viernes, septiembre 28, 2012

Steve Earle se gana la inmortalidad


Eso suponiendo que no lo hubiera hecho ya, pero no hay duda que su nueva novela, No Saldré Vivo de Este Mundo es, sin duda, uno de sus mejores discos, si se me permite la equiparación. No voy a reseñar el libro porque lo hago para el número de octubre de Ruta 66, pero aquí va un extracto de las notas de la contraportada:

Doc Ebersole vive con el fantasma de Hank Williams. Literalmente. Y no solo porque fue uno de los últimos en verlo vivo, ni tampoco porque se rumorea que fue él quien dio a Hank Williams la dosis final de morfina que le mató.

No saldré vivo de este mundo es una espléndida novela, una balada sobre el arrepentimiento y la redención, y sobre las maneras en que podemos reinventarnos a nosotros mismos y a nuestro mundo mediante algún pequeño milagro.

«Steve Earle dota a su prosa de la misma autenticidad, espíritu poético y energía cinematográfica que proyecta en su música.» Patti Smith

Y aquí un extracto del libro, por si no les he convencido aún, en el que Doc narra lo que siente cuando ponen a Williams en una Jukebox…

-          Hay que joderse- gruñó Doc por lo bajo. Se había pasado gran parte de su vida en bares de todo el sur, y no fallaba nunca, joder. Si te pasabas el bastante tiempo sentado, siempre había algún capullo que ponía un disco de Hank Williams. Aunque llevaba casi una década muerto y enterrado bajo dos metros de tierra herrumbrosa de Alabama, el viejo Hank todavía se quedaba con las monedas y los hacía llorar. Doc examinó la sala. Había trabajadores de la construcción, operarios de almacén, soldados de Fort Sam y haraganes con pensión de invalidez. Sus edades iban desde los veintipocos hasta los setenta y tantos, pero a todos les encantaba Hank. Ya les había encantado mientras estaba vivo y ahora que estaba muerto les encantaba todavía más. Hasta a los mexicanos les encantaba aquel hijo de puta, por mucho que la mayoría no entendieran ni jota de lo que estaba cantando. Las canciones de Hank trataban de sus apuros y desventuras con un ritmo machacón al que podían bailar. Hasta el último de aquellos tipos estaba convencido de que el viejo Hank le cantaba a él de forma individual, o por lo menos de forma exclusiva a la gente como él, a las personas normales con hijos que criar y facturas que pagar, la mayoría de ellas vencidas. No tenían forma de saber que en aquel mismo momento, en la otra punta de la ciudad, en las casonas victorians de la vieja aristocracia de Olmos Park y Alamo Heights, había médicos, abogados y políticos sirviéndose whiskys con soda y poniendo a Hank a todo volumen en sus equipos de alta fidelidad. Cierto, tenían montones de Frank Sinatra y Nat King Cole en su tocadiscos de recarga automática, pero cuando estaban bebiendo, el único que les servía era Hank, y no había ni uno de ellos dispuesto a pagar ni un centavo por oír a otro cantante country que no fuera Hank.Doc no se preguntaba por qué todos insistían en hacerse aquello a sí mismos. Era consciente de lo que estaba a punto de suceder. Cuando uno de los discos de Hank se asentaba en el plato de un tocadiscos automático, hasta el retumbar inicial de la aguja en los surcos desgastados transmitía una sensación de soledad. La steel guitar llorosa era el anzuelo, pero era el ritmo el que enganchaba, y para cuando la voz de Hank aparecía crepitando en los altavoces ya era demasiado tarde. Ya no había escapatoria. (…) ¡Dios Bendito! Qué voz. Era un lamento desgarrador y desconsolado que te calaba hasta los huesos como si fuera un día frío y lluvioso. Los lamentos de un alma en pena country vaticinando la condenación inminente.

Sonando: Rocking Chair Money de Hank Williams

jueves, septiembre 27, 2012

A 45 rpm. Nikki Hill - I Got A Man


En diciembre de 2010 hablaba por aquí de Matt Hill, la penúltima esperanza del blues y hoy tengo que hacerlo de su mujer, Nikki Hill. De hecho Matt acompaña a su chica allí donde va ejerciendo de guitarrista. Los amigos de El Toro Records acaban de publicar en España la primera referencia de Nikki. Ella tenía un EP editado en los States de cuatro canciones, y ahora la pequeña compañía afincada en Calella reedita dos de sus temas, «I got a man» y « Strapped To The Beat» en un 45 rpm realmente fantástico. En directo toca junto a sus canciones propias temas de Ruth Brown, Faye Adams o Little Richard con lo cual no es difícil saber por dónde van los tiros: rock and roll y r’n’b con dosis de soul realmente espectacular. Cuando se le preguntan por sus influencias asegura que “los grandes de los 50 como Jerry Lee Lewis, Etta James, Little Richard, Lavern Baker, Sam Cooke, Otis Redding….pero también Link Waray, Ike Turner, AC/DC o Howlin Wolf. Me encantan las vocalistas religiosas como Sister Rosetta Tharpe o Mavis Staples. Adoro la música americana”. Empezó a cantar, como muchos, en un coro góspel en el colegio y rápidamente se puso a componer sus propias canciones, sobre todo a partir de casarse con Matt Hill. “Es el mejor tipo del mundo y mi mejor amigo. Es un guitarrista y un frontman increíble. Combina los sonidos de Jerry Lee con Howlin Wolf o Eddie Hinton. Es imprescindible para mí”. Ya saben, a 45 rpm.

Sonando: I Got A Man de Nikki Hill

miércoles, septiembre 26, 2012

Trapper Schoepp, más luces que sombras


Son de Milwaukee, tienen cara de pipiolos y han estado girando como teloneros de Soul Asylum. Esta podría ser una presentación rápida de Trapper Schoepp y sus sombras, entre las que se encuentra su hermano Tanner. Suenan a algo situado en un lugar indefinido entre Justin Townes Earle y Lucero. 22 añitos cuenta el chaval (curioso cuando los músicos que admiras comienzan a poder ser hijos tuyos) y hace canciones como soles. Con temas dedicados a su tierra, a los amores perdidos y hasta al Mercedez Benz de 1964 de su abuelo:

Él lo ganó en una subasta hace sólo dos meses
Parece que gastó todo lo ahorrado para pagarlo
Llevaba un sombrero de vaquero y una camisa color perla
Nos levantamos muy temprano para su trabajo habitual,
Estaba atado a esa tradición desde hace mucho tiempo

Trapper, una especie de Gram Parsons del nuevo siglo, recorre con maestría la vida cotidiana del Midwest, sin olvidar su amor por los temas más country de los Rolling Stones ¿De dónde vienen si no esa inicial «So Long» o «Tracks»? ¿No es «Cold Deck» uno de los temas country más adictivos del año? ¿No es tremendamente vacilona «Pins and Needles»?¿Y «Wednesday, My Day» no podia haber aparecido en cualquier disco de NRA en los 80? A seguirle la pista.

Sonando: Ally de Trapper Schoepp and The Shades

martes, septiembre 25, 2012

De Howlin Rain, Dream Syndicate, TCB Band y Outside The Box



Fin de semana de conciertos y, por lo tanto, de sensaciones y buen rock and roll, la mayoría de veces. Y no crean que únicamente se debe a la celebración del BAM en Barcelona, porque lo cierto es que sólo asistí a uno de esos conciertos. Simplemente es que la agenda viene bien llena y cuando se sale del verano, época en que los Festivales lo acaparan todo y el concierto en sala prácticamente desaparece, uno viene con un mono considerable.

El viernes iniciaba el menú con una ración doble, Howlin Rain y Dream Syndicate en la Plaza Real. Estos sí, dentro del BAM. Sensaciones contradictorias. Howlin Rain es una banda que me gusta. De hecho, su último disco me parece espléndido. Pero las dos veces que he visto a Ethan Miller y compañía en directo me he ido con la misma sensación de sí pero no. Algo le falta a esa puesta en escena que hace que a mí no me acabe de llegar. Parecido a lo que me sucede habitualmente con The Bottle Rockets. No suele ser habitual pero son bandas que disfruto mucho más en disco que en directo. Me tocará seguir esperando ese bolo en que Howlin Rain me vuele la cabeza. Con el sindicato del sueño no hará falta. El tiempo parece haberse detenido en Steve Wynn y sus compañeros. Verlos tocar The Days Of Wine And Roses de principio a fin, para celebrar los 30 años de uno de los grandes discos del rock americano de siempre, no tiene precio. Y menos si afrontan el concierto con las ganas y el buen hacer que demostraron el viernes pasado. Absolutamente inmensos y momento grabado a fuego en mi cabeza.

En el corazón se me grabó otra cosa: la primera actuación en España de la TCB Band, la banda de Elvis entre 1969 y 1977. Eso significaba que James Burton, pieza esencial para entender el rockabilly pisaba mi ciudad y había que estar. Una sala Apolo llena demostraba que al menos 800 personas pensaban igual que yo. La aparición de la banda en el escenario mientras sonaba «Also Sprach Zarathustra» y luego «CC Rider» fue de piel de gallina, simplemente. Todos los allí presentes dejamos volar la imaginación hacia un hipotético concierto del rey. En cuanto a Dennis Jale, encargado de dotar de voz a la banda, la verdad es que no me dijo mucho. Aunque, por suerte para el espectáculo, no intentó imitar a Elvis en cada gesto sino que se limitó a cantar sus canciones y eso, teniendo en cuenta que no íbamos a ver a un impersonator, es de agradecer.

Finalmente, el domingo, Outside The Box en el Rocksound. Una cincuentena de suertudos nos reunimos allí para ver un show de rock americano cargado de fuerza. Los de New Jersey lo tienen, os lo aseguro. Su propuesta es infinitamente más vitaminada en directo y tienen maneras de banda grande. Y eso que Jeff Cafone tiene una pinta de empollón universitario hijo de papá que no se aguanta con ella. Pero en cuanto se pone a cantar o a tocar la guitarra la cosa cambia. El Springsteen del 78 se nos apareció a todos cual virgen de Lourdes y puso a la banda, y no exagero, muy cerquita de nombres como The Gaslight Anthem o Hold Steady. Tiempo al tiempo.

Sonando: Love Is The Villain de Outside The Box

lunes, septiembre 24, 2012

Brutallity for all Festival


Vaya por delante que soy amigo de Luis Lecumberry. Ese tipo alto que suele verse en casi el 100x100 de conciertos que se hacen en Barcelona, tapando a los bajitos como un servidor, ocupando las primeras filas con su cámara y haciendo unas maravillosas fotos. Porque Luis es fotógrafo ¿qué digo fotógrafo? Luis es uno de los mejores fotógrafos de rock de este país. Y uno de los tipos más simpáticos y sinceros que corren por ahí. Detrás de su acento argentino se encuentra un trozo de pan al que, hace unos meses, la mala suerte, por llamarlo de alguna manera se cruzó en su camino. Porque Luis va a todas partes con su equipo, y semanas atrás, en un infortunado despiste se lo robaron, con lo cual le dejaron sin medio de vida. Su supervivencia dependía de aquel maletín cargado de objetivos y su cámara. Pero se recuperó, porque Luis es un luchador y, con material prestado sigue dando guerra. Con la cámara y cerrando bares.

El día 29 se celebra en el Rocksound un concierto en el que se pretende reunir la pasta para que Luis consiga un nuevo equipo con el que seguir trabajando y haciendo esas obras de arte en forma de fotografía. Por eso sus amigos iremos a la sala, encima, para ver un bolazo de rock and roll por apenas 4 duros. 6 €uros para hacer más exactos. Por esa irrisoria cantidad podremos disfrutar del country-rock cazurro de The Booty Hunters, de El Legado, de los Acid Eaters y de Evil MR. Sod, recién llegado de Alemania que promete un dúo memorable con los primeros. Les sale a un €uro y medio la banda oigan, y encima verán la sonrisa de Luis, que eso sí que no tiene precio. Por si eso fuera poco, Javi Ezquerro dejará de darnos collejas a Manel y a mí y se dedicarà a pinchar toda la noche, no descarto subirme un rato para darle un descanso. Tienen más info en http://www.facebook.com/#!/events/342107705882042/, pero les aseguro que este tipo de cosas son las que hacen que el rock and roll merezca la pena.

Sonando: Loiter Squad de The Booty Hunters

viernes, septiembre 21, 2012

James Burton y la banda de Elvis en Barcelona


Está claro que, experimentos raros al margen o visitas a alguna isla perdida en la que nos esté esperando una sorpresa, nos encontramos ante la triste imposibilidad de ver a Elvis en la actualidad. Por eso en un mundo lleno de impersonators de mayor o menor calidades un lujo de valor incalculable la posibilidad de ver a James Burton, Glen Hardin, Ronnie Tutt y Norbert Putman sobre un escenario. La mítica TCB Band (Taking Care of Businees) que era el nombre con el que los bautizó el propio Elvis estarán en la sala Apolo de Barcelona mañana 22 de septiembre acompañados por Dennis Jale a la voz. Nadie debería perdérselo.
La TCB Band estuvo con el rey del rock entre 1969 y 1977, años estos preferidos por muchos de sus fans. Sin duda, la figura de James Burton sobrevuela por encima de la del resto de sus compañeros como auténtico líder de la banda Nacido en 1939, en Lousiana, Burton fue considerado uno de los 100 mejores guitarristas de todos los tiempos en una lista confeccionada por la edición americana de la revista Rolling Stone en 2003. Acompañado siempre de su habitual Fender telecaster, la figuar de Burton es esencial no sólo para entender el nacimiento del rock and roll en los 50, sino también su evolución, al haber acompañado, además de  a Elvis, a gente como The Everly Brothers, Jerry Lee Lewis, Roy Orbison, Johnny Cash, Elvis Costello o Emmylou Harris. Y es que Burton, con sólo 14 años ya era músico residente del mítico programa de radio Lousiana Hayride.
Burton recordaba así, en una web especializada en el rey, el momento en el que trabajaron juntos por primera vez.  “Fue en Viva Las Vegas. Me llamó mi amigo Tommy Tedesco y me dijo que le gustaría que yo hiciera un trabajo de guitarrista. Tommy era un gran tío y un gran guitarrista pero prefería tocar la rítmica en lugar de la solista. Lo siguiente fue que me llamaran para hacerme el contrato. Me acerqué a MGM y toqué en la banda sonora. Fue genial. Estaba Ann Margret bailando por allí”. Eso sí, la canción preferida de Burton de todo el repertorio de Elvis no salió de aquella sesión, como declaró a Elvis Network. “Creo que es «Wonder of You». O al menos una de mis favoritas. Recuerdo a Elvis picando en la puerta de Glen Hardin y diciéndole que quería hacer aquella canción al día siguiente. Que preparara todos los arreglos. Hardin no creía poder hacerlo en tan poco tiempo. Al día siguiente estábamos grabando un número 1”.
También recuerda cómo no pudo tocar en el mítico Comeback Special y cómo acabó formando la TCB Band. “Me llamó el productor del espectáculo, Binder Steve pero yo estaba haciendo un disco con Frank Sinatra. Así que no estaba disponible. Más tarde, en 1969, Elvis me llamó. Hablamos mucho rato y me dijo que solía verme tocando con Ricky Nelson, que había seguido mi carrera mucho tiempo y que deberíamos formar una banda juntos. Cuando lo conocí era como si nos conociéramos de toda la vida. Empezamos a ensayar con el batería Richie Crux, pero lo dejó porque se le hacía muy duro. Así que llamamos a Ronnie Tutt. Así empezó todo”.  Una de las eras más importantes de la música de nuestro tiempo, “el Elvis de los 70”, empezaba como muchas de estas cosas, casi por casualidad. Ahora, la TCB Band, con Burton al frente, llega a nuestro país. Y esas oportunidades no pueden dejarse escapar.
Sonando: Burning Love de Elvis Presley

jueves, septiembre 20, 2012

Tempest, Talkin'Bob Dylan III Blues


Muchos estáis esperando mis reflexiones sobre Tempest, el último disco de Bob Dylan. Sé que llego tarde. El disco lleva casi dos semanas en las tiendas y mucho más filtrado, pero quería dejarlo respirar, disfrutarlo, analizarlo concienzudamente, oírlo una y otra vez sin la premura de tener que escribir sobre él ni dar una visión rápida de la que luego me arrepintiera. Así que voy a intentar resumir el disco con un vistazo aproximado de sus escuchas y lo que iba apuntando tras ellas.

Primera escucha. Decepción. Sí, sí, he dicho decepción, pero sigan leyendo. David Hidalgo había prometido un disco de Dylan con sonidos mexicanos. Ni rastro. Yo esperaba que el fantasma de Doug Sahm se apareciera en el disco igual que lo hizo el de Buddy Holly en Time Out of Mind, pero no. A pesar de eso, canción a canción me va calando y al final olvido mi decepción incial sólo provocada por las expectativas. Malditas expectativas.

Segunda escucha. Seguida a la anterior. «Duquesne Whisttle» es espléndida y cachonda. Eso sí, no sé ver qué parte de letra ha ecsrito Robert Hunter. Discazo, ya me he dado cuenta. Ya no me acuerdo de los mexicanos. Dylan está on fire. Eso sí «Tempest», el tema, se me hace demasiado largo.

Tercera escucha. ¿Es «Pay In Blood» un tema tan maravilloso como a mí me parece?¿No es un tema de rock americano clásico al estilo Hiatt o Zevon? ¿«Long And Wasted Years» es un tema perdido de las grabaciones de New Morning con la voz del Dylan actual?

Cuarta escucha. «Tempest», el tema one more time, sigue siendo demasiado largo «Roll On John» sube enteros como mi canción favorita del disco. A medio camino entre la sobriedad de John Wesley Harding y Time Out of Mind. Soberbia. Dicen las críticas que leo que Duquesne no encaja con el resto del disco. Yo la veo no sólo necesaria sino imprescindible.

Quinta escucha. «Tin Angel» es oscura. Tremenda. Da miedo. La imagino cantada en directo cargada de reverb como ese «Ballad of a Thin Man» de las últimas giras. Es Tim Burton en canción. Y el disco ya tiene status de clásico. Le gana por varios cuerpos a Together Though Life, se sitúa a la par de Modern Times, pero yo creo que queda algo por debajo de Time Out of Mind y de Tell Tale Signs, más que de Love & Theft.

Sexta escucha. Olvido análisis. Disfruto el disco de principio a fin. Es una clase magistral de música contemporánea con una banda perfecta, un letrista perfecto y un cantante perfecto. Sí, he dicho perfecto porque da a las canciones lo que necesitan, ni más ni menos.

Séptima escucha. «Scarlett Town» es una maravilla. Otra más. Ese inicio. Esa forma de decir “In Scarlett Town…” Buff. Temblores. «Narrow Way» se ha perdido en la autopista 61.

Octava escucha. Decidido, «Tempest», el tema, es demasiado largo y ya está. Innecesario. Y es el que baja al disco del 10. No, no es ni «Highlands» ni «Desolation Row».

Novena escucha. Si «Soon After Midnight» no es para bailarla a oscuras con mi chica me lo dicen. Vino, cena y a dejarse llevar. Elvis on my mind. Me recuerda a «One Night» del rey.

Décima escucha. Tempest no es el mejor disco de Dylan desde Blood On The Tracks. Escríbelo 100 veces. Pero Tempest es uno de los 10 mejores discos de la carrera de Dylan. Escríbelo 100 más.

Sonando: Soon After Midnight de Bob Dylan

PS: No pregunten cuantas escuchas llevo ya. No lo creerían.

miércoles, septiembre 19, 2012

Los amigos del promotor


Hoy voy a romper una lanza a favor del promotor. Y lo hago por esa creencia generalizada de que se trata de un tipo que se forra a base de vender entradas y vive en la opulencia por no hacer prácticamente nada. Puede que algunos sí, pero los pequeños desde luego que no. Yo tengo amigos que lo son y sé lo que sufren, las veces que palman dinero y la de curro que se echan a cuestas. Tengo un muy buen amigo que lo es y muchas veces pienso en lo injustamente que lo tratamos entre todos. Él busca las bandas que quiere traer. Lo hace siguiendo su olfato pero, curiosamente y aunque se juega dinero, más su olfato musical que el económico. Contacta con el grupo o el management. Cierra el bolo, ya sea comprándolo o llegando a un acuerdo. Hace la cartelería y lo publicita. Luego se va a buscar a la banda, los lleva a cenar, los aguanta (porque muchos tienen un ratito que aguantar) y a la hora del bolo se planta en la puerta a vender las entradas perdiéndose más de la mitad del concierto. Mientras, los fans deciden no acudir, la mayoría, porque encuentran caro que un concierto valga 10 o 12 €uros. Los críticos, también la mayoría, no mueven el culo porque no estaban acreditados y, si lo están, simplemente “se lo piensan”. Entonces ¿de qué nos quejamos? ¿estamos legitimados a “exigir” que vengan buenas bandas si luego no vamos a los conciertos? Ya sé que estamos en crisis, pero esta situación no es nueva y hablo de gente a la que luego ves gastándose mucho dinero en otra cosa, por ejemplo la enésima visita de Springsteen. Que me parece muy bien, pero…

El promotor es un tipo que tiene muchos amigos, pero los va perdiendo conforme deja de acreditarlos en los conciertos. Yo puedo decir con la boca bien grande y bien orgulloso que muy rara vez me acredito a un concierto, sobre todo si se trata de un evento pequeño, al que no vaya a hacer algo (entrevista, reseña…) y eso que tengo los medios. Muchos me llamarán tonto. Pero no es cuestión de abusar o acabaremos entre todos con algo que nos gusta. Creo que me he acreditado una vez a un concierto de mi amigo, sí el de arriba, el promotor. Y curiosamente me acredité yo y pagué la entrada de mi señora esposa. Sé que él me metería en todos, pero no quiero hacerlo. Y eso que voy a muchos. Prefiero que su pequeña empresa unipersonal sobreviva y me siga trayendo buenos conciertos cerquita de casa.

Y es que hagamos cuentas. La semana pasada asistía a un bolo de una banda internacional en local pequeño. La asistencia la calculo en unas 70 personas, de las cuales debieron pagar quizá 60, pongamos que la mitad con entrada anticipada y la mitad con entrada en taquilla, las primeras a 12 €uros y las siguientes a 15 €. Eso hacen un ingreso (que no beneficio) de 810 €uros. De ahí saquen el gasto en carteles (pongamos 50 €uros), la cena de la banda (como eran 5 pongamos 80 €uros), y el alquiler de la sala (tirando barato 100 €uros más). Quedan 580 €uros. De ahí tiene que salir el caché de la banda que han cruzado el Atlántico para tocar cargados de instrumentos. Viéndolos no me imagino algo que no sea unos 100 €uros por músico. Ya nos quedan sólo 80 para el amigo promotor, que lleva dos meses currando en el bolo y que ha de pagarse sus autónomos, su web, el % de paypal y demás mandangas (de manera proporcional claro, con sus otros conciertos) ¿Cómo ven al millonario? Son datos que me he inventado por lo que conozco, excepto el tema de las entradas que son reales, pero el resto no andarán muy lejos de la realidad.

Yo una vez lo intenté. Me metí en esto de montar conciertos y salí escaldado. El primero que organizamos tenía una lista de invitados de 70 nombres. Y se hacía imposible evitarlo. Me cansé de poner dinero de mi bolsillo. Decidí que era más seguro para mi economía la evidencia de que lo pusiera otro pero mientras pueda ayudarlo lo haré. El día que las cosas cambien, ya les diré. Y no caigan en el argumento fácil de que me debe sobrar el dinero. Casi siempre es cuestión de prioridades. Y me cuesta creer que en dos estadios olímpicos llenos para ver a Bruce Springsteen no haya gente para llenar una sala de 150 personas para ver a Will Hoge, US Rails o Lydia Loveless.

Sonando: So It Goes de Nick Lowe

martes, septiembre 18, 2012

ZZ Top ¡y que viva la barba!


¡Cómo me ha gustado La Futura! El decimoquinto disco de los barbudos ZZ Top se ha colado directo a mi lista de lo mejor del año, sin duda. Muy superior, en mi opinión, a Mescalero, su antecesor, aunque de eso hace ya nueve años. Otro barbudo, Rick Rubin, se encarga de la producción y se nota el cambio. Y eso que el disco empieza inseguro, pero a partir del cuarto tema la cosa arranca de una manera increíble. Temas como «Heartache in Blue», «Fying High» o «It’s So Easy Mañana» están ya entre sus clásicos. Eso sí, me quedo con la soberbia «I Don’t Wanna Lose, Lose, You». Vaya temazo. Billy Gibbons dice de ella que antes de componer el solo estaba escuchando a Keith Richards y la versión de «Crackin» que los Stones hacían de Bo Didley. “La versión de los Stones es grande. Keith dijo de ella que era un accidente feliz. Una de esas cosas que pasan cada 40 años. A mí me ha sucedido eso con dos canciones suyas. Una con el «Start Me Up» de los Stones y otra con el «Take It So Hard Man» de Keith en solitario. Ese hombre es fascinante. Así que Keith inspiró ese solo en esa canción”. Casi nada.

Paralelament casi se ha anunciado la publicación de un recopilatorio de The Moving Sidewalks, la primera banda que tuvo Billy Gibbons antes de los ZZ Top y que se movían en el terreno del blues tejano psicodélico. El artefacto reúne todo lo grabado por la banda incluyendo Flash, su único LP, singles no incluídos en el disco y temas inéditos. A rascarse el bolsillo.

Sonando: 99th Floor de The Moving Sidewalks

lunes, septiembre 17, 2012

Tom Gillam canta con sus amigos


No me defraudaron. Todo lo contrario. Quizá mi posición nada exaltada hacia sus discos y mi predisposición colaboró al hecho de que el concierto me gustara, y mucho. Los US Rails realizaron el jueves pasado un muy buen show en la Sala Rocksound. A esa impresión ayudó el hecho de que no me considero de la facción crítica con sus acercamientos a postulados Eagles, como sucede con una parte de la gente que ha oído sus álbums. Todo lo contrario. A mí los Eagles siempre me parecieron una buena banda que hicieron unos primeros muy buenos discos cargados de country-rock. Podríamos decir que los US Rails son los Eagles del s.XXI. Mucho más crudos en directo, no pudieron evitar dejar en mí la sensación de que los temas de su primer disco son mejores que los del más reciente Southern Cannons y, sobre todo, que su propuesta gana muchísimos enteros en directo. Suenan compactos y eficientes. Tienen el empaque (que esperaba) del músico veterano. El que se ha curtido en los escenarios y sabe que tienen algo bueno que ofrecer. Sus voces suenan perfectas. Cada uno con su timbre y su personalidad, y aunque todos cantan de manera excelente, no puedo evitar quedarme con la de Tom Gillam. Puede que la más ruda, pero también la más cargada de personalidad.

Y eso me lleva de cabeza a Never Look Back, quizá mi favorito de su carrera en solitario. El disco con más enjundia de todos los que he oído firmados con su nombre. Cargado de buenas canciones que se mueven entre el country-rock marca de la casa de «Devil In My Heart» y el country-blues de «Where IS Bobby Gentry?». Temas compuestos todos por Gillan excepto una excepción de la que se encarga Craig Simon que construyen un disco robusto lleno de buenos momentos. Data de 2007 pero la gira de US Rails por nuestro país ha vuelto a ponerlo encima de la pila de discos de mi casa.

Sonando: Devil In My Heart de Tom Gillam

viernes, septiembre 14, 2012

Who the fuck is Robbie Fulks?


Escena reciente. Tarde-noche en una prestigiosa tienda de discos barcelonesa. CDs saldados a un €uro cada uno. Previa al concierto de Luis Auserón. Visita con un rutero y bloggero de postín. Pilas de discos para rebuscar y encontrar joyas de John Hiatt, Dave Davies y Old 97’s entre discos de la Tuna y los Payasos de la Tele. De pronto aparece de la nada otro rutero, poeta para más señas. Andaba encerrado en el almacén rebuscando entre los discos todavía no puestos a la venta. Entre los tres seguimos la búsqueda, sabiendo que cada uno desempeña su particular papel de Atila. Por la estantería que pasa no vuelve a salir la hierba. Aunque muchos están repetidos y esos nos permite que nos recomendemos discos unos a otros. Todos menos uno. Cae en mis manos The Very Best of Robbie Fulks. Un disco que, a pesar de su título, no es un grandes éxitos, sino uno de los mejores trabajos del de Pennsylvania. Al poeta se le salen los ojos, pero yo no lo suelto. Nuestro tercer compañero nos mira curioso. Empezamos un juego de reventa. Yo le ofrezco dejárselo si me quintuplica el precio. Sé que él no va a aceptar y yo no quiero que acepte. De pronto pienso si esto le pasará a mucha gente. Incluso los dependientes nos miran curiosos. Tres freaks que todavía disfrutan buscando discos en cubetas. Rara avis. Preguntando cuando encontramos uno si les queda otro en el almacén para nuestros compañeros. Todos con los adjetivos “buenísimo”, “brutal” o “muy grande” acompañando a nuestras descripciones. Y uno de nosotros afirma “joder, si todos los discos fueran tan buenos como decimos esto sería la leche”. Cuánta razón tiene. Viejos románticos. Y orgullosos, sobre todo al salir cargados de discos por 7 u 8 €uros. El de Robbie Fulks se viene conmigo, por supuesto. Y ahora suena la increíble «May The Best Man Win» en mi equipo. Gran tema y gran disco de uno de esos grandes desconocidos que va a disco cada dos años ¡y lleva 11! Entonces vuelvo a pensar en qué debía pensar la gente que nos viera discutir todavía por la calle si supiera lo que estábamos haciendo. Probablemente se hubieran limitado a un “¿quién coño es Robbie Fulks?

Sonando: Parallel Bars de Robbie Fulks

jueves, septiembre 13, 2012

US Rails, americana low cost


Esta noche me planto en el Rocksound para ver a los US Rails. Ya va tocando un buen concierto de rock americano para dejar atrás esa época tan poco “conciertil” como es el verano. Los Rails son el punto de partida de unas semanas en las que pienso hincharme a bolos: Dream Syndicate, Howlin Rain, Outside The Box, Nashville Pussy, Jeff Hershey…A ver si voy a la mitad de los que me propongo. Con eso sería suficiente.

Los US Rails pasan por ser una súper banda de música americana, al menos eso es lo que reza su nota de prensa. No en vano son los herederos de los míticos 4 Way Street. Veremos si confirman en directo lo que ofrecen en disco y, sobre todo, si le dan algo más de empaque a su propuesta, quizá algo de lo que Southern Cannons, su último trabajo adolece. Fernando Navarro decía en su Ruta Norteamericana que “suenan cercanos y sinceros, sin inventar nada nuevo ni buscarle tres pies al gato. Suenan como esa banda que estás esperando que te alegre una noche solitaria”. Las referencias con Poco, los Jayhawks o Crosby, Stills, Nash & Ypung en cabeza tampoco están mal. No sé por qué pero tengo un buen presagio para este concierto. A ver si se cumplen las expectativas.

Sonando: You’re My Home de US Rails

miércoles, septiembre 12, 2012

Willie Wright, mantenme el secreto

Algunos tienen la tendencia a pensar que en el Greenwich Village de principios de los 60 sólo podían encontrarse cantautores con ánimos de cambiar la sociedad acompañados de sus guitarras y con una armónica colgada del cuello. Pero la cosa iba mucho más allá. Tipos como Willie Wright, miembro de una banda de doo-wop primero y luego líder del Willie Wright Trio, compartían escenario sin problemas con Ramblin Jack Elliott, Phil Ochs o Dave Van Ronk. Pero Wright fue un tipo sin suerte, y su mezcla de country y soul no tuvo el mismo éxito que las reivindicativas canciones de gente como Richie Havens o el mismísimo Bob Dylan.

Su carrera, desde entonces, ha transcurrido con más pena que gloria, anclado, no ya en un segundo plano sino casi en un tercero totalmente injustificado por su calidad, en un camino similar al de su contemporáneo Ted Hawkins. Todo empeoró cuando le fue diagnosticado un Parkinson fulgurante que le llevó a retirarse en el año 2002. Llevaba sin grabar un disco desde 1978, pero seguía actuando en directo puntualmente. Por eso la edición de este This Is Not A Dream (irónico título relacionado con su situación) es una excelente noticia que mejora una vez escuchado el disco. Resgistrado en los Baja Studios el año pasado, Wright se hace acompañar de un montón de amigos para grabar una serie hermosísima de canciones. El viejo Willie vuelve a situarse entre el folk, el country, el soul y el blues, como se anuncia al inicio del álbum, para facturar una serie de canciones con una sensibilidad apabullante. Con una muy buen banda de apoyo, el viejo músico transmite, comunica. Endulza las melodías con unas cucharillas justas de terciopelo que sí, que desde luego te transportan a terrenos en los que necesitas que alguien te convenza de que esto no es un sueño.

Reseña para la web de Ruta 66 del disco This Is Not A Dream de Willie Wright 

Sonando: Jimmie Lee de Willie Wright

martes, septiembre 11, 2012

Lo tenemos crudo: venceréis pero no convenceréis

Y es que es cuanto menos preocupante la caza de brujas que se ha llevado a cabo en Radio 3. Hace tiempo que sus programas se mostraban como una especia de último bastión para la música de verdad. La que huye de las radiofórmulas (con excepciones) y se centra sólo en la opinión de los presentadores y directores de sus programas. Una de las pocas oportunidades de "intimar" con el radiofonista, de sentirte parte de su programa. Enfadándote cuando pone cosas que no te gustan. Creyendo que es una especie de Sancta Sanctorum cuando, por el contrario, acierta con tus gustos. Y, directamente, pensando que es Dios cuando te descubre ese grupo o solista que se te había escapado y que entra directo al rincón que guardas en tu corazón para tus favoritos. Y no hacía falta que te gustara toda su programación. Había de todo y para todos. Pero...

Hace unos días hablaba del excelente libro de Xavier Valiño dedicado a la censura en tiempos franquistas, por cierto, con apartados dedicados a la radio. Cuando eso parecía superado, los hechos parecen indicarnos lo contrario. Carne Cruda, uno de los programas con más personalidad de la parrilla, dirigido y presentado por Javier Gallego, recibía hace unos días las noticias de un final inminente. Sin ni siquiera dejar que se despidiera de los oyentes, porque todo sucedió en pleno mes de agosto cuando el programa era grabado. Como firme defensor de la radio y de la libertad de expresión me veo obligado a denunciar este tipo de cosas, muestro mi total apoyo a Javier y doy publicidad a la carta en la que él mismo transmite su opinión. Todos crudos.

Queridérrimos oyentes,

Lamento muchísimo tener que comunicaros que la nueva dirección de Radio 3 y de RNE me acaba de despedir y ha levantado el programa "Carne Cruda" de su parrilla de emisión. Se cumplen desgraciadamente los temores que muchos me habíais manifestado y que yo había desestimado pues creí en la palabra del recién nombrado director de la emisora, Tomás Fernando Flores, que aseguró hace un mes que el programa continuaría la próxima temporada. A la manera del presidente del Gobierno, el nuevo responsable de Radio 3 responde lamentablemente al dicho "Donde dijo digo, digo Diego" aunque en su caso sería más apropiado decir "Donde dije digo, digo Tomás Fernando". Así, cuando fue nombrado director se comprometió conmigo a mantenerme en antena y a solo dos días de terminar el curso (y con todas las programaciones de radio cerradas, por cierto), me echa sin darme ni siquiera la oportunidad de despedirme en antena de vosotros, pues los programas de final del verano son grabados. Por eso lo hago desde aquí. Me pueden quitar el micrófono pero no la palabra. Y mucho menos, quienes no cumplen la suya.

La nueva dirección de la emisora, formada por Tomás Fernando y su segundo, Benito Pinilla, ha alegado motivos económicos para justificar mi cese y la retirada del programa. Por esa misma razón, hace un mes acepté una rebaja del 20% de mi sueldo y de la retribución del resto de colaboradores del programa, condición que hemos tenido que asumir todos los trabajadores externos de la casa para continuar en antena. Se supone que así cuadrábamos el exiguo presupuesto de la emisora. Pero ahora el equipo directivo dice haber encontrado inesperadamente un nuevo agujero presupuestario mayor del que creía y culpa a la anterior dirección de no haberle dejado las cuentas a su disposición. Solo le faltó a Tomás Fernando decirme que la culpa es de la "herencia recibida", por utilizar la terminología oficial del partido. La culpa es de la herencia y el culpable es Carne Cruda, por lo visto, pues es el único programa diario que va a ser suprimido de la parrilla, a pesar de haber doblado la "audiencia recibida" y de ser el espacio más seguido en Facebook de todo Radio Nacional. Pero no nos echaremos flores nosotros. Para echarnos ya esta Flores. Sí, nos ha echado Flores. Pero llenas de espinas.

Dice que nos echa porque el programa sale muy caro. No tengo ningún problema en publicar mi sueldo de autónomo, sin pagas extras ni derecho a vacaciones. Cobro alrededor de 1.400 euros mensuales limpios después de pagar Seguridad Social, IRPF, el impuesto de sociedades y el resto de gastos de la empresa que tuve que constituir por exigencia de Radio Nacional, que trata así de evitar una relación directa con la persona física. Muchos de los colaboradores contribuyen desinteresadamente al programa y tres cobran una cantidad simbólica de 50 euros por colaboración después de haber trabajado gratis las dos primeras temporadas. El resto del equipo son contratados de RNE cuyos contratos siguen vigentes. Además, tras la noticia del despido, yo he ofrecido a Tomás Fernando Flores la posibilidad de negociar, lo que a él no parece habérsele ocurrido como solución. Me ha prometido consultarlo y llamarme. No lo ha hecho. No he vuelto a tener noticias suyas. Ni las puedo esperar de quien ya ha demostrado que no cumple lo que promete.

Por todas estas razones y por la forma poco verosímil en que me justificó su decisión, no pude creer a Tomás Fernando cuando se apresuró a decirme al cesarme que no era por motivos políticos, aunque yo ni siquiera los había sugerido. 'Excusatio non petita, acusatio manifesta' que decían los latinos, es decir, dime de qué te excusas y te diré de qué te acuso. Yo acuso a la nueva dirección de Radio 3 de haberme engañado dos veces: cuando me dijo que seguiría y cuando me dice que no hay motivos ideológicos para que no continúe. Fui un ingenuo al creerle la primera vez. No seré tan idiota de creerle una segunda.

Su discurso y maneras se parecen tanto a las del actual Gobierno que cualquiera diría que el Gobierno está detrás. No voy a ser tan mal pensado. No está detrás. Está delante porque ni siquiera se molesta en ocultarlo. No han ocultado que les estorbaban periodistas que pueden ponerles en tela de juicio, como Ana Pastor, Toni Garrido o Juan Ramón Lucas, a los que han despedido cuando mas éxito tenían sus respectivos programas. Para ellos, mi respeto y admiración porque han caído por una causa digna y que los periodistas debemos dignificar: hacer periodismo. Lo dije cuando el Gobierno decidió tomar el control de la radio televisión pública gracias a su mayoria absoluta: veenceréis pero no convenceréis, como afirmó Unamuno. Hoy pienso que me equivoqué: ni vencen ni convencen. Convence el que tiene razones y ellos han demostrado que solo saben responder a los argumentos del contrario con la fuerza. Y no vencen porque cada decisión que toman les hace perder el escaso crédito que tienen entre gran parte de la ciudadanía, incluidos algunos de sus votantes.

Yo sí que siento que he ganado muchísimo en estos tres años fabulosos de radio. He ganado a la audiencia más viva, inquieta, exigente, combativa y bulliciosa que un programa puede desear, incluidos algunos críticos feroces que siempre conviene tener para la sana confrontación de opiniones. He ganado la posibilidad de hacer radio en libertad y el privilegio de compartirlo con un equipo esforzado y talentoso que se ha dejado la piel en las ondas. Ha sido un placer inconmensurable y un privilegio compartir con ellos y con vosotros tantas experiencias radiofónicas y periodísticas estimulantes y emotivas, tantas horas de discusión, ideas, lucha, indignación y pensamiento crítico. Ha sido una satisfacción aprender de los muchos errores y tener la oportunidad de enmendarlos y tratar de mejorarnos a cada paso. Os doy mi palabra de que lo hemos hecho lo mejor que hemos sabido. A los que dirán que tengo lo que me merezco, solo puedo darles la razón. De hecho, este programa y su audiencia es mucho mas de lo que esperaba como recompensa. Por eso sigo contento en este momento triste. Puede que me hayan quitado el programa y el trabajo pero ya no me pueden quitar lo radiado.

Sé que solo soy uno de tantos que pierde su empleo en estos días amargos. Sé que solo soy uno de tantos periodistas que pierde su trabajo en este país precario. Y sé que Radio 3 seguirá siendo una grandísima emisora sin el programa pues cuenta con una plantilla con mucho talento que hace un enorme trabajo con muy pocos medios. Lo que quiero decir es que yo soy uno más. Pero aparte de mi pena personal y de la que sentiréis muchos por la pérdida de Carne Cruda, creo que hay algo más importante que todos tenemos que defender. Parafraseando mi adorada película "Amanece que no es poco", todos somos contingentes pero la radiotelevisión pública es necesaria. Es necesario un medio de comunicación público, independiente y crítico que sirva a los ciudadanos para controlar a este Poder. Y es más necesario que nunca cuando el Poder trata de gobernar a golpe de decreto y tijeretazo, sin control por parte del ciudadano y tratando de controlar hasta los pensamientos que éste tiene. Hay compañeros en Radio Nacional que tratan de salvaguardar su dignidad profesional y un periodismo decente en estos tiempos oscuros de purgas, censuras y consignas informativas que ya se están imponiendo en Radio Nacional. Les deseo suerte, fuerza y, sobre todo, valor. Valor es lo que más necesitamos en estos tiempos.

Yo creo haber luchado por la radio pública desde dentro. Ahora me toca hacerlo desde fuera. Cuento con vosotros. Que la radio nos acompañe.

Sonando: Kill the DJ de Green Day

lunes, septiembre 10, 2012

Johnny Cash, verdad y alma



Mucho se ha hablado de las Bootlegs de Bob Dylan y demasiado poco de las de Johnny Cash, cuando estas últimas tienen, cuanto menos, el mismo interés que las primeras. Cada cierto tiempo, el hombre de negro parece dejar su descanso eterno para ofrecernos una nueva dosis de música de raíces en vena. El cuarto volumen de la serie recoge la etapa góspel de Cash entre finales de los 70 y principios de los 80. Una época en la que el de Arkansas apostaba por los himnos religiosos que su madre le había enseñado mientras recogían juntos algodón en su infancia. Canciones sacras cargadas de toda la espiritualidad y, por qué no, la contradicción del personaje. Temas que fueron editados en sellos menores o que, simplemente, nunca salieron de un cajón perdido en un estudio. Con jugoso libreto, como siempre, el documento no viene sino a refrendar la sagrada trilogía que marcaba la vida de Cash: Dios, patria y familia. Si todavía te estás preguntando por qué nos gusta tanto, aquí tienes 51 razones. Johnny Cash. Simplemente.

Reseña aparecida en Ruta 66 294

Sonando: I'm A Newborn Man de Johnny Cash

viernes, septiembre 07, 2012

Avett Brothers, mi niña chiquita no tiene cuna..


...su abuelo es carpintero, le va a hacer una.

El día 11 es un día a tener marcado este año en el calendario. Dylan publica el tremendo Tempest, ZZ Top hacen lo propio con el genial La Futura y los Avett Brothers no se quedan atrás con The Carpenter (los dos últimos producidos por Rick Rubin, por cierto). Precioso disco, una vez más. Dicen que más oscuro. Quizá en las letras, aunque está lleno de melodías luminosas como en la fantástica «Live And Die» de la que estoy prendado.

Aviso, este disco me ha entrado más rápido y su digestión ha sido más dulce que la del alabado I And I Love You. Me dicen que eso significa que se irá antes. Que será más superfluo. Más pasajero. A día de hoy no puedo decirlo. El tiempo pondrá a cada uno en su sitio (hablo de los discos). Lo que está claro es que Rubin ha vuelto a acertar con los vástagos de Jim Avett y sus compinches. Tienen las narices y la seguridad en sí mismos de iniciar el disco con la triste «The Carpenter, once and future». Dejando entrever que lo han vuelto a hacer, para confirmarlo rápidamente con la ya nombrada «Live And Die», juguetona en su inicio y adictiva en cuanto entra la voz ¿a quién no le puede enganchar ese puente entre la estrofa y el estribillo? ¿No dan ganas de gritar al cielo esa tonada que gira como las mejores melodías de los Jayhawks? «Winter In My Heart» le da el relevo y vuelve a ser una preciosa canción ¿Me estaré volviendo blando? Me gustan las bandas que premian eso, la canción y los Avett son una de ellas. «Pretty Girl of Michigan» es un mediotiempo arrastrado emotivo con esas paradas casi imperceptibles marca de la casa. La música parece detenerse para arrancar con más fuerza. Me recuerda a canciones como «Hamster in a Cage» de Harlan T. Bobo. «I Never Knew You» sigue jugando con los sentimientos en su letra pero se presenta más acelerada marcada por un piano y un juego de voz principal-respuesta magnífico. Mientras, los coros tras el estribillo remiten a las mejores bandas vocales del country-rock. «February Seven» es triste pero, de nuevo, bella. Respira algo que se repite en todo el álbum: la dura lucha que afecta a Bob Crawford, bajista de la banda con una hija de dos años que padece un tumor cerebral. Esa belleza pétrea se repite en la melancólica «Through My Prayers». En cambio «Down With The Shine» regresa, al menos en lo musical, a algo más esperanzador, eso sí, sin perder un toque melancólico que le sienta muy bien. «A Father’s First Spring» parece un canto directo a la hija de Crawford con una melodía que evoca ligeramente al «To Ramona» de Bob Dylan. Con «Geraldine» vuelve el rock y la canción directa, mientras «Paul Newman Vs The Demons» es el tema que evita, quizá, que estemos ante un disco de 10. No porque sea una mala canción, sino porque desentona demasiado entre el resto de la colección. Demasiado alternativa. Demasiado cruda. Algo fuera de lugar. «Life», en cambio, es el final perfecto con su dulzura acústica.

Conclusión, siguen frescos, siguen inspirados y me alegraré mucho cuando vuelva a verlos en lo alto de las listas. Pocos lo consiguen con tanta honestidad.

Sonando: Live And Die de The Avett Brothers

jueves, septiembre 06, 2012

Luis Auserón, tan cerca y tan lejos


Como os decía ayer, en el Ruta de septiembre aparece mi reseña del último disco de Luis Auserón, Lejos, y ahora ya está disponible en la web routier (www.ruta66.es) la charla que tuve con él y con Fernando Macaya, auténtica mano derecha del proyecto. "Mac" precisamente me decía que "leyendo los textos de Luis tuve claro que la música debía estar detrás de la voz. Se tenía que escuchar el mensaje y lo que cuenta. Sólo había que darle colores, montar un paisaje alrededor de la letra”. Chapeau. Excelente manera de enfrentarse a los textos de otro. De mi reseña y como definición o pista sobre el disco me quedo con estas frases: “Un disco de nuestro tiempo. De nuestros días. Crónicas de la desesperanza envueltas en papel de seda”. La semana que viene Luis y Mac se acercarán a Barcelona para presentar el disco. Porque como dice Auserón, “hemos pasado dos años trabajando y ahora hay que tocarlo. Sabemos que la cosa está jodida pero hay que salir a defenderlo. Vamos a tocar todo lo que podamos” .Ya saben.

Sonando: Lejos de Luis Auserón

miércoles, septiembre 05, 2012

Por fin, las revistas de septiembre


Mientras escucho La Tempestad, una y otra vez, hojeo las dos revistas en las que tengo el honor e escribir hace años. Números de septiembre. Esos que se cogen con ganas después de un mes de agosto sin la dosis habitual ¿Qué queréis que os diga? A mí no me hace falta desengancharme. Necesito leer obre música, casi tanto como escucharla, fijaos lo que os digo. Pones parches, con la Rolling Stone, con la Uncut…Pero una tiene más de moda que de música y la otra me provoca la incomodidad de estar en inglés. Quiera o no, no es mi lengua ni se le acerca. Así que cojo el Mondo con ganas. Es la primera que me llega. Me entretengo y mucho en la sección de discos a la que aporto revisiones de The Bröntes, Ty Segall y Los Brioles. En cuanto a entrevistas aporto una con los interesantísimos Partido, para hablar de su discazo de folk. Tras la dosis de ego repaso las entrevistas con Two Door Cinema o Band of Horses. Al día siguiente el Ruta está en mi buzón. Yo sigo con La Tempestad. The Cramps en portada. No hay artículos largos míos pero sí interesantes charlas con Steve Wynn y Dan Stuart o con Calexico. Mi amigo Joe “Chinaski” Traveller ocupa media merecidísima página con su primer disco en solitario. También Howlin Rain, Javier Escovedo que asegura pasar del concepto méjico-americano, Band of Horses, Van Dyke Parks…Yo me enfrasco en reseñar algunos discos dejando por las nubes, el lugar que se merece, el de Luis Auserón, en el notable a Oscar Avendaño y en el casi suspenso a Glenn Frey. Hablo sobre el libro de la exposición de Dylan en París, sobre su concierto en Cap-Roig y sobre Facing Ali, documental interesantísimo sobre Muhammad Ali. Si son de los míos ya estarán corriendo hacia el kiosco.

Sonando: Pay In Blood de Bob Dylan

martes, septiembre 04, 2012

El Veneno de Valiño


En la celebración de Sant Jordi de este año le pedí a Rakel que en lugar de regalarme dos o tres libros, como hacía cada año, concentrara sus esfuerzos en hacerse con uno en concreto, Veneno en dosis camufladas. La censura en los discos de pop-rock durante el franquismo del amigo Xavier Valiño. Una majestuosa obra. Cara, a priori. Hasta que lees lo que contiene y se convierte en barata. Diez años de trabajo que empezaron como una tesis doctoral para acabar dando forma a un trabajo inconmensurable. Inalcanzable para algunos como yo, absolutamente incapaz de ese nivel de análisis y precisión. Y lo mejor de todo es que Valiño ha conseguido hacer una obra amena, que se lee con rapidez a pesar de contener buenas dosis de documentación y hasta legislación. Desde el 23 de abril estaba aparcado como pendiente para mí. He ido hojeándolo todo este tiempo hasta que este verano me he puesto manos a la obra y me he sorprendido devorándolo. Porque el libro es un tesoro. Un auténtico tesoro que tendría que estudiarse en la Facultad de Historia de cualquier Universidad que se precie.

Valiño analiza la censura desde diferentes puntos de vista para acabar concentrado en su objetivo, los discos de rock. En estos se detiene en los motivos de la censura, en el por qué y en el cómo. Identifica las canciones o las portadas de los discos y, en este caso, añade gráficamente las dos versiones, la internacional y la censurada haciendo del libro algo divertido y que atrapa al lector. No les desvelaré lo que dice pero hay momentos realmente hilarantes que no es que rozan el absurdo, sino que lo sobrepasan. Valiño ha rebuscado en archivos y bibliotecas. Ha llegado incluso a hablar con uno de los encargados de la censura en los discos y localizó a los otros 3, ya fallecidos o sin ganas de hablar. Porque sí. Todo el trabajo de censurar discos lo hacían cuatro personas llamadas “lectores” que convertían la censura musical en un complemento de su trabajo original: censurar libros. Háganme caso. Quedarán atrapados al instante. Porque Valiño lo ha conseguido y no era fácil. El primer día destripé 180 páginas de un tirón y paré de leer porque tenía remordimientos al mirar el reloj y pensar que al día siguiente había que levantarse temprano. Búsquenlo. Un trabajo único, no sólo aquí, sino en el mundo.

Sonando: Poison Cup de M.Ward

lunes, septiembre 03, 2012

Edward Sharpe y sus Zeros, hippismo contemporáneo


Vuelta a las andadas. Rutina. Aparentemente se trata de eso, pero hay que buscar aquellas cosas que logran romper con ella. Música, cine, literatura…Sin duda son buenas herramientas para ese objetivo. Para empezar la temporada recomendaré uno de esos discos que ha estado conmigo todo el verano. Here de Edward Sharpe & The Magnetic Zeros.  Se trata de la continuación de Up For Bellow, el disco con el que nos sorprendían en aquel ya lejano 2009. Ahora , con una portada digna del peor disco de música electrónica, nos encontramos con un trabajo de folk fresco, ideal para estos días de final del verano. Melodías tarareables, tonadas sencillas, ritmos simples…Una amalgama de sonidos hippies que suenan tremendamente actuales y canciones como «Man On Fire», la preciosa «Child» o el single «That’s What’s Up» como puntas de lanza. No dejen de pincharlo en atardeceres lisérgicos. Lo agradecerán.

Sonando: Child de Edward Sharpe & The Magnetic Zeros.