo el nombre de The Neville Brothers ha contribuido como pocos a la transmisión del legado musical de su Nueva Orleans natal. Lo suyo era estar tras las percusiones, sin abandonar las tareas vocales, mientras sus otros cuatro hermanos se encargaban del resto de instrumentos. Tiempo ha tenido, eso sí, de construirse una paralela carrera en solitario que llega con Magic Honey a su octava entrega. Acompañado de ilustres invitados como Allen Toussaint o Dr. John, Neville recrea el blues marca de la casa y con denominación de origen como solo su familia parece ser capaz de hacerlo. “Mi chica es una abeja que hace miel mágica noche y día” canta mientras el funky, el ragtime, el swing y el blues se mezclan de manera casi imperceptible. Se atreve hasta a hacer guiños a la salsa o el reggae y sale vivo del entuerto demostrando que la honestidad y la experiencia tienen mucho que decir en la forma de afrontar las canciones de un músico de su calado.  Voodoo rhythm, ya saben. Poco más se puede añadir.

Escrito para la web de Ruta 66

Sonando: Magic Honey de Cyril Neville

jueves, septiembre 26, 2013

Blitzen Trapper, cuando Beck se dejó la maleta en Portland



Que nadie se asuste por los primeros segundos del nuevo disco de Blitzen Trapper, no se han vuelto locos. Cuando parece que escuchamos sonidos que no encajarían en uno de sus discos aparece la voz de Eric Early para al más puro estilo de los blues hablados de maese Dylan arrancarse con un «Feel The Chill» muy en la línea del «Mary Jane’s Last Dance» de Tom Petty y con la mirada puesta, probablemente, en las pistas de baile. En «Shine On» parecen adoptar el mismo camino marcado por el Screamadelica de Primal Scream pero la cosa suena y si se ha de bailar, se baila. En «Ever Loved Once» la cosa se relaja y aunque una base permanece por detrás el medio tiempo marca de la casa se hace más reconocible. «Thirsty Man» apuesta por el groove de nuevo y los sonidos negroídes en la línea Booker T Jones con un teclado espléndido que también rememora de alguna manera a The Doors. Algo ha cambiado en el sonido pero no en las letras cargadas de camioneros, cacerías de ciervos y almas vendidas al diablo. «Valley of Death» vuelve al blues hablado y confirmamos que Early lo hace de fábula, si no lo sabíamos ya. Prepárense porque la cosa se endurece y en «Oregon Geography» el vocalista se vuelve una especie de Beck paleto que recita casi al borde del rap ¡y me gusta! «Neck Tacks Cadillac» es puro funk y me lleva a los tiempos en que Neal Casal montó Hazy Malaze, mientras «Earth» recorre caminos ya transitados y puede llegar a hastiar aunque sus guitarras te hacen mantener la atención. Como la espléndida «Drive On Up» que se aleja de los sonidos más negros para acercarse a The Band sin prejuicios. Algo que se mantiene en «Heart Attack» con unas gotitas de My Morning Jacket añadidas. En «Faces Of You» vuelve el protagonismo del teclado y Early cambia ligeramente de registro para suavizar su forma de cantar en un blues arrastrado que no haría ascos en un disco de JJ Cale. Y para el final «Don’t Be a Stranger» con la acústica en primer plano, slides y el sonido más enraizado de todo el disco. Un tema con espíritu de himno. 

Fases recomendadas para escuchar el disco (o una percepción extraña de un servidor):

Fase 1: Esto suena a Beck
Fase 2: No está tan mal
Fase 3: No puedo parar de mover el pie
Fase 4: Sí, suena a Beck pero con sombrero granjero
Fase 5: Vale, igual no suena tanto a Beck.
Fase 6: Vale sí, suena a Beck pero me mola.
Fase 7: ¿Qué más da si suena Beck? Si Beck imitaba a Dylan en su fraseo.
Fase 8: ¿Qué hago apartando el sofá para bailar?
Fase 9: ¡Viva Beck y la madre que lo parió que debía ser fan de The Band!
Fase 10: ¡Brindemos por el viejo sur!

Sonando: Valley of Death de Blitzen Trapper

lunes, septiembre 23, 2013

David Broza - The Change



En 1993, David Broza, cantautor israelí con una fuerte influencia de la música de su país pero también del rock americano más springstiniano lanzaba el disco Time of Trains. Se trataba de su undécimo trabajo, el cuarto en inglés aunque esta vez la publicación se hizo también en hebreo bajo el nombre de Zemán Rakavot. Y la sexta de sus canciones era uno de esos temas sencillos tremendamente adictivo, «The Change». Cargada de simbología típicamente yanki como borrachos, prostitutas y sacerdotes en un mismo verso, autodefinido como autoestopista hacia el sur que ha vendido su alma al diablo, Broza enlaza sobre un colchón de guitarras acústicas una bonita melodía que hace sonreír cada vez que la casualidad te permite tararearla. En esa sencillez está su grandeza y aunque hay canciones mejores, a mi me gusta tener algunas de este tipo siempre cerca. Rarezas que uno tiene.

Sonando: The Change de David Broza

Fin de semana en Madrid



Espléndido, como no podía ser de otra manera, fin de semana pasado en Madrid. La cosa prometía pero ha superado todas las expectativas. Combinación de relax, fiesta, trabajo placentero y, sobre todo, amistad, mucha amistad. La cosa lo merecía, ya saben; cinco años de la Ruta Norteamericana hicieron que Raquel y yo nos plantáramos en la capital del reino mientras Twitter echaba humo con una posible abdicación del rey que no se produjo. Cerveza en la Latina con mi chica que se enlaza con vista a Escridiscos y una comida de ilustres acompañantes: el homenajeado Fernando Navarro, José Ignacio Lapido, Txetxu Altube de Los Madison, Marcela Sanmartín, la mejor programadora de este país en El Sol, mi señora y yo, para unirse poco después la gran Silvia Beltrán, socia a la par que amiga en esos que hemos llamado Producciones “a caraperro”. Tras una fantástica comida en un rincón de Madrid que no desvelaré para que siga permaneciendo en un interesado secreto, algunos se retiran a descansar y Txetxu, Fernando y yo empezamos la recta final que nos llevará al Sol. En medio pausa para asistir a la presentación de El Puño y La Letra de Don Luis Boullosa, tan interesante como histriónica. Asisten la plana mayor rutera, con excepciones y, sobre todo amigos a los que hacía mucho que no veía: Manuel Beteta, Carlos Rego (¡tu libro es la biblia joder!), Esteban Hernández, Vicente Merino (que vino de Barcelona como un servidor) y satélites al universo routier, pero no por ello menos grandes entre los que destacaban José Luís López Inchaurbe, capo de Río Rojo (¡qué bueno que viniste!)  y José Luís Carnes de Mad Note, promotor entregado a la causa e inventor del Pasaporte Americana. Además Juan Santaner (el mejor manager del país), Johnny Burning, Fino Enemigos, Willy Tornado, Adolfo Sánchez de Música Cósmica,  y un larguísimo etcétera.

La sala El Sol estaba a reventar y el motivo lo merecía. Iniciaron The Low Willows con su rock americano de cánones fijos para dejar  paso a un Íñigo Coppel trovadoresco. Ambo sirvieron de preámbulo al plato fuerte de la noche, el concierto de  Los Madison y José Ignacio Lapido que fue espléndido y cuya reseña dejo para la web de Ruta 66. Después tres horitas a los platos de un servidor que se lo pasó como un niño pequeño, a pesar de los problemas técnicos de uno de los CDs que me obligó a utilizarlo prácticamente de puente. Fin de la noche en al Wurli con Merino, Toni Castarnado, Alfred Crespo y Willy Tornado. Campana y se acabó. Resaca a la vista.

Sábado. Voz rota. Vermut en Dos de Mayo donde nos habíamos desplazado a mirar discos de segunda mano para no comprar ninguno. Boullosa y su chica, Crespo y Rego, Navarro,  Castarnado (atención a la foto de estos dos bebiendo agua, ejem) y Vicente, mi chica y yo. Risas y discusiones. Nombres. De Left Banke a Honeybus pasando por Camilo Sesto, Loquillo, Dylan, Tom Waits, Patacho o Kris Kristofferson. Luego tocaba Almendro 13 y sus célebres huevos rotos para acabar con un pacharán en la zona de Ópera. Por la noche concierto de Jaime Anglada que acabó con el menda y los Madison en pleno suidos al escenario, o mejor dicho sentados en el suelo, para cantar «Volver a Ser Un Niño» de los Secretos. Y el domingo pasta de La Mallorquina para desayunar, AVE y fin de fiesta ya con June en plaza Catalunya berreando el «Start Me Up» junto a The Smoking Stones. Para aburrirse, vamos.

Sonando: Nunca Tendremos Graceland de Jaime Anglada

jueves, septiembre 19, 2013

Nunca revientan en las calles de Madrid



Eso decía mi amigo Quique González hace unos años. Pues nosotros vamos a intentar que lo hagan este fin de semana. Que nos vamos pa’ Madrid a participar en la celebración de la Ruta Norteamericana del ya apodado Rock’n’blogger star, Fernando Navarro (el tipo de la foto). Ya se ha anunciado por aquí pero no está de más recordarlo. Mañana en la sala el Sol estaremos dándolo todo. Lapido, Los Madison, Íñigo Coppel y The Low Willows en el escenario y un servidor a los platos. Famoseos, copas, y mucha música americana que es de lo que se trata. Antes, nuestra 66rpm Edicions presentará en FNAC Callao El Puño y La Letra, último pasito hacia la eternidad de esas inciativas pasionales que tanto merecen la pena. Luis Boullosa nos hablará de su libro, como Umbral. Ah, y sí, me he enterado que hay Feria de Discos en Madrid este fin de semana, aunque yo igual seguro que hago la mía propia en Escridiscos (¡espérame Inés!) y Radio City.
Búsquenme por las calles de Madrid, estaré con una preciosa chica morena que pasa por ser mi mujer.

Sonando: Calles de Madrid de Quique González

miércoles, septiembre 18, 2013

Stephen Kellogg, en la tierra de Charles Dickens



Se me hace curioso lo de Stephen Kellogg. Ya sea en solitario o con sus habituales Sixers su carrera nunca acaba de despegar. Y eso que a mi sus discos me parecen más que notables, pero debo ser el único. Y con su último trabajo, Blunderstone Rockery (lugar en el que vivía David Copperfield, personaje de Charles Dickens), no se va a producir ninguna excepción. Leo las reseñas de diversos medios y el que más puntuación le da le otorga un 5.9 sobre 10 y sólo la revista Americana.Uk se atreve a darle un también discreto 7. Lo siento pero no puedo evitar sorprenderme.

Desde sus inicios con el prometedor Invest in Us allá por 1994, Kellogg ha seguido fiel a un estilo que a otros les funciona de maravilla: el de cantautor con toques folkies y algo del rock americano de los 80 cargado de buenas canciones. Y es que por ejemplo South of Stephen publicado en el año 2000 a mi me parece una maravilla.

En su nuevo disco Stephen repite la fórmula, demostrando que es tipo de ideas fijas porque cualquier otro, ante el éxito obtenido, la hubiera cambiado. Pero es que si eres capaz de componer temas como el fantástico waltz que es «The Best» ¿para qué cambiar? Leo por ahí que sus canciones son inofensivas, meras anécdotas y se me cae el alma a los pies. ¿Es «Men & Women» una anécdota? ¿ Y no es «Thanksgiving» una alegoría de 10 minutos al alcance de muy pocos? ¿«Forgive Me Forgive You» no la podría haber firmado el mismísimo Tom Petty? ¿Y «The Brain Is A Beautiful Thing» Bob Dylan? ¿No está la hernecia de los Whiskeyton en «Crosses». Está claro que no es su mejor disco pero esas virulentas críticas creo que se alejan demasiado de la realidad y me parecen a todas luces exageradas.

Sonando: Men & Women de Stephen Kellogg

lunes, septiembre 16, 2013

Con retraso pero a tiempo: las revistas de septiembre



Cuando ya nos hemos comido medio mes llega el habitual repaso a mis colaboraciones en los diferentes medios. Como es normal, estas se han reducido porque servidor ha decidido aprovechar bien sus vacaciones y desconectar de todo, así que solo se puede hablar de lo que entregué antes del mes vacacional. En Mondosonoro se puede leer una entrevista con Xavi Moyano en la Edición Catalunya (a quien le interese puede leerla en la web de la revista) y mi reseña sobre el nuevo, homónimo y añado fantástico disco de Pokey LaFarge. Por lo que respecta a Ruta 66, detrás de uno de esos montajes d eportada tan feos que sólo podemos hacer nosotros se encuentra una entrevista a dos páginas con el gran Slaid Cleaves, un Meeting Point a mi amigo Mario Cobo, críticas a las pelíclas Lomax: The Songhunter y A Band Called Death, y a los libros 1280 Almas (ilustrado) de Jim Thompson, El Combate de Norman Mailer y Esquinas de Pepe Pereza. Finalmente y para no perder la costumbre, unos cuantos discos reseñados: Watermelon Slim, Eddie Spaghetti y destacado el de Eugene Hideaway Bridges. En la web rutera apenas un par de reseñas más: Ventana Son y la ya aparecida en papel de Dale Watson. Vuestro quiosquero os agradecerá una visita.

Sonando: Lordy Lordy de Roy & The Oarsmen

viernes, septiembre 13, 2013

Diez años sin Johnny: 20 razones por las que Cash es tan grande como Elvis





El otro día leía en el Sabotage Times un artículo titulado “Las 20 razones por las que Cash es mejor que Elvis”. Me pareció gracioso pero no me gustó el enfoque que se le daba poniendo a Presley a la altura del betún. Muchos saben que mi santísima trinidad de la música norteamericana la forman Cash, Elvis y Dylan. Pensé que sería un buen artículo recopilar mis 20 razones por las que flow es tan grane como Elvis. Cierto es que en algunos casos me han salido simples comparaciones pero ahí van como forma de acabar esta semana dedicada a los diez años sin Johnny…

  • ·         Johnny Cash componía la mayoría de sus canciones. Elvis compuso muy pocas canciones a lo largo de su carrera, pero los dos destacaron como intérpretes vocales y no como instrumentistas.
  • ·         Cash supo revitalizarse y reinventarse con las American Recordings junto a Rick Rubin. Elvis lo hizo convirtiéndose en un crooner rockero en Las Vegas.
  • ·         Cash hizo del negro su seña de identidad. Elvis hizo del cuero negro, el lamé dorado y los estrambóticos trajes blancos del final de su carrera la suya.
  • ·         Elvis era tan americano que consiguió una chapa de agente federal que le otorgó Richard Nixon. Cash era tan americano que no olvidaba a presos, indios, emigrantes, etc. sin rechazar su condición de yanqui.
  • ·         Ambos tuvieron problemas con las drogas. Algo muy rockero en la época.
  • ·         Elvis era el rey del rock. Bob Dylan llamó Rey a Cash cuando este murió en un artículo para Rolling Stone.
  • ·         Eran los músicos favoritos de gente como Paul McCartney, Joe Strummer o John Lennon.
  • ·         Elvis mejoraba las versiones que hacía. Cash también.
  • ·         Ambos bailaron entre bandas esenciales de dos o tres músicos fieles. Instrumentistas inconmensurables.  Cash tenía a los Tennessee Three (Tennessee Two un tiempo) y Elvis a Rod Lane (el primero en abandonar), Scotty Moore y DJ Fontana.
  • ·         Ambos amaban el góspel y grabaron discos de ese género en exclusiva.
  • ·         Johnny tenía una forma de empezar todos los conciertos con el “Hello, I’m Johnny Cash”. Elvis la tenía de acabarlos con el “Elvis has left the building” atronando en los altavoces.
  • ·         Cash era capaz de cantarle a botas tejanas y en como limpiárselas en «Get Rhythm». Elvis hizo lo propio con sus zapatos y el «Blue Suede Shoes» de Carl Perkins.
  • ·         Johnny cantó en varias cárceles en su carrera. Uno de los grandes éxitos de Elvis fue el rock de la cárcel (“Jailhouse Rock”).
  • ·         Elvis adoraba a los músicos seminales del blues y basó en ellos su carrera: Arthur Crudup, Lonnie Johnson, Jimmie Rodgers, etc. flow hizo lo propio con los padres del country: Hank Williams, Merle Travis o Leon Payne.
  • ·         Les difícil quedarse con la versión de uno u otro al escuchar «I Forgot To Remember To Forget». Eso sí, las dos superan a la de los Beatles.
  • ·         La hija de Elvis, Lisa Marie se casó con un músico famoso: Michael Jackson. La de Cash, Rosanne, hizo lo propio con Rodney Crowell.
  • ·         Cash versionó en sus American Recordings un tema de Danzig cuyo apodo es The Evil Elvis.
  • ·         Ambos participaron en la famosa reunión del Millónde  Dólares junto a Carl Perkins y Jerry Lee Lewis.
  • ·         Johnny tiene una grabación en video fácilmente localizable en youtube en la que se convierte en un impersonator de Elvis.
  • ·         Finalmente, Elvis y Cash son la misma persona. Un día Elvis viajaba en tren y se le acercó una chica que le gritó “eres Johnny Cash”.  Elvis le siguió el juego y ella le contó lo mucho que le gustaban sus canciones, pensando que era Cash. Finalmente le preguntó si podía cantarle una canción y Presley, agravando la voz, entonó unas estrofas de «Hey Porter”. Finalmente cuando la chica le preguntó si podía firmarle un autógrafo, Elvis escribió “mis mejores deseos. Johnny Cash”.

Sonando: Hey Porter de Johnny Cash

jueves, septiembre 12, 2013

Diez años sin Johnny: la voz



Hoy es el día. Un 12 de septiembre de 2003 Johnny Cash se marchaba para siempre. No utilizaré eso de que su voz se apagaba porque es fácil "volverla a encender" con el inconmensurable legado que nos dejó.

Sean gratas las palabras de mi boca y la meditación de mi corazón delante de ti. Oh, Señor, mi roca y mi redentor. Ese es el epitafio que reza en su tumba, un texto bíblico extraído del Salmo de David, y que resume a la perfección su carrera: espiritualidad, pasión y…su voz. Cuenta Johnny en “Cash de Johnny Cash por Johnny Cash” , como dirían en High Fidelity, que siendo un crío su madre lo llevó a recibir clases de canto. En la tercera de esas clases y tras haber hecho todos los ejercicios indicados los tres días anteriores, su profesora de canto le anima a cantar lo que le apetezca sin acompañamiento. Johnny piensa unos segundos y opta por versionar a Hank Williams, uno de sus grandes ídolos. “No vuelvas a dar clases de canto nunca. No dejes que yo ni nadie cambie el modo en que cantas”. Esa fue la respuesta de aquella profesora de canto a la que hoy debemos buena parte de lo que Johnny desarrolló posteriormente. Quien sabe qué hubiera pasado si alguien hubiera intentado domar su voz. Y aunque es cierto que faltaban unos años para que Cash desarrollara su carrera como músico aquella anécdota prácticamente intranscendental para cualquiera se convirtió en una especie de mantra y un lugar al que volver cuando Johnny perdía la confianza en sus fuerzas.

Quizá por esa voz es por lo que Johnny fue elegido por la revista Rolling Stone en el puesto 21 de la lista de los mejores cantantes de todos los tiempos siendo además el primer elegido en cuanto a cantantes de country y superando a gente como Etta James, Van Morrison, Janis Joplin, Steve Winwood, Jackie Wilson, Bruce Springsteen, George Jones, Jim Morrison, Donny Hathaway, Buddy Holly, Wilson Picket o Mavis Staples.

Sonando: The Cowboy Who Started The Fight de Johnny Cash

miércoles, septiembre 11, 2013

Diez años sin Johnny: The Dylan- Cash Sessions



Cash y Dylan. Dylan y Cash. Dos monstruos de la música norteamericana con mucho en común y una admiración mutua que rozaba la idolatría. Hay quien asegura que su encuentro en el Johnny Cash Show del 1 de mayo de 1969 en el Ryman Auditorium de Nashville es uno de los momentos televisivos cumbres de la historia de la música de raíces. Cantaron juntos ese «Girl From The North Country» que abría también en forma de dúo entre ambos el Nashville Skyline de Dylan. La verdad es que la magia parece hacerse visible entre ellos y aunque Johnny aseguró que se había limitado a tocar unos cuantos acordes en Sol, el encuentro es memorable.

Pero lo de Johnny y Bob venía de lejos. No en vano Cash siempre ha asegurado que The Freewheelin’ , el álbum de Dylan de 1963 le dejó prendado desde la primera vez que lo oyó e incluso llegó a declarar que sería uno de los cinco discos que se llevaría a una isla desierta. Es pasión le llevó a iniciar una correspondencia cruzada con Dylan que culminó cuando en 1964 se conocieron en el Newport Festival. Pasaron juntos todo el festival y una noche, mientras compartían habitación, alcohol y otras sustancias junto a June Carter, Ramblin Jack Elliott o Joan Baez, Cash decidió entregarle a Dylan su guitarra Martin como muestra de su admiración. Su amistad quedaba sellada para siempre con ese presente.

Quizá por eso, cuando en 1964 Dylan empezó a ser criticado por abandonar su teórico papel de redentor de la humanidad y la política empezó a escasear en sus canciones, Johnny fue de los primeros en salir en su defensa y en una enérgica carta al director en la revista Broadside llegó a asegurar que lo que debían hacer los críticos era “callarse y dejarle cantar”.

Su correspondencia siguió adelante y sus homenajes al otro en público empezaron a hacerse realidad. Cash fue el primero en versionar a su amigo con una versión country de «It Ain’t Me Babe» tema que escogería para el homenaje al 30 aniversario de Dylan en la música en 1992. El bardo, por su parte, no dudó en hacer pruebas con canciones como «Big River», «Folsom Prison Blues» o «Baltasar» en las míticas sesiones de grabación de 1967 que acabarían convirtiéndose en The Basement Tapes. Por no hablar de la interpretación conjunta de «I Still Miss Someone» en el documental Eat The Document.

Por eso no es de extrañar que cuando Dylan, que se encontraba grabando su Nashville Skyline en Nashville entre el 13 y el 14 de febrero de 1969, se enteró de que su amigo tenía reservado el estudio de al lado decidiera invitar a su compinche a hacer unos temas juntos de los que salieron 23 temas que hoy se conocen como las Dylan-Cash Sessions. De allí salió la versión de «Girl from The North Country» que se acabaría incluyendo en el disco de Dylan, pero también versiones de  Arthur Crudup, «That’s Alright Mama», Jack Clement («Guess Things Happen That Way»), Jimmie Rodgers («Blue Yodel») o Carl Perkins («Matchbox»). Y por supuesto también tuvieron tiempo para sus propios temas: «One Too Mornings», «I Still Miss Someone», «I Walk The Line» o «Big River». Las sesiones permanecen inéditas aunque se han realizado un montón de ediciones piratas que las recogen tanto al completo como parcialmente. Así que no hay excusas para no hacerse con ellas.

La admiración mutua continuó haciéndose palpable hasta la muerte de Cash, momento en que Dylan no dudó en escribir un texto para Rolling Stone bajo el título de Cash es el Rey. Con eso está todo dicho.

Sonando: I Walk The Line de Bob Dylan & Johnny Cash